26. Arma.

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Pov Freen.

No puedo.

No puedo, al verla no pude resistir todo lo que tenía dentro de mí.

Todo dejó de importarme cuando vi sus ojos.

No podía pensar con claridad y tampoco tenía mis sentidos funcionando correctamente.

Salí de la casa y cerré por fuera.

—¡Freen abre la puerta! —le escuché gritar en medio del llanto.

No puedo, de verdad quiero detenerme, pero no se que me pasa.

Nunca había sostenido un arma entre mis manos.

Pero ahora yo ya no soy yo.

No me reconozco.

Me odio más a mí que a ella, me odio por hacer esto.

Por no ser capaz de escuchar, confiar y esperar una respuesta.

Pero no puedo.

Solo imaginar la cantidad de cosas que me ocultaron siento que una vara de hierro caliente atraviesa mi pecho.

Escuchaba los gritos desde dentro de la casa cuando lentamente me alejé de la puerta.

—¡Freen por favor!

¿Es capaz de suplicar por la vida de él y no por la mía? Ambos la hicieron pedazos sin tomarse la molestia de verme.

¿Así se siente la traición?

Como miles de cuchillos calientes atravesando todo tu cuerpo, mientras sientes todo dentro de ti como lleno de agua helada, tus pies se unden donde sea que estés de pie, tu cabeza a nada de explotar, todo temblando de miedo, de dolor, y no puedes ver ni siquiera lo que está frente a ti.

Me aproximé a mi auto y entre dejando el arma en el asiento junto a mí.

Aquí se sienta ella.

La quite de ahí y la puse junto a la puerta.

—Lo siento bebé, no aguanto más —admití.

Y empecé a conducir.

Pov Becky.

—¡Freen abre la puerta! —dijo Noey empujando con el cuerpo sin tener éxito.

No puede estar pasando esto.

No pude causar algo tan horrible.

¿Como pude hacerle esto a ella?

Se veía tan perdida, pero solo necesito una oportunidad, solo una y podre arreglarlo.

Solo quiero llegar a tiempo, necesito y debo llegar a tiempo, no puede hacer pedazos su vida por esto.

Aun tenemos mucho por vivir.

—Saldré por la pared del patio trasero y abriré desde afuera, quédate aquí —dijo Noey antes de correr hacia el patio y lanzarse del otro lado cayendo tan fuerte que logré escuchar sus quejidos, pero no le importó por que se levantó para ir a la puerta.

—¡Apresúrate! —pedí al escuchar sus movimientos tras la puerta.

La puerta se abrió mostrando el rostro aterrorizado de Noey que veía hacia la calle.

—Freen se fue —dijo mientras sus ojos se ponían rojos —, no debí mentirle...

Sus lagrimas salían involuntarias.

—Podemos arreglarlo —Aseguré.

Ella asintió y corrió hacia el auto que Freen me regaló.

Todo lo que ella me ha dado, no supe valorarlo.

Amor Y Negocios Con Algo De Drama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora