Capítulo 14

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Lexa y los demás habían tardado una eternidad en dispersar a la multitud de periodistas que se resistían a irse tras el impactante anuncio que acababa de hacerse, pero al final los agentes prevalecieron y, con tenacidad y paciencia infinita, lograron traer silencio y calma de vuelta a la mansión Griffin.

Woods les había dado el día libre a Octavia y Bellamy, diciéndoles que regresaran frescos y descansados para el turno de noche, y luego se había encerrado en su oficina, en un vano intento de digerir el discurso de Clarke. Esas palabras no querían dejar de perseguirla, como si fueran un grito desesperado, y en su corazón sabía que no estaba lejos de la verdad, pero no podía entenderlo.

Estaba literalmente aterrorizada, no sabía cómo gestionar sus emociones. La senadora acababa de desafiar abiertamente a sus enemigos y pronto se revelarían las represalias de ese gesto, poniéndola nuevamente en el centro de la mira. Pero esa no fue la parte que más intimidó a Lexa, ¡no! Se quedó sin palabras cuando Clarke declaró al mundo entero que estaba enamorada. En ese preciso momento, Clarke había apuntado sus hermosos ojos azules hacia los suyos y le había declarado su amor en la televisión en vivo. Su mirada intensa y amorosa no dejaba lugar a dudas: Clarke la amaba y no tenía intención de renunciar a ese sentimiento. Lo que asustó a Lexa fue precisamente el hecho de que ella correspondiera ese amor, tan intenso y abrumador, por la senadora. Tenía miedo de dejarla ir, de no poder protegerla como debía. La mera idea de perderla era imposible para ella. "Necesito hablar con Clarke lo antes posible, necesito decirle cómo me siento", era lo que el corazón de Lexa seguía repitiendo, pero la razón siempre la llevaba de nuevo al trabajo. Había que aclararlo, era innegable, pero aún no era el momento. Había que gestionar una amenaza demasiado real y hacerla inofensiva.

Lexa se sentó en su escritorio como si hubiera tenido una epifanía.

—Sigue tus instintos...—fueron las palabras que nunca dejaron de rondar sus pensamientos.

Encendió la computadora portátil y comenzó el video de la conferencia. Se concentró en el mensaje desafiante, repitiéndolo varias veces, buscando miradas, expresiones sospechosas, hasta que identificó lo que estaba buscando. En ese momento se le ocurrió la idea, decidió jugar con astucia y utilizar la provocación de Clarke a su favor, tendiendo una trampa a esos inmundos bastardos. Las investigaciones que había hecho junto a Lincoln pusieron de relieve un posible defecto interno y esa le pareció la mejor palanca para sacarlo a la luz y perseguirla hasta encontrar los hilos que la movían.

***

La mansión Griffin volvió a estar en silencio. La senadora había sido escoltada por Lincoln y Anya a su habitación. Ella sabía muy bien que su discurso tendría repercusiones, y el hecho de que Lexa hubiera enviado a otra persona para que la escoltara era una prueba clara de ello.

Le hubiera gustado que Lexa la acompañara, tal vez hubieran podido hablar. Dios, necesitaba escuchar su voz, casi como si se hubiera convertido en una droga para ella, pero ahora no era el momento y estaba más que consciente de ello.

Además de declarar su amor a la mujer de la que estaba perdidamente enamorada, ciertamente no había olvidado que había lanzado el guante a sus enemigos y, habiendo conocido a la jefa de seguridad desde hacía tiempo, sabía muy bien que la agente haría todo lo posible para protegerla y que, en ese mismo momento, ya estaba trabajando en desarrollar un plan estratégico para gestionar las consecuencias de su anuncio.

Despidió a Anya y a Lincoln y se recostó en la cama, olvidándose de la herida en su brazo y maldiciéndose por acostarse sobre ella. Estaba rodeada de mil pensamientos, pronto tendría que afrontar las consecuencias de su anuncio, pero el cansancio se apoderó de ella. Estaba agotada por lo sucedido en las últimas veinticuatro horas, por lo que cayó en un sueño profundo.

The Bodyguard (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora