03

265 34 1
                                    




Algo acaricia mi frente con delicadeza.

Ahora se siente sobre mi mejilla y se siente como un leve cosquilleo.

Abro los ojos, aunque me siento desorientado por el sueño. Lo primero que capta mi vista es el rostro de Bill con una sonrisa en sus labios, es él quién está acariciando mi rostro y se encuentra inclinado sobre mí. Mi cerebro procesa que me encuentro en mi casa, pero no recuerdo como llegué desde el supermercado.

—¿Un mal día?— preguntó él con su voz gruesa.

Asentí un poco. Mi mente ya despertó, pero mi cuerpo aún no.

—Te llevaré a la cama o te dará dolor de espalda, eso te pondría de mal humor— dijo bill mientras pasaba sus brazos bajo mi cuerpo y me levantó con un movimiento fluido como si yo fuese un oso de peluche que no pesa nada. Él continuo: —No te preocupes, por la mañana las cosas se verán mejor, hoy te cuidaré.

Bill camina conmigo en brazos, cuando él gira me percato que hace un momento estaba sobre el sofá dormido, no recuerdo eso tampoco. No puedo responder o pensar, estoy tan agotado. Bill entra a mi habitación, mueve las mantas para colocarme dentro de la cama con suavidad, entonces me cubre con el edredón. Él me regala otra de sus hermosas sonrisas mientras toca mi mejilla, y cierro los ojos dentro de un sueño profundo.

~ • ~

Algo me molesta en mis labios.

Suelto un manotazo para quitármelo. Se detiene un segundo y otra vez vuelve a molestarme pero en la punta de la nariz.

Golpeo lo que sea que me esté molestando, entonces escucho un quejido que me hace abrir los ojos. Bill se encuentra a centímetros de mi rostro y tiene una sonrisa de diversión. Me pongo tenso, ¿cómo llegué aquí? ¿cuándo llegué a casa? Trato de recordar y lo primero que se viene a mi mente es que Sarah estuvo en el supermercado y armó una escena un tanto vergonzosa que casi me hace perder el empleo, luego salí de ahí para ir a buscar a alguien y entonces regresé a casa. No recuerdo más.

—Hola, perezoso— dijo bill con su tono suave y burlón.

Parpadeo incómodo.

—Tú me metiste en la cama— acuso.

Asintió —Cuando llegué de casa de Georg te encontré muerto en el sofá, creí que iba a tener que llamar a mentes criminales, mi mejor amigo llega temprano y aparece dormido en la sala, eso no es común.

¿alguna vez he dicho que bill se cree divertido?

—Idiota— me quejé.

—Oye, este idiota te cuido anoche, deberías darme las gracias.

—De ninguna manera, conozco tu forma de que te de las gracias, así que no— espeté de inmediato, él siempre hace que me ponga en vergüenza después de hacerlo.

—¡Tom! Yo te cuidé anoche merezco que me agradezcas o un premio— se queja, se apoya en su codo para verme desde arriba. Mierda, él no lleva camisa y su cabello con rastas está atado a un chonguito bajito —Debes hacerlo.

—¡He dicho que no!— alcanzo la manta y me cubro con esta la cabeza. Mis trenzas han de estar hechas una mierda.

—No puedes esconderte, sabes que siempre te encuentro— dijo riéndose, comienza a jalar la manta y así empezamos una pelea por quién tiene más fuerza en jalar la estúpida manta —¡Ríndete!

¿Por qué mi vida se convierte en un estúpido momento de adolescente descerebrado cuando estoy con él? Me siento tan torpe.

—Bill estas siendo infantil, quítate de encima— me quejo cuando se echa sobre mí cuerpo, dejándome indefenso y sin poder salir de la cama.

𝐃𝐄𝐁𝐈𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora