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—Pesas.

—Mmm...

—Estoy hablando en serio, pesas, demasiado para ser tan delgado... quítate de encima Bill.

Mi novio gruñe sobre mi cuello.

—Muévete o te tiro al piso.

—Cinco minutos más.

—Puedes seguir durmiendo, pero suéltame.

—No, quiero dormir contigo.

Nuestra cama es enorme no existe nada mejor que una cómoda king size sin embargo, Bill prefiere dormir en la orilla de mi lado pegado a mí como sanguijuela. Mi novio duerme aferrado con su brazo de hierro sobre mi cuerpo, cuando dormimos tiende a enredar su pierna y brazos sobre mi dejándome sin escapatoria, en ocasiones me hace sentir como un enorme oso de felpa.

Comienzo a mover mi cuerpo lejos tratando de liberarme del abrazo de Bill pero solo consigo que él se aferre más. He practicado muchos años la paciencia de otro modo ya le habría dado un buen golpe...

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Paciencia Tom...

—Suéltame.

—No, ¿a dónde vas? Es muy temprano y es sábado.

—No te importa a donde vaya— me quejo irritado.

—Lo hago, eres mi novio y parte de mi vida— responde Bill con calma.

Logro girar mi cuello para percatarme que Bill tiene los ojos cerrados y una sonrisa de autosuficiencia, él, muy astuto cree que la situación es divertida, solo me hace sentir más irritado.

Durante nuestro primer mes juntos he tenido que aceptar el hecho de que Bill es una persona muy cariñosa, él necesita del contacto físico constantemente para sentirse bien y demostrar amor. Tres días atrás tuvimos una fuerte discusión porque no le permití tocarme, en ese momento me encontraba de muy mal humor y no quería desquitarme con él pero el incomprensible de mi novio se molestó y al final terminamos discutiendo por, según él, “aburrirme”, fue estúpido y el enojo duró alrededor de 3 horas porque el señor se encerró en su habitación.

Pequeñas cosas molestan a Bill y he tenido que ir aprendiendo, al final del día de eso se trata una relación, ya no son solo tus necesidades ahora también deben preocuparte las de tu pareja. En toda mi vida nadie me enseñó como poner a alguien antes de mí o incluso a amar, y aunque me irrito fácilmente cuando Bill me tiene atrapado con su enorme cuerpo, trato de comprender que él me ama y necesita estos momentos. Él es el único al que permito hacer esto.

—Ya pasaron los cinco minutos— anuncié contemplando el rostro de Bill. Ojos cerrados, labios levemente entreabiertos, sin una pizca de maquillaje y por supuesto, ese leve sonrojo en sus mejillas...

Bill abre los ojos con pereza y atrapa mi mirada, lo que provoca que él sonría —Está bien.

—Te toca hacer el desayuno.

—Lo sé— respondió soltando una risita.

Bill finalmente me suelta, se deja caer sobre la cama y estira su delgado y apetecible cuerpo soltando ligeros sonidos de gusto. Me siento embelesar, no puedo creer que otro ser humano pueda hacerme sentir tanto con solo ser él mismo. Apoyo mi cabeza sobre su pecho, respiro sobre su camisa de pijama el agradable aroma de mi novio y mi mano acaricia con parsimonia sobre la zona que se encuentra su corazón sintiendo el suave latir sobre mis dedos.

𝐃𝐄𝐁𝐈𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora