Reencuentros y sentimientos encontrados.
Yuna se despertó sobresaltada en medio de la madrugada, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La habitación estaba oscura y silenciosa, apenas iluminada por la tenue luz de la luna que se filtraba por las cortinas entreabiertas. Se sentó en la cama, pasándose una mano por el cabello desordenado, tratando de calmar la marea de pensamientos que la habían mantenido despierta.
La ansiedad se apoderaba de su mente. Sabía que su madre tenía grandes expectativas para ella una vez que empezara la universidad. Las mejores notas, la excelencia en todo lo que hiciera, eran las únicas opciones aceptables. Fallar no era una posibilidad. El deseo de complacer a su madre era tan fuerte que sentía una presión constante en el pecho, una presión que la estaba ahogando.
Pero esa noche, no era solo la ansiedad académica lo que la mantenía despierta. Su mente volvía una y otra vez al incidente con Chloé Bourgeoís. Había defendido a Marinette Dupain-Cheng cuando Chloé la había tratado mal, y aunque sabía que había hecho lo correcto, no podía evitar sentirse mal por la forma en que había tratado a Chloé, había sido fría y dura. Chloé se había enfadado y, lo que era peor, había llorado.
Yuna se levantó de la cama, incapaz de quedarse quieta. Caminó descalza por la habitación, sus pasos silenciosos sobre el suelo de mármol. Sabía que defender a Marinette era lo correcto, pero algo en su interior la hacía sentir culpable por el dolor que había causado a Chloé. Quería de alguna manera consentirla, hacerle sentir mejor, pero sabía que al hacer eso estaría cubriendo su error. Y eso no estaba bien.
Se detuvo frente a la ventana, mirando la ciudad dormida. El conflicto interno la desgarraba. Quería ser justa, quería hacer lo correcto, pero también quería que todos estuvieran bien. Suspiró profundamente, cerrando los ojos, tratando de encontrar un equilibrio en medio del caos de sus pensamientos.
¿Qué debo hacer? —murmuró para sí misma, sintiendo la soledad de la noche envolviéndola.
Sabía que no podía resolverlo todo en una sola noche, pero necesitaba tomar una decisión. La universidad, sus relaciones, su propia moralidad. Todo estaba en juego, y no podía permitirse el lujo de fallar.
Se volvió a la cama, decidida a intentar dormir un poco más. Mañana sería otro día, una nueva oportunidad para intentar encontrar ese equilibrio que tanto anhelaba. Mientras se acomodaba bajo las sábanas, una única certeza se aferró a su mente: haría todo lo posible para solucionar las cosas.
. . .
El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Yuna abrió los ojos, sintiendo el peso de una noche inquieta sobre sus párpados. La ansiedad había sido su compañera constante durante la madrugada, robándole el descanso que tanto necesitaba. Se levantó lentamente, sus movimientos medidos y casi mecánicos, y se dirigió al baño.
El vapor comenzaba a llenar el pequeño espacio mientras se duchaba, el agua caliente tratando de aliviar la tensión en sus músculos. Sin embargo, su reflejo en el espejo no mostraba ninguna mejoría. Su cabello corto y mojado caía desordenadamente sobre su frente, y sus ojos, normalmente fríos y calculadores, estaban enmarcados por ojeras profundas.
Al salir del baño, envolvió su cuerpo en una toalla y caminó hacia el armario. Su mano se deslizó automáticamente hacia uno de sus trajes blancos, el uniforme de su rutina diaria. Pero, esta vez, su mano se detuvo a medio camino, una vacilación inusual la inmovilizó. Dudó, mirando la prenda como si de repente hubiera perdido su significado.
La culpa era un sentimiento extraño para Yuna, una emoción que rara vez permitía en su vida controlada y precisa. Pero esa mañana, la culpa pesaba sobre ella. Había visto llorar a Chloé Bourgeois, y aunque sabía que la rubia había tratado mal a Marinette, la imagen de las lágrimas de Chloé se repetía en su mente, atormentándola.

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Sabor a Miel
FanficChloé Bourgeois había forjado una reputación de arrogancia y crueldad, siempre resguardada por la sombra de los privilegios que su apellido le otorgaba. Para muchos, era imposible imaginar un cambio en su corazón, endurecido por años de desdén y sup...