F de frena la sed

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Las peores cicatrices no están en el cuerpo, están en tu alma. Y la mía está llena de ellas.

Mirar su cuerpo me hace querer arrancarme los ojos, es una obra de arte. Su atractivo no hace más que aumentar y la culpa solo me carcome viva.
Lo disfrutas, no lo niegues... basta no me digas eso...te encanta, amas castigarle...no, yo no soy así, esta no soy yo..oh lo eres tu deseas que sangre, codicias su cuerpo...no, mentira, no es verdad...mientes, anhelas que se entierre entre tus piernas...ya, por favor.

—Inicia.

—F de frena la sed — no quiero mirarle pero lo hago, sobre su piel pálida están todas estas marcas, lo he golpeado hasta sangrar. Me ha agradecido y se ha venido por todo mi coño con fuerza, mientras yo estaba llorando por dentro apenas ayer.

Sus manos, me desnudan, casi con reverencia se arrodilla para besar mis pies. Al instante se lo que quiere, mi mano caen en su cabeza y lo llevo hacia la cama es ahí donde lo dejo, a los pies de la cama. Sigue sin mirarme, esperando. Quiero retrasarlo sabiendo que no es posible.

Me recuesto sobre la cama y le abro las piernas, él puede ver mi coño.

— Lame —murmuro

Sus manos se abren paso entre mis muslos, marcas rojas quedan por su fuerza. Su lengua traza un círculo perezoso sobre mi clítoris. Gimoteo con horror al darme cuenta de que será como en otras ocasiones, se va a tomar su tiempo. Su lengua entra y sale, gira y lame. Su boca codiciosa me engatusa llevándome a la locura sin dejarme terminar.

Bastardo sádico, eres un hijo de puta. Quiero gritarle en cambio le dejo sostenerme. Me trata como su agujero de mierda. Cierro mis ojos y los dedos de los pies se me curvan cuando la punta de su lengua se mete en mi uretra. Pendejo de mierda.
Grito, cuando sus dedos me penetran sin piedad y exploto en su boca, puedo sentirlo tragarse todo.

ABC del controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora