—Despertar con tu lengua dentro de mi, es demasiado extraño.
— Esa es una queja.
Su tono era suave, momentos así de estar tumbados en la cama son los que más me ponen de los nervios, es demasiado mundano.
—Es más una observación.
—¿No te agrada?
—Solo si me dejas sin terminar.
Su mano viajaba por mi cuerpo, se ocupaba de acariciar mis hombros y pegar su cuerpo al mío, sosteniendo mis senos. Jugaba con mis pezones creando pinzas, el calor agradable viajaba hacia mi centro.
El olor de su perfume, nubla mi juicio, me dejaba tocar como un violín, su erección rozando mi trasero.—Pero si lo hiciste, en mi boca está tu sabor.
Mi mano, viajo para sostener una de las suyas. Mis caderas empujaron hacia atrás, seguía el ritmo establecido, era sensual. Con la mano que tenía la guíe a mi centro.
—Estas tan húmeda...nena eres una diosa. —gemi cuando sus dedos solamente me tocaron con delicadeza, hacia círculos lentos en mi clítoris y empujaba sin penetrar dos de sus dedos.
—Uff se siente bien—murmure con tantito dignidad. Esa que me hizo morderme la boca para no rogarle por nada del mundo iba a rogarle. En cambio lleve mi mano a su polla, goteaba, apretaba poniendo el pulgar en la punta. Sus caderas empujaron contra mi mano, sus dedos empujaron, su otra mano subió para apretarme el pecho y su cabeza bajo para morder mi cuello.
Abrí la boca para protestar y su cabeza se levanto para encontrarse con la mía, trago mis gemidos, su lengua sabía a mi y cerré los ojos perdida en su beso.
Mi cuerpo estaba caliente, las llamas de la lujuria lamían mi centro palpitante. Dejo de besarme murmurando en mi oído.
—Te amo...nena, te amo...—solte su polla, cuando sus dedos abrieron mi centro como mantequilla, el toque era gentil, sentía el grosor y la forma.
—AHH..AHH...AHH...— Oh tragame tierra, sueno como actriz porno.
—P de prueba tus límites. Mi amada, mi esposa. —gemidos llenaron la habitación, cuando sus dedos dejaron mi coño. Se arrastró besando mis pechos, mi estómago hasta llegar a mi entrepierna.
Estaba oliendome, su nariz rozaba mi inflamado clítoris. Cuando su boca se inclino, estaba besando mi coño como si fuera mi boca, tenía un charco que fluía. Estaba tan caliente, todos mis sentidos nublados, yo misma me estaba toqueteando las tetas, apretando, moviendo mis caderas contra su cara.
No podía alcanzar el orgasmo. Quería que el placer me consumiera. Su boca, entraba y salía, tocaba mi interior, a este se le unieron sus dedos. El nirvana estaba tan cerquita pero me fue negado cuando se retiro.
—Nno, no...sigue—trate de empujar su cabeza hacia abajo, sin conseguirlo. Sujeto mis muñecas por encima de mi cabeza, se elevó sobre mi. Su cuerpo estaba sobre el mío. Sentía su dureza acurrucada en mi entrada, desesperada moli mis caderas, quería alivio.
—No, mi amor, estás herida.—Bastardo retorcido, cabron hijo de la gran puta.
—No me importa, hazme tuya. —mi dignidad a cambio de mi orgasmo a eso había llegado.
—Nena, no quiero lastimarte. —que te jodan.
—No me hagas decirlo...
—Bonita...—se coloco justo para que la punta de su polla palpitante, tocará mi entrada—no podemos, amada.
Que de putas jodan, vete a la verga.
—Ahh...anal, ahí si puedes...—no era lo que querías, en tu cara mierda.
Su mirada se oscureció y la sonrisa que yo idolatraba se asomo. Gemi cuando dejó mis manos, bajo tomando mis nalgas y la cama crujió cuando la mitad de mi cuerpo fue a parar hacia su altura. El calor me bajo hacia la boca de mi estómago.
—Este pequeño ano, dices...—Las manos que jalaban mis nalgas, me apretaron. Me estaba mirando el ojete. La vergüenza me hacía querer huir, pero me tenía en donde me quería —dilo, amada. Ordename que te joda el culo.
—Ahh —balbuceo cuando su lengua delinea la entrada, se siente bien —culo— la lengua me la empuja y mis piernas se retuercen, quiero escapar.
Su lengua, traza la palabra te amo. Mi cabeza fue hacia atrás cuando como un perro se lanzó a sorberme. Por el ángel, era una máquina chupadora perfecta. Cuando se alejo, todo mi ano estaba dilatado, lleno de su saliva, mis fluidos naturales.
—Ordename...—perra madre, no puedo ni pensar.
—Con una chingada, que me folles el ojete, pendejo.
No pude más y explote.
...
—Señora, las pruebas demuestran que tiene fisuras que no han cerrado en las paredes de su recto.
No dije ni mu. El doctor estaba dándonos al tratamiento. La mirada que me estaba dando era helada, el doctor no dijo nada más pero me estaba juzgando. Estaba segura que yo quedé como la pinche calenturienta y él bastardo desgraciado como el buen esposo, sobre explotado sexualmente.
...
Y volvemos al inicio, con la crema y sus dedos presionando para ponermela.
ESTÁS LEYENDO
ABC del control
FanficCuando las cosas están en tu control, puedes hacer lo que te plazca, a menos que seas yo y estés en esta habitación aquí las cosas no son lo que parecen.