17. Hogar.

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Pov Becky.

El día nos sorprendió con una llovizna ligera anunciando los días de invierno.

Freen dormía plácidamente junto a mí una vez más, estaba agradecida con la vida por permitirme esta oportunidad.

Lo sentía más que nunca, su amor por mí, su confianza, y sus ganas de no rendirse con nuestro matrimonio.

Y yo estaba enamorada, tan enamorada de esta mujer.

Se movió ligeramente antes de abrir lentamente los ojos.

Trato de moverse olvidando su herida y termino dando un quejido.

—¿Estás bien amor? —pregunté acercándome a ella.

—Sí, solo fue el movimiento —aclaró antes de acomodarse lentamente —, buenos días princesa —dijo acercando su rostro al mío para darme un beso.

—Buenos días —respondí cariñosamente sin querer soltarla.

Como quería volver a hacer el amor con ella, pero no puedo aún, podría lastimarla si lo intento.

Ella seguía besándome con esa intención, aunque fue difícil, la aparte.

—Aún no —dije haciendo que sacara un tierno puchero.

Me levanté de la cama con intención de ir al baño, pero vi que quería seguirme.

—¿Qué haces? —pregunté.

—Quiero darme un baño, ¿o eso tampoco?

Preguntó.

Solo la ayude a levantarse.

Caminamos hasta la regadera, sabía bien sus intenciones, pero no podemos hacerlo ahora.

—¿Me ayudas con la ropa? —pidió.

No voy a dejar que pase.

Me acerque y le quite su camisa, no pude evitar ver sus pechos, tragué saliva, me puse de rodillas para ayudar a quitar su pantalón, y terminé queriendo más.

Tranquila Rebecca, piensa en la biblia.

—¿Todo bien corazón? —preguntó agachandose hasta mi oreja hablando seductoramente.

—Sí.

Ella solo subió los hombros restandole importancia.

La ayude a bañarse, por momentos nos acariciabamos y queríamos seguir, pero no, todavía no.

Nuevamente se recostó en la cama entre uno que otro quejido.

—Hoy vendrán mis papás —anunció.

—Ya veo, ¿les preparo algo? —pregunté.

Mi fuerte no es la cocina, pero puedo intentar.

—No, no, podemos ordenar algo —dijo.

Solo asentí.

—Amor —llamó, me termine de secar el pelo y fui con ella a la cama.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Necesitamos contratar una sirvienta —dijo cerrando levemente los ojos.

No tengo ni el más mínimo problema con eso, mientras no sea Nam, eso si no.

—Está bien —Aseguré, ella pareció sorprendida —, ¿por que reaccionas así? —pregunté, ¿no se le habrá ocurrido? No, no, no, no —, si me hablas de Nam, es un NO rotundo Sarocha —avisé apuntándole con el dedo.

—No, para nada —aseguró negando.

Mientras ella no vuelva a entrar a mi casa no habrá problema.

Se escuchó el sonido de una llamada entrante directo del teléfono de Freen.

Amor Y Negocios Con Algo De Drama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora