Capítulo 6

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Habían sido llamados al orden por el segundo al mando, por lo que ahora estaban todos en la oficina de la Senadora, además de esta última y la jefa de Gabinete, había bastante gente en esa sala. Bellamy, Octavia y Lincoln habían abandonado sus puestos de vigilancia nocturna alrededor del perímetro de la mansión y la sala de control de cámaras. Forest quería que todos, sin excepción, estuvieran presentes en esa reunión.

El silencio se había convertido en un molesto fondo en aquella habitación. Los tres agentes se preguntaban el motivo de aquella repentina llamada, no era nada apropiado abandonar el puesto durante el turno, y ese silencio continuo no hizo más que ponerlos en alerta.

Raven miró fijamente los hombros de Forest con una oleada de admiración que empezaba a preocuparla, esta última seguía mirando por la ventana con las manos entrelazadas a la espalda, sin dejar escapar un suspiro. Clarke, en cambio, estaba impaciente, la habían pillado con las manos en la masa y esa espera empezaba a ser agotadora. Se sentía como una niña esperando el castigo de sus padres, pero ella era la senadora Griffin y todo este drama estaba empezando a afectarla. Estaba a punto de dar rienda suelta a sus pensamientos cuando Anya le quitó este privilegio.

— Senadora Griffin, dígame algo... ¿Acaso tiene intención de morir? — preguntó directamente, girándose y apuntando su mirada hacia el político.

— Por supuesto que no... ¡¿pero qué clase de pregunta es ésta?!— respondió ella irritada.

— Es una pregunta justa, senadora, dado que usted está haciendo todo lo posible para que nuestro trabajo sea imposible... — subrayó Forest lo obvio.

— Yo... sólo quería salir... y relajarme un poco. No pensé que estuviese prisionera en mi propia casa— respondió Clarke, tratando de limitar el daño.

— Estás burlándote de ella... y me prometiste que no lo harías —intervino Raven.

— Rae, me siento asfixiada...— murmuró en su defensa.

— Senadora, puede salir cuando quiera, pero debe avisarnos con antelación de sus planes, de lo contrario no podremos hacer nuestro trabajo y protegerle. Le recuerdo que atacantes no identificados siguen prófugos y sin protección podrían actuar en cualquier momento — explicó Anya.

—Entonces explícame algo, Agente Forest... si estoy en tanto peligro como dices, ¿dónde diablos está mi jefa de Seguridad? — le preguntó en tono duro, dando unos pasos hacia ella.

Anya dudó por un momento, no esperaba una pregunta tan directa, la situación entre su mejor amiga y la Senadora había escalado mucho más de lo que esperaba.

—Está de fuera por un problema familiar. Volverá mañana por la tarde. Me ha dejado a mí a cargo de su seguridad, Senadora, y no pretendo que me sorprendan sus salidas no programadas. He hecho un juramento y mi trabajo es protegerla... así que, con el debido respeto, ¡resígnate y deja de hacer berrinches! — exclamó la agente, haciendo que los ojos de todos en la sala se abrieran, excepto los de Lincoln que la conocían desde hacía algún tiempo.

Raven la miró cada vez más asombrada. Esa postura hizo que otro escalofrío recorriera su espalda, esa mujer no era nada tímida, simplemente hacia su trabajo, además de sus ojos almendrados, era orgullosa, decidida, segura y sexy como el infierno. No tenía sentido andarse con rodeos ahora, estaba muy enamorada de Forest. No hubiera sido nada ético coquetear con ella, pero Reyes y la ética realmente no han ido de la mano desde el principio. "Anya... serás mía", pensó sin rodeos. Una sonrisa se dibujó en sus labios justo cuando Forest apartó la mirada de la Senadora y la miró a ella.

Clarke se quedó sin palabras, el tono urgente y autoritario de Forest le había retenido la lengua, normalmente tenía un chiste preparado, reaccionaba casi instintivamente a las provocaciones, pero en ese momento se sintió mal. Había hecho algo estúpido y lo sabía, inconscientemente quería escapar de esa prisión para estar sola por un tiempo, pero ese gesto impulsivo suyo era completamente imprudente y, probablemente, había sido dictado por la escapada de Woods. La ausencia por una urgencia familiar era solo una excusa, eso lo sabía con certeza, pero, a pesar de eso, tenía razón Forest, se estaba comportando como una niña traviesa y no era propio de ella. Ese beso la había alterado más de lo que quería admitir, pero no podía permitirse esa locura, tenía un rol y deberes muy específicos y, ciertamente, no podía dejarse llevar y seguir el camino de los sentimientos, no hubiera sido apropiado. 

The Bodyguard (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora