Capítulo 18

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—Vaya, asique nos separaron.

Tojuro camino por aquel pasillo, teniendo sus brazos cruzados y guardia alta, en caso de un ataque por la espalda. Siguio su camino hasta encontrar una puerta, que abrio sin dudar, esperando que haya una salidad, en cambio, había una pequeña habitación oscura al otro lado de la puerta con una cómoda y una maceta frente a ella, así como un cuadro colgado en la pared encima.

El pilar siguio su camino, probando varias otras puertas a las que podía llegar, abriéndolas con la mano para ver si conducían al exterior, solo para que cada una condujera a otra parte de la casa una y otra vez.

—Es como un laberinto —Se dijo asi mismo —Espero que a Tanjiro le vaya mejor que yo.


[.....]


—Si no hubiera sido... si no hubiera sido por su intromisión... —gruñó el demonio, rechinando sus afilados dientes.

¿Su intromisión...? ¿Podría estar hablando de los otros demonios que estoy captando... —Pensó Tanjirō, sin quitar los ojos del demonio

Tanjirō saco su espada de la empuñadura solo un poquito, el sonido fue lo suficientemente fuerte como para que el demonio lo escuchara, mientras adoptaba una postura amplia, listo para desenvainar su espada. Si el demonio registró que ya estaba allí, no reaccionó a su presencia y continuó inmóvil fuera de la habitación.

—¡Maldicion... maldicion! ¡Gracias a ellos, se escapó! ¡Cuando era mi presa! —divagaba sobre el demonio, gruñendo de nuevo para sí mismo —¿Por qué? ¿Por qué siguen irrumpiendo en la casa de otra persona? Es exasperante. Esa era mi presa... ¡mi propia presa!.

Sin querer seguir escuchandolo las rodillas de Tanjirō se doblaron ligeramente hacia adelante y se inclinó hacia adelante, despegandose del suelo y con cuánta potencia fue capaz de hacerlo. Tanjiro retrocedía su espada, entrecerrando los ojos al ver la línea de conexión con el cuello del demonio.

El demonio, sin siquiera mirarlo, levantó su mano derecha y golpeó el tambor tsuzumi que crecía en su hombro izquierdo, los ojos de Tanjirō se abrieron cuando toda su vista comenzó a girar y llevarlo consigo, su impulso instantáneamente cayó hacia la izquierda mientras toda la habitación comenzó a girar.

Tanjirō logro aterrizar en la pared, solo para mirar realmente alrededor de la habitación. Literalmente se había desplazado por completo a lo largo de un eje de rotación central. Las paredes se habían convertido en suelo y techo, y el suelo y el techo se habían convertido en paredes.

Los pisos de tatami ahora están en la pared... espera un minuto... la habitación no se movió... —pensó, mirando lo que solía ser el techo y viendo como las linternas no estaban hundidas ni colgadas debido a la gravedad. Estaban rectos como una flecha, todavía colgando normalmente hacia lo que debería ser el suelo —¿Rotó toda la habitación con ese tambor, o cambió nuestra posición relativa a él dentro de la habitación modificando nuestra gravedad?.

Mientras agarraba su espada, listo para intentar atacar al demonio nuevamente, el demonio apretó los dientes nuevamente mientras su propia frustración con el evento desconocido que había ocurrido antes de la llegada de Tanjirō se filtraba a la superficie nuevamente.

—¡Exasperante... exasperante! —Murmuró el demonio enojado mientras Tanjirō se levantaba del suelo para atacar al demonio una vez más.

Una vez más, antes de que pudiera alcanzar su objetivo, el demonio golpeó uno de sus tambores y volteó la habitación una vez más, Tanjirō cayó y aterrizó en el techo junto a una de las linternas. Agarró su espada con las dos manos, mirando al demonio mientras continuaba refunfuñando para sí mismo sobre su presa y los insectos que corrían enloquecidos en su casa. Antes de que Tanjirō pudiera hacer un movimiento, el demonio golpeó dos veces el tambor que crecía en su muslo izquierdo.

Luna SangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora