21. Te amo.

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Pov Freen.

Su pregunta me hizo enojar fácil y rápidamente.

¿Estaba dudando de mí por él?

Hice mi mayor esfuerzo para calmarme y no decir o hacer tonterías.

Me conozco, después me arrepentiré.

—Sí no estás de mi lado, no te obligaré a estarlo —respondí.

Ella me vio con cierta duda.

—Siempre estoy de tu lado —dijo.

Aunque su actitud principal me disgustó, prefiero quedarme con las cosas buenas de ahora en adelante, ella está conmigo y es lo que importa.

Dejamos el tema por la paz.

—Mira, me gusta ese —señaló un equipo de sonido de tamaño mediano en color naranja.

No era precisamente mi estilo, pero a ella le gusta.

—¿Y si vemos otro? —pregunté.

—Pero me gusta ese —insistió.

Oh bueno, de todas formas no estará en ni espalda.

—De acuerdo, entonces llevemos ese.

Ella me dio un beso en la mejilla como agradecimiento.

Pasamos al menos una hora viendo muebles, aunque ya teníamos muebles, ¿que más buscaba?

Terminamos comprando en equipo de sonido, una televisión más grande y un refrigerador diminuto nada más por que le pareció tierno.

Pero estaba disfrutando esto, era divertido.

Seguimos paseando, sentí como ella se detuvo en un momento.

Su mirada estaba fija en una tienda de ropa para niños.

Aun no hemos hablado como deberíamos del tema, me da miedo decir algo fuera de lugar o herirla de forma indirecta.

—Estoy segura de que lo lograremos, y si no, siempre me tendrás a tu lado —comenté temerosa de su reacción.

Sin embargo, ella me sonrió.

—Yo también se que lo lograremos —respondió.

—Te amo —solté.

Ella me vio con ese brillo precioso en su mirada.

—Yo también te amo —respondió.

—¿Quieres ver más? —pregunté.

—Quizás después, ahora quiero ir a casa, me siento algo cansada —dijo.

Seguro fue un día cansado para ella.

—Claro —respondí con una sonrisa.

Regresamos a casa y fuimos directamente a la cama.

Yo quería pasar la noche haciendo el amor con ella.

Pero entendí su cansancio y no pregunté.

Ella salió de la ducha con una bata de baño que me hacía desearla aún más.

Se sentó en la cama y yo dispuesta a hacerla sentir mejor tome una crema térmica de la mesa de noche.

—Ven amor, déjame darte un masaje —ofrecí.

Ella me vio con los ojos achicados.

—Estoy cansada mi vida —Soltó en un quejido.

¿Tan predecible soy?

Reí al ver su expresión.

Tampoco soy una enferma adicta al sexo, bueno si es con ella es entendible, me encanta.

Amor Y Negocios Con Algo De Drama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora