R de rabia fugaz

31 2 0
                                    

—Se puede saber porque estás actuando tan tranquilo en estos días.

—Porque casi se nos agota el tiempo.

— Eso significa que me voy a ir de aquí.

—Amada, tú no vas a ir a ningún lado que no sea a dónde yo te diga que vas a ir.

—Te has aburrido finalmente de jugar al bueno.

—Soy bueno.

—Las personas buenas no te obligan a seguir la torcedura sexual de la otra parte.

—Eres sádica, solo te estoy dando la oportunidad de explorar tu sexualidad.

—Tu eres el sádico. Más bien un sadomasoquista porque me siento horrible después del sexo.

—Mentirosa, tu lo disfrutas tanto como lo hago.

—En ocasiones se me olvida que eres un caso especial.

—Amada, ya hemos hablado de lo que significa la vida de nuestro dormitorio y la de la casa.

—No es cierto, tu has decidido que es así, pero es una puta mentira.

—R de rabia fugaz. Significa que me estás irritado, eres mi amada, tu control sobre mi es de hierro.

—No me vengas con eso. Estás siendo irracional, por favor, solamente quiero alejarme de esto, de ti. Quiero mi vida de regreso.

Cruce la línea. Su expresión se volvió ilegible para mí. Todo su altura se cernia sobre mi, me sentía atrapada bajo su sombra. Llevo una mano a mi rostro, apretando mis mejillas.

—Tu vida está conmigo, lo único que importa soy yo, me amas a mi, me perteneces.

—No...—me estaban por sacar la rebelión del cuerpo.

Deje de mirarle, cuando su mano sin consideración me arranco la ropa. Estaba desnuda, no tocaba nada de mi pero el frío a mi alrededor me puso la piel chinita y los pezones como guijarros.

—Sabes amada, tu belleza es etérea. El tiempo solo te hará más sensual. Mía para romper.

Abrí mis ojos, sintiéndome un trozo de carne. Él estaba sentado, con las piernas cruzadas al frente suyo. El tono helado y la postura imponente me agobia.

—Perdón, no lo dije de verdad...

—Mira a esa pantalla amada, entérate de lo que pasa si sigues negando tu vida a mi lado. Nos amamos, no querrás destruir ese amor.

Lo vi encender el televisor. Las náuseas me llevaron a querer vomitar, mis lágrimas cayeron ante lo que había.

Era una mujer, parecía ser yo. Había cuatro tipos follandola, pero estaba claro que el placer era de ellos, ella lloraba. Le estaban destrozado. Le cortaron tajos de carne, solo para obligarla a comerselos. Le follaron mientras gritaba rogando por ayuda. Fui testigo de la crueldad. Quemaron sus ojos con un soplete, fue asqueroso cuando la cubrieron con semen, todo el tiempo riéndose y llamándola de la peor forma posible.

No supe cuando es que caí al suelo mis rodillas tocaron al alfombra, quería no mirar más. Pero él estaba a mi lado, ni lo sentí moverse hasta que su mano, dirigía mi rostro a la pantalla.

—Ves eso, amada, esa mujer está en ese lugar, porque rompió nuestro amor. ¿No harás eso verdad?

Me acariciaba, limpiando las lágrimas.
La mujer en la pantalla murió, ahogada en vómitos, semen, sangre y lamentos que van a perseguirme hasta mi muerte. Ni muerta descanso. Los tipos se la follaron, gemían como perros en celo, cuando terminaron se orinaron sobre ella. 

Pendeja, eres una pendeja. Bajaste la guardia, se te olvida estúpida que es un monstruo asqueroso.

—Contestame, ahora amada.—la indiferencia en su voz, la falta de empatía me hablaba del ser terrible que me sostenía.

—T..te amo —solloce—n..o lo vuelvo a decir...te amo.

—Te amo, amada, te amo. —sus labios se presionaron en mi mejilla. Mi cuerpo rechazaba el contacto al mismo tiempo que me obligaba a relajarme. — no quiero hacer esto, nena, pero a veces necesito que recuerdes que estás conmigo por elección, nuestro amor es eterno.

Estás chiflado, estás mal de la cabeza. La pantalla de la televisión ahora no mostraba nada, solo negrura pero mi cerebro recordaba todo.

Me levanto entre su brazos y me llevo a la cama. Estaba aterrorizada. Mi vida estaba en peligro si daba un paso en falso, mi destino sería tan terrible como aquella mujer. 

...

No pude dormir, no con él abrazándome con fuerza contra él. Menos cuando mi cuerpo una vez más fue jodido. La sangre manchando su verga me pareció un mensaje, cuando llegue al clímax, grite tan fuerte como pude, gritaba por mi, porque estaba enferma de él. Me infectaba con su veneno. Grite cuando mi orgasmo se prolongaba. Este hombre monstruoso me daba el placer que necesitaba, me consolaba mientras me rompía.

¿Cuánto tiempo más podré resistir?

¿Qué hago para ser feliz?






ABC del controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora