𝐃𝐄𝐁𝐈𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃

11

El clima en la ciudad ha cambiado, las corrientes de aire se hacen presente anunciando las fiestas de pascua. El supermercado se encuentra tranquilo y poco se escuchan los pasos de las personas al caminar. Existe un ánimo diferente en las afueras del supermercado, usualmente en estos días se realizan acontecimientos para festejar el día de pascua, eso hace feliz y productivos a todo mundo, por lo tanto, presiento que tendré una muy buena paga, al igual que todos mis compañeros de trabajo.

Bill me ha enviado un mensaje de texto, hoy a la 1 de la tarde regresó de su viaje de negocios, me ha pedido que no comiera para hacerlo juntos.

Ayer domingo estuvo algo exigente, Bill estuvo molesto porque no atendí sus llamadas el sábado así que cada vez que él tuvo tiempo libre me hizo tener videollamadas con él. La reunión con su familia fue algo divertida para él, según la noticia que debían dar, era qué habría un nuevo integrante y la afortunada madre, era una de las tantas primas de Bill. Aunque no es para sorprenderse, la familia de mi novio es numerosa.

La familia de Bill es realmente encantadora y perfecta...

Miro la hora en el reloj de mi ordenador. Son las 2:15 pm, así que debo irme ya a casa, donde quedamos en vernos. Por suerte he terminado con mi horario  y podré atenderlo con calma. En contra de mi voluntad lo he extrañado. Así que me quito la gorra roja con el típico logo del supermercado y la guardo en el bolsillo de mi pantalón, salgo del supermercado tras entregarle el turno a Kai, y con una sonrisa que no me molesté en borrar me encaminé al estacionamiento cercano, busqué mi motocicleta y me dirigí a casa a toda velocidad. Al llegar, simplemente me duché y cambie de ropa ~dejando a un lado el hecho de que me esmeré y arreglé como nunca antes lo había hecho, solo por él~ uhg, bajé a la gran sala de estar y al encontrarme aburrido, simplemente salí al patio, me siento en una tumbona y llevo una mano a mi rostro para cubrir mis ojos de los leves rayos del sol y suspirar. Ya le he dicho a Kyle que en cuanto llegue Bill, le haga pasar ~no quiero verme impaciente por verle, ¡Solo han pasado tres días sin él!~.

Después de quince largos y eternos minutos, una sonrisa se ensanchó en mi rostro.

—¡Tienes que estar bromeando!

Alcé la mirada ante la voz suave, áspera y tan familiar. Bill ya estaba aquí y lucia algo enternecido, lleva en una mano dos bolsas enormes cafés y en la otra sostiene el móvil hablando con quién sabe. Me apresuro a ayudarle, le quito las bolsas y colocó estas sobre la pequeña mesita de patio que hay a los alrededores alejados de la gran alberca.

Hablando del diablo...

Bill lleva una camisa blanca un poco desabotonada, pantalones mezclilla y tenis. Luce bastante relajado para un día como estos en donde solo debemos preocuparnos en no pensar en nada y disfrutar... disfrutar, humm...

—Vale, pero te he dicho que regresé hace una hora, tengo hambre y no he visto a mi novio en varios días— dijo Bill brevemente estresado a quién sea que esté al otro lado de la línea —Oh, vamos mamá... pues inventa algo, sabes que tengo responsabilidades en la facultad, e faltado tres días y con justificación, si falto un día más podría tener problemas, comprendelo, ¿Si? Además, ellos comprenderan, después de todo ya dieron la agradable noticia... vale, está bien... te quiero, más. Adiós.

Bill corta la llamada y suelta un profundo suspiro. Entonces me mira. Me he sentado en una de las sillas plásticas de la mesita solo esperando a que termine. Él luce demasiado dramático con su cabello desordenado quién sabe cuántas veces paso su mano por este.

—¿Problemas con mami?— pregunté burlándome.

Mi novio gruñe, pasa por el lado de la mesa, se desliza hasta llegar a mí y me envuelve en un enorme abrazo asfixiante. Joder, mis costillas protestan. Aunque no lo aparto solo le doy palmaditas reconfortantes en su espalda.

—Te extrañé demasiado, a la próxima vienes conmigo— se quejó su voz amortiguada por tener su rostro sobre mi pecho.

—Sí, quieres que mis calificaciones bajen y mi buen informe de puntualidad se desvanezca para tú ocupar mi lugar, conozco esos trucos— respondí divertido.

—Nada tiene que ver con la facultad. Dormí solo y hacía frío.

Mi pecho se apretó porque conocí bastante bien esos sentimientos en su ausencia. Subí la mano hasta su cabello, acariciando algunas de sus tantas rastas bicolor que yacen enredadas con su rebelde pelo azabache. Miro sus ojos y no puedo evitar sentir calidez en mi pecho, el color de sus ojos es tan hermoso, un color avellana espectacular, y los rayos leves del sol impactaban en ellos, los hace ver mucho más hermosos, y la sombra negra en sus párpados solo profundiza aún más su preciosa mirada, esa que me roba el aliento y acelera los latidos de mi corazón.

—De acuerdo, ¿Por qué estas siendo molestado ahora que estas en casa?

Billy alzó el rostro mirándome cansado —Es mi madre, supongo que me he olvidado de decirle qué, solo me justifiqué en la universidad para faltar por tres días y bueno. Me ha llamado para reclamarme porque, se supone que hoy pasaríamos la tarde en familia, en un parque de diversiones y... bueno, creo que ya logras entenderme...

Estaba por darle una solución cuando un carraspeo leve capta mi atención, miro al frente y observo a la persona que se encuentra allí de pie.

Frunzo el ceño.

Bill me suelta para tomar asiento en la silla de al lado. Entonces Izam, el chico que anteriormente me había pedido un adelanto de su salario me mira con timidez y trae en su mano lo que parece ser una bolsa de papel.

—Buenas tardes, joven— saluda en su usual tono bajo, cuándo se da cuenta que tengo compañía también saluda formalmente.

—Oh, ¿Qué sucede Izam?— pregunto extrañado, no recuerdo haber dado la orden de arreglar arbustos o algo parecido, usualmente un jardinero se acercaba a hablarme para informarme sobre su trabajo, ya terminado ~ignorando que entró en mi habitación pidiendo “ayuda”~.

—Estuve hablando con la señorita Lena, estuvimos discutiendo sobre el jardín principal de la casa. Esta un poco descuidado y sería bueno un cambio así que, vengo a informarle y también a pedir su permiso para comenzar con el trabajo, joven— dijo Izam, sonriendo levemente.

Alzo una ceja y pienso rápido en qué responder. No me había detenido a mirar cómo se encontraba el jardín principal, justo antes de entrar a casa, simplemente llego del trabajo o la facultad y lo que hago es... descansar. Supongo que si izam dice que se necesita hacerle una remodelación es porque no es para nada agradable la forma de los arbustos y el tamaño del césped.

—Bien, hazlo. Pero, quiero que Lena, antes de irse a su casa, se pase por mi habitación, encárgate de decirselo, es un poco extraño que seas tú quién pida autorización cuando es su trabajo anunciarme sobre cualquier cosa como hemos quedado hace tiempo atrás— indico con desconfianza.

—Si, joven.

—Bien.

Izam asintió. Él estaba por irse cuando de repente se detuvo y se acercó de nuevo, me ofreció la bolsa de papel —Por cierto, joven. Esto es para usted.

—¿Para mí?— pregunto confundido.

—Sí, espero no ofenderle, quería darle las gracias por ayudarme con el adelanto en mi salario, he podido comprarle lo necesario a mi mamá gracias al aumento que usted agregó, es usted una muy buena persona, y le aprecio mucho por ese favor. Son pastelillos, soy un buen cocinero espero le gusten— dijo, su rostro lucía sonrojado y sus ojos no miraban en mi dirección. Esta cabizbajo, y he llegado a pensar que está avergonzado.

—Huh, gracias, no tenías que molestarte— respondí aceptando la bolsa. El olor que provino de dicha bolsa abrió mi apetito.

—No fue nada, bien, me retiro. Con permiso— dijo Izam dirigiéndose a mí y mi novio.

Izam se alejó ingresando a la casa por la puerta trasera. Al echar un vistazo en la bolsa, unos pastelillos llenos de color me dieron la bienvenida con un olor exquisito. Mi hambre se multiplicó.

—Así que... fuiste bueno y él te aprecia mucho.

Di un respingo. La voz de Bill se encontraba cerca, tan cerca que pude sentir su aliento sobre mi mejilla. Eso no fue lo que provocó que mi cuerpo se tensará, fue el tono de voz que empleó al hablarme.

Jodida mierda...