—Tenemos un día.
Un día ha dicho, la libertad está casi en mis manos.
— ¿Qué haremos hoy?
— Disfrutarlo, nuestro tiempo juntos se va a disminuir considerablemente.
— Y de ya es hora. Significa que estamos a una horas de los últimos detalles.
— Se siente placentero estar aquí, simplemente acostados.
Si, estamos en la cama, mi cuerpo desnudo se sentía cálido a su lado. La repulsión todavía la tenía en alguna parte de mi, al final de eso se trata si quiero mi libertad entonces tengo que acabar con la vida del hombre frente a mi.
—Sobre todo, después de una sesión como la que tuvimos.
Su cuerpo grita cogeme duro. Es un pecado que no se lo follen al menos una vez al día, pensaba que con él tiempo me cansaría de su atractivo y estaba en un error, estoy tan programada ahora para desearle que no me imagino lo que será de ahora en adelante.
—Es alucinante, me siento satisfecho. Duele tan bien que solamente quiero repetirlo.
—Podriamos hacerlo, es decir, tiempo es lo que tenemos.
No es que sea mucho y tengo el coño adolorido pero tiene razón duele de manera agradable.
—O podemos hacer el amor.
Es gracioso, hacer el amor dice... cuando nos follamos como animales. Y siento la presión en mi pecho que sabe que su amor no es amor.
—Estoy tan sorprendida que no tenga la vagina floja en este punto. —era una broma, esperaba que no se molestará.
Su risa fue contagiosa. Estúpidamente me derretía ante el sonido.
—Amada, tienes el coño tan justo como siempre. —sus dedos bailaron hacía mi centro. Las puntas de sus dedos tocaban mis labios. Tenía nuestros fluidos.
—Mmm, un poco más.—le pedí. Mis piernas estaban cansadas, eran gelatinas. Las abrí solo para darle más espacio.
Recosté mi cara en su pecho, me aliento chocando mientras me tocaba con hábil maestría. El toque era lo que necesitaba, no presionaba muy fuerte ni tampoco era débil. Dios tenía que ser tan bueno en esto que era molesto.
—Tan hermosa, aquí este lugar es mío —me agite, mis oídos zumbaron. El calor del momento me llenaba, palpitaba en lo que él metía y sacaba su dedos, los curva acariciando mi punto g.
—Ahh ahí, justo ahí...—mordisqueo su pecho —duro, muéstrame a quien pertenece mi coño.
Fue como caer desde un principio, la suavidad desapareció por completo, en su lugar fue como tener una máquina. Gemi sin controlarme un solo momento. Quemo, cuando recibo más. Mi cabeza dió vueltas, que bien se siente que te metan el puño.
—Mio, me pertenece—puntalizaba cada palabra con una embestida—de nadie más. —chorreo, le he empapado cuando mi clímax se precipita de la nada.
...
Uff soy una adicta. Tengo el cuerpo plagado de chupetones, mordiscos y moretones de sus dedos. El suyo es una copia del mío, le hice mierda. Y nada en mi se arrepiente en lo absoluto. Hacer el amor es un arma de doble filo, el cuchillo que apuñala mi corazón se retuerce porque disfruto demasiado de él. Amo cada pedacito de placer que me trae y soy una traidora de lo peor porque disfruto más de los momentos en dónde compartimos nuestra vida.
El papel de ser su esposa pesa sobre mis hombros, tengo que hacer más cosas, me hiere el orgullo, la dignidad lo mucho que quiero hacerlo feliz. Porque aunque odio admitirlo amo que me haga feliz.
Estar enamorada del hombre que debo matar es una lucha a cada paso. Me preguntó si voy a superar esto, si llegará el día en dónde me olvide de este amor y pueda ser libre para escoger mi propio destino. Estar con alguien más, amar con libertad y no sentirme una basura por hacerlo.
Cierro mis ojos, pidiendo al cielo porque me dejen experimentar libertad por última ocasión antes de caer en un sueño profundo.
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ABC del control
FanfictionCuando las cosas están en tu control, puedes hacer lo que te plazca, a menos que seas yo y estés en esta habitación aquí las cosas no son lo que parecen.