Capítulo 7.

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Empezar de nuevo.

Después de su rutina matutina, Yuna se sentó en el escritorio de la habitación del hotel, abriendo su notebook para revisar algunos correos.

Sin embargo, mientras sus dedos se movían ágilmente sobre el teclado, su mente divagaba. No podía dejar de pensar en el encuentro con Chloé Bourgeois la noche anterior. Recordaba claramente el rostro de Chloé cuando la encontró en el pasillo: parecía de buen humor, casi como si la estuviera recibiendo en el hotel con alegría, hasta que mencionó a Marinette.

Yuna se sentía algo culpable. No tenía la intención de alterar el estado de ánimo de Chloé, pero su mención de Marinette había provocado una reacción fuerte y negativa en ella.

Había sido evidente que la relación entre ambas jóvenes era complicada, algo que Yuna no había previsto del todo.

Dejó de teclear por un momento y se recostó en la silla, mirando fijamente la pantalla de su computadora sin realmente verla.

Pensaba en la posibilidad de haberse manejado de otra manera, tal vez evitar mencionar a Marinette o intentar cambiar el tema rápidamente. Sin embargo, sabía que no podía controlar las reacciones de los demás, solo podía ser sincera y respetuosa.

Decidió que, si volvía a encontrarse con Chloé, trataría de conocerla mejor y entender las razones de su comportamiento.

París estaba llena de personas con historias y personalidades diversas, y Yuna sentía curiosidad por descubrir más sobre cada una de ellas.

Con un suspiro, volvió a centrarse en lo que estaba haciendo. A pesar de la distracción, logró avanzar considerablemente con sus documentos. Más tarde, decidió tomar un descanso y salir a dar un paseo por la ciudad.

París tenía una manera especial de revitalizar su mente y espíritu, y sentía que necesitaba esa conexión hoy.

Mientras caminaba, su celular vibró con una nueva notificación. Era un mensaje de Marinette. Habían intercambiado números ayer.

"¡Hola, Yuna! Espero que hayas disfrutado del concierto ayer. Algunos amigos y yo estamos planeando otra reunión esta semana, y nos encantaría que vinieras. ¿Te animas?".

Yuna observó bien la invitación. A pesar de la breve tensión con Chloé, había disfrutado de la compañía de Marinette y sus amigos. Decidió aceptar.

"Hola, Marinette. Gracias por la invitación. Avísame cuándo y dónde."

Después de enviar la respuesta, continuó su paseo. Mientras caminaba, decidió que no dejaría que un encuentro incómodo afectara su perspectiva. París era un lugar de oportunidades y encuentros significativos, y estaba determinada a aprovechar cada momento.

El día transcurrió de manera agradable, y al regresar al hotel por la tarde, Yuna se sentía renovada.

El sol comenzaba a bajar en el horizonte cuando Yuna regresó de su paseo habitual por París. El aire fresco y el bullicio de la ciudad siempre la revitalizaban, pero hoy había algo que pesaba en su conciencia.

La culpa por haber arruinado la pizca de alegría que Chloé tenía al verla la noche anterior seguía latente. Decidió que quería enmendar ese pequeño desliz de alguna manera.

Mientras caminaba de regreso al hotel, pasó por una pequeña tienda de regalos. Se detuvo frente al escaparate, pensando en qué podría comprar para Chloé. Algo sencillo, pero que pudiera expresar su intención de disculparse y quizás, empezar con el pie derecho.

Entró en la tienda y recorrió los estantes, observando los diversos objetos. Finalmente, sus ojos se posaron en un pequeño osito blanco de peluche. Era adorable y tenía una expresión reconfortante.

Sabor a Miel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora