Ñ de niñez arrancada

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—Lo voy a hacer.

—Sabia que lo harías, tengo listo lo que necesitas.

— Me vas a dejar sola, por fin.

—Ni en tus sueños más locos, amada.

— ¿Mis padres?

—De viaje, les he regalado unas vacaciones.

— ¿Tendré padres?

— El personal a mi cargo.

—¿ Dónde voy a vivir?

—Es tan entrañable verte siendo una tonta.

— Aquí, contigo.

— Y que, quieres que les traiga aquí mismo.

—No, cuando vengas aquí será sola. No necesito ver nada por ahora.

—Tengo náuseas.

—No puedes quedar embarazada, todavía no es momento.

— ¿Qué?

— Ser padres, al menos por algunos años más. Seremos numerosos pero tú cuerpo no está listo.

— Te preocupas porque mi cuerpo no lo resista pero no cuando me tomas.

—Te amo, eres mi todo. No puedo resistir las delicias de tu carne.

—Te amo más...—puta madre.

—¿Y si no quiero hijos?

— ¿Qué te hace pensar que no?

—Su padre.

—Amada, los amaría como te amo a ti, serían un pedacito de ti, imagínate una pequeñita que se vea como tú jugando por la casa o un pequeño que te ame tanto que me ponga celoso.

—No quiero hijos contigo.

—Puedo esperar.

—Y si son de esos compañeros.

—Que graciosa eres amada, se te hace un degrado en caso de que los anticonceptivos fallen pero tú lo has dicho hemos gozado mucho sin preocupaciones estamos bien.

—Los matarías.

—Tontita, no ha pasado.

—Pero lo harías.

—Amada, no me insistas más, ahora ni puedo imaginarte descalza y embarazada.

Su mirada refleja anhelo, no lo soporto en lo absoluto, no quiero tener hijos que después use en mi contra o peor que vaya a asesinarles. No dije nada, hasta que su voz se elevo por encima del tono normal.

—Inicia

—N de niñez arrancada. Crees que estoy satisfecha, no me has preñado, dónde está tu hombría, acaso eres estéril, que pasa tus balas son de salva. Por eso quieres que tenga más hombres, ellos me darán hijos y los dare a luz felizmente mientras miras como me dan lo que quiero.

...

Mis manos se pusieron blancas de lo fuerte que le apretaba el cuello. Ahogarlo mientras me penetra es un gusto. Su pulso bajo mis manos, se acelera y a medida que sus embestidas me dejan como una muñeca de trapo en su regazo, siento como su vida se agota. Le he quemado con la cera, su pecho tiene las marcas y sus pezones gozaron del gusto. Me llene de crema, el sonido suena vergonzoso. Quiero raparme la boca, todavía me arde por el último oral. Se siente tan sucio saber que después me come, me degusta hasta dejarme en carne viva y estoy tan sensible y dolorida que el mínimo toque me hace lloriquear.

Tal vez me hubiera callado la boca. Pero valió la pena, me dejo follarle y le metí su semilla por el culo, la vista de él sin aliento y las marcas de mis manos por todo su cuerpo me da paz. Es enfermizo que una parte de mi, esta satisfecha amandole. La otra me grita en silencio lo horrible que soy, disfruto esto, me gusta verle sufrir, amo causarle daño, escupirle y pisarle como si fuera basura solo para darme la vuelta para que me den los orgasmos más jodidos. Necesito hielo en la vagina o una señal de auxilio, porque tendré que arrastrarme si quiero moverme. Duele como una perra pero moje la cama entre cada orgasmo, es un monstruo sexualmente.

ABC del controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora