01

218 22 1
                                    



Se podría decir que soy considerado como una persona introvertida. Socializo si es necesario, salgo de mi casa lo socialmente aceptado, aunque odie estar en el exterior y con un gran número de personas, no obstante, algo que considero importante son las personas que siempre están para ti, ya sea en los momentos buenos o malos, esos son los amigos. No importa que tan ocupado esté, ellos van primero. Y si me invitan a salir, yo acepto.

Así que somos Georg, Gustav, Andreas y yo. Nos encontramos bebiendo en una mesa de madera del Badfish Bar. Georg organizó una noche de fiesta aunque pareciera que es él quién necesita hundirse en alcohol, no ha hecho otra cosa que beber desde que llegó. Todos vamos por la tercera bebida excepto por él que va por su quinta cerveza oficialmente, su rostro es rojo y sus ojos vidriosos, pero no hay sujeto más feliz en este bar que él.

Al parecer nuestros amigos se enteraron que Bill vuelve a ser soltero, de cierta manera esta es su forma de mostrar apoyo. Aunque Bill lleva una hora de retraso, y es quién debería estar levantando su ánimo.

Bill salió muy temprano del departamento, no me contó a donde iba, solo aseguró que estaría aquí como lo acordamos con Georg el viernes.

—Entonces, ¿cómo lo lleva?— me preguntó Gustav.

Me encogí de hombros y bebí lo que quedaba de mi cerveza.

Andreas arrugó la frente —Dime que por lo menos no llora durante las noches. La ultima vez se quedó en mi casa, ya que tú estabas de viaje. Sé que Bill pensó que no lo escuchaba, pero chicos, él llora como si alguien lo estuviese torturando.

Mi cuerpo se estremeció involuntariamente. Debe ser culpa de la cerveza, esta malditamente fría.

—Bill tiene un gran corazón, y mucho amor para dar— se lamentó Georg con su voz arrastrada. Todos asintieron de acuerdo, incluyéndome.

—Espero que un día deje de llorar por lo mismo y encuentre a la persona correcta— dijo Gustav con un tono suave.

Lo miré porque de cierta forma pude sentir su mirada. Mi amigo no es idiota, él sabe sobre mis sentimientos hacia Bill aunque yo no lo haya aceptado años atrás cuándo me preguntó. Le propiné un puñetazo y ya nunca se tocó el tema. Sin embargo, cada día era más difícil para mí ocultar mis tontos sentimientos, cuando digo ‘tontos’ me refiero a que el amor siempre me ha parecido un sentimiento de vulnerabilidad.

—Él debe aprender que lo van a dañar si se entrega tan rápido a la relación. Todos sabemos, es él quien ha estado buscando el amor más desesperado que nosotros— me quejé.

Bill es especial en todos los aspectos, él desde niño siempre soñó con encontrar al amor de su vida, a la persona adecuada. A quién le amara como él era, quién le aceptara, le mimara y resistiera a esa sobredosis de cariño y amor que tenía para dar. A pesar de tener veinte años, él aún soñaba con eso, con casarse y formar una familia, con ser simplemente; feliz. Pero, busca todo eso en las personas incorrectas, en imbéciles que no sabían querer. La persona perfecta para Bill, es quién no es perfecto. Pero, como dije antes, Bill es especial. Y un poco extraño. A Bill le encantan esa clase de personas que mientras más daño le hagan él más se aferra a ella. Era todo un masoquista. Y lo que me enoja es que ruega amor, ¡Maldición! Que él no está para eso. Es tan hermoso, pero no lo cree...

—No lo entiendo, en serio— dijo Georg molesto y apuntándome con su dedo índice, borracho —Tú eres cruel, estoy seguro que le dices todo tipo de cosas hirientes y aun así siempre te busca a ti. Eres un idiota con él Tom.

—¿Qué? ¿quieres que lo mime como lo haces tú? De esa forma él no aprendería y regresaría con sus ex's— repliqué, mientras abría otra cerveza dándole un gran trago.

𝐃𝐄𝐁𝐈𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora