Z de zarpar hacia lo desconocido

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—Ya tienes todas tus cosas.

—Las tengo...¿Vas a llevarme?

Mi estómago se retorció, estoy actuando como una drogadicta en abstinencia. Quiero correr lejos, por fin salir de aquí y al mismo tiempo quiero quedarme, dar marcha atrás y regresar a esa habitación. Si tienes un animal en cautiverio y lo liberas, puede que no quiera irse, eso es lo que está pasando conmigo.

—Z de zarpar hacia lo desconocido. Significa amada que lo haré, tengo una reunión de negocios en menos de una hora para nada es más importante para mí, que te sientas cómoda amada.

—Gracias, no quiero robar tu tiempo...

Idiota, eres una idiota. Mira que hacer una escena como está, es ridículo. Vamos estúpida puedes escapar y aquí estás aferrandote a él.

—Claro que no lo robas, mi vida eres tú, lo demás es secundario. —me fastidia su tranquilidad que hace que yo me sienta tranquila.

La ropa que me he puesto, se siente cómoda pero definitivamente no es mi estilo, demasiado holgado.

Respiro cuando me guía hacia la salida. Ambos salíamos por la puerta, finalmente atravesamos el jardín y llegamos a su auto.
Me abre la puerta como gesto caballeroso.

Por fin, estás a segundo de tocar un día de libertad, sin él por algunas horas...

— ¿Qué te parece la ropa?— le pregunto después de un silencio— me veo como querías.

Sus ojos no abandonan la carretera, pero le veo inclinar la cabeza en mi dirección. Sonríe con esa sonrisa suya moja bragas.

— Eres hermosa, tal y como imaginaba. Lo admito me muero porque me domines, vestida así. Solo quiero dar marcha atrás y llevarte conmigo.

Mi respiración se entrecorta, aprieto mis muslos cuando siento el calor familiar en la boca de mis entrañas.

—No digas eso por favor...— cabron, voy a llegar al instituto con las bragas húmedas por tu culpa, hijo de perra.

— Suenas tan inocente, es tan atractivo. Amada muero por arrancarte la ropa con mis dientes.

Boqueo como pez. Porque sabe lo que me está haciendo, le veo a él. Está caliente, la erección que se dibuja, se me hace agua la boca. No hace mucho tenía su gordo y largo falo bien profundo, abriéndome de par en par.

Me obligó a salir de los fantasías. Cuando le siento aparcar el auto. Miro por la ventana. No me jodas cómo es que llevamos tan rápido.

—¿Cómo llegamos tan rápido? —le pregunto mirandole una vez más.

El calor de su mirada, es peligroso. Pero no hace intentos por tocarme.

—Estabas distraída, amada. Apuesto a que si meto mi mano, voy a encontrarte mojada, tan lista para que me hunda en ese precioso coño.

Mierda, esa voz suya debería ser ilegal.

—Si, tengo el coño húmedo. Amaría que usarás tu lengua para limpiarlo. —le provocó, tengo que hacerlo si quiero reunir un poquito de fuera.

—Amaria enterrar mi cara en él, pero nena ya casi es hora de tus clases.

Hijo de puta. Aprieto mis puños con enojo. Él por supuesto que lo nota.

—Lo primero que espero de ti es que cuando llegue a casa, me estés esperando listo para comerme el coño me has oido— le contesto con agresividad.

Su sonrisa en respuesta me putea los ovarios. Te odio, cuando te odio hijo de perra.

—Si amada, tu deseo es mi comando.

Me obligó a calmarme, mi coño escurre pero ignoro ese hecho, en su lugar me arriesgo a tomar su mano, llevando mis faltas largas y la llevo hacia mi coño. No necesito decirle lo que me quiero, pues inmediatamente usa sus talentos, me está limpiando a su manera retorcida.

—Tan hambriento de polla—gime, cuando mi coño aprieta sus dedos, cuando mi orgasmo me recorre hasta la punta de mis pies.

Le veo sacar los dedos, se los lleva a la boca y los chupa como si degustará un postre. Y claro como el cabron que es, por fin lleva su pañuelo y me limpia como si no fuera nada, para llevárselo de regreso, lo guarda en su saco.

— Te amo, Samantha—el deseo, me nubla. Un orgasmo no es suficiente, me calma pero estoy acostumbrada a más y él lo sabe.

Que diga mi nombre, me mata por dentro. No suele decirme así, a menos que sea algo serio, tanto como lo es su amor. Es una prueba más, de que estoy tan jodida, cuando mi corazón se retuerce de amor por él.

—Te amo, Mikhail—le respondo en el calor del momento. Sin pensar me inclino a besarle.

Es un beso mortal, un beso lleno de veneno. La clarita se desvanece, su lengua tocando la mía, el sabor de su boca me encanta, cuando nos separamos un hilo, une nuestras bocas y se lanza a otro beso hambriento, nos comemos la boca mutuamente, gemimos cuando la sangre llena el beso, le mordí y en cambio me ha mordido.

Me separó con el corazón al mil por hora, él no se me mejor. Es devastadoramente guapo...

—Te amo, te amo, te amo...—murmura, ahora y acerca sus labios a los míos, en besos dulces.

—Te amo, más...—finalmente me separo.

...

Le he visto partir, por fin soy libre al menos por unas horas, frente a mi está el instituto solo tengo que caminar y adentrarme a este nuevo capítulo. Quiero mi libertad, voy a conseguirla aunque sea lo último que haga.

Mikhail, puede que te ame de lo mucho que te odie o que te odie de lo mucho que te ame.

Tendré mi respuesta, hasta entonces. Es hora.
Tu puedes Sam, hora de comerte al mundo.






























Chan, chan, chan...leche con pan.
Estaré esperando sus comentarios.

¿Dudas? 👉🏻 En los comentarios.

Espero que les gustará. ABC del control, ya se venía gestando, una idea que no salía de mi cabeza, finalmente la puse en acción. Le hace falta pulirse en verdad pero tenía que salir a la luz.
Hasta entonces, disfruten.

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