Anya acababa de terminar su turno, pero Lexa le había informado que, debido a las rabietas de la senadora, volvería a trabajar esa misma noche para una salida no programada. Puso los ojos en blanco y se agarró la nuca con una mano para masajearlo un poco. Las últimas semanas habían estado llenas de turnos dobles y empezaba a sentirse cansada, pero ese era su trabajo y, en cierto modo, le encantaba, aunque aguantar a su jefa se estaba volviendo cada vez más difícil. Sonrió al pensar en Lexa y su expresión (de puros celos) cuando le informó, palabra por palabra, la urgente petición de la Senadora de una salida bastante inesperada y difícil de gestionar.
— Estás realmente obsesionada, amiga mía...— murmuró, sacudiendo la cabeza.
Estaba bajando las escaleras del edificio para llegar a la oficina de Reyes, había pasado su turno pensando en ella, en ese extraño pedido y esas palabras que, solo de pensar en ellas, le daban escalofríos.
Tal vez había llegado demasiado lejos, nunca debería haber coqueteado con ella, pero lo suyo era sólo una forma de defensa contra los ataques, ahora diarios, de lo que se estaba convirtiendo en su obsesión. Sólo cuando llegó a la puerta de la oficina de la Jefa de Gabinete se dio cuenta de lo nerviosa que estaba. Su corazón latía con fuerza y se vio obligada a desabrocharse los dos botones superiores de su camisa. Estaba sin aliento y sentía como si se estuviera asfixiando por falta de aire.
Tocó la puerta dos veces y esperó el permiso para entrar, que llegó poco después.
— ¿Quería hablar conmigo, señorita Reyes? — preguntó retóricamente.
—Sí, por favor, toma asiento — dijo Raven, tratando de mostrar toda su determinación.
Anya se sentó sin perder en ningún momento el contacto visual con Raven, un escalofrío recorrió su columna provocando una sensación que nunca antes había sentido.
— Quiero ser completamente honesta... no tiene sentido andarse con rodeos — añadió luego, sondeando el terreno.
— Directa y sincera... dos cualidades que realmente aprecio en una mujer — respondió Forest, dando rienda suelta a sus pensamientos sin quererlo realmente.
El comentario de Anya sorprendió a Raven, su continuo coqueteo, luego del comportamiento tímido y vacilante inicial, la desestabilizaba, era ella quien solía provocar hasta el punto de la exasperación, nunca era lo contrario, en cambio con la agente frente a ella era diferente. Anya Forest era diferente.
Desde que Anya cruzó ese umbral, Raven ya no había podido quitarle los ojos de encima. Sabía muy bien que no era ni el momento ni el lugar, pero se estaba volviendo loca y luchaba por controlar sus emociones e instintos. Ese pequeño juego entre ellas, las burlas, la provocación constante, habían creado una tensión sexual inimaginable, que ahora literalmente se estaba apoderando de ella.
Sus ojos negros recorrieron el cuerpo de la otra de forma codiciosa y lujuriosa. Quizás centrándose más de la cuenta en esos dos botones abiertos de la camisa que dejaban al descubierto parte de esa piel dorada que le hubiera encantado tocar. Si hubiera escuchado sus impulsos, habría saltado sobre Anya de inmediato, pero lo más probable es que el resultado hubiera sido sólo la fuga de la agente y ninguna otra oportunidad para que ella calmara su obsesión con Forest. Se levantó de su silla y caminó alrededor del escritorio, luego se apoyó en el borde de la mesa para pararse directamente frente a Anya. Las manos apoyaron la postura acariciando ligeramente sus caderas.
Forest tragó pesadamente. Reyes llevaba una blusa blanca, rayando a transparente, sobre una falda mini negra con abertura lateral y unos vertiginosos zapatos de salón del mismo color. Se había soltado el cabello, liberándolo de la coleta alta que solía llevar durante las horas de trabajo, y que ahora caía suavemente sobre sus hombros. Su rostro estaba cubierto con un ligero maquillaje, lo que hacía que su mirada fuera aún más intensa y su boca aún más provocativa. Mientras que sus mejillas parecían moradas por una ligera vergüenza, en marcado contraste con su actitud orgullosa y decidida.
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The Bodyguard (Clexa)
FanfictionTraducción Clexa💚🩵 Clarke Jane Griffin es la senadora más joven y poco convencional de Estados Unidos. Desde el inicio de su mandato siempre ha servido a los intereses de las minorías oprimidas por la sociedad, discriminadas por motivos de raza, o...