U de ubicate

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—Tengo una condición.

— ¿Condición?

—Para cuando estés en el instituto.

— ¿Otra?

—Si, no quiero que te veas atractiva.

Será hijo de la gran puta. Solo eso me faltaba.

—¿Cómo quieres que sea?

—Ingenua, pero ya lo eres solo que debes verte virginal, quizás que seas una marginada.

Repito, yo a este lo mato.

— No pues, gracias por las bonitas palabras.

—No te ofendas nena, es solo que creo que sería divertido. Piénsalo mientras piensen que no eres un peligro, les saltas por la espalda, no hay nada más hermoso que doblegar a otros que se creen superiores a ti.

—Eso es lo que te hicieron —nunca quiere responder directamente, pero vivo por momentos como estos, en donde puedo provocarle.

—No fui doblegado amada, he dejado que ocurra contigo. —no había cambio en su voz, pero necesito saber quién lo hizo así.

— No he visto a mis suegros...—intento por ese lado.

—Fallecieron, mi madre amaba tanto a mi padre que cuando este tuvo un accidente no pudo seguir sin él.

—Lo siento —no debo sentirme mal por él pero mi corazón se aprieta.—Debió ser duro, siento mucho que no estén contigo.

—Yo también, mi madre me decía en sus últimos días lo mucho que me parecía a él. Solía confundirme.

Se me escapo el alma al cuerpo. Ella no..Dios mío dime que no lo hizo.

—Ella te...toco...—no sabía cómo decirlo pero tenía que sacarme la espina.

Su ojos me perforaron, repentinamente duros.

—U de ubicate. Significa amada que si no quieres saber una respuesta que no satisface tus hipótesis, entonces no la hagas.

Mierda. Su maldita madre. Joder con razón está tan loco, yo tampoco sabría que hacer si me hicieran lo que le hicieron.

—Yo no quise insinuar nada...—trate de tener tacto. No dejaba de mirarme, sus pupilas dilatadas.

En un acto de pendejes, tome su rostro y lo enterre en mi pecho, acaricie su cabeza. Rezando por no despertar su rabia. En cambio solo sentí sus manos liberar mi ropa. Me magrea las tetas a su antojo, mi pechos son besados, lamidos y mordisqueados a placer.

Murmurando contra mi pecho lo escucho hablar, el sonido apenas llegando a mis oídos. Era difícil ignorar el festín que se estaba dando, ocasionando que me mojara.

—La primera vez, me asuste...para las siguientes me di cuenta de que era amor...—me estaba insertando sus dedos. Se escuchaba el chapoteo, las palabras apenas se registraron en mi cerebro.

....

M I E R D A

Lo miro, totalmente dormido a mi lado. Tenía toda la razón, yo no quería saber eso. Su madre fue la responsable de esto. Su puta madre lo arruino para siempre, no me extraña que tenga esta torcida idea de amor. Por el ángel ella fue quien lo entreno o alguna mierda. ¿Cómo murió?
No dijo nada sobre su muerte, más allá de que en sus últimos días...y si ella es la clave para salir de aquí...pero a qué costo. Le siento moverse y hago lo posible por pegarme a él. No quiero que sepa que estoy mirándole o pensando siquiera en usar su trauma.

—Te pareces, un poco a ella...—Oh mierda, no dijo eso.—se que estás despierta, mírame amada.

¿De qué marca de sal soy?

—Yo...disculpa.

—Amada, tu no eres ella. —si claro—te estoy tomando el pelo, nena, no se parecen.

El alma me regreso. Hijo de perra, ahora sí le puedo insultar. Es un hijo de puta.

—Idiota —le insulto sin poder evitarlo.

Me regala una hermosa sonrisa que le ilumina toda la cara y la mia coincide con la suya por reflejo. Finalmente me dejo llevar acomodandome sin darme cuenta de nada más.

....

Él sin embargo se queda mirándola. Sus ojos nadando en recuerdos pasados. No ella no era nada parecida a su madre, después de todo jamás repetiría los errores en sus caminos.

ABC del controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora