Capítulo Veintidós.

431 44 144
                                    

¿Puedes ir hacia adelante conteniendo el impulso de ver hacia atrás? ¿Puedes realmente abandonar los recuerdos?

Los recuerdos son aquellas películas que se reproducen en tu memoria durante mucho tiempo, hasta que logras olvidar el cofre en donde guardaste todos tus recuerdos. Puede que pasen los años y esas memorias se deterioren con el tiempo, sin embargo, si realmente deseas conservar algo de ello, tu mente seguirá recordando pequeños fragmentos.

Por eso recuerdo cada una de sus sonrisas todos los días. Cada plática por las tardes. Todos los chistes malos de Jisung y alguna que otra anécdota mal contada, con líneas de tiempo distorsionadas. También existen los recuerdos que quieres olvidar y tu cabeza solo se empeña en recordártelo una y otra vez.

Suspiro por todo lo que pasa por mi cabeza tan temprano por la mañana: recuerdo cuando se ganó la confianza de mi mamá, cuando intentó entretener a las niñas del parque con su cuento del príncipe de las cien cuerdas doradas, el día que presumió su guitarra, el día que le escuché cantar por primera vez, cuando le oí decir que soy su musa, cuando me besó por primera vez...

Me hace sonreír bajo la oscuridad de mis chamarras, debido a que ya escucho el piar de los pájaros, sé que la luz del día ya ha bañado mi habitación.

Lanzo la cobija a un lado, tomo asiento sobre el colchón y froto mis ojos con los nudillos de mis manos para acostumbrarme a la claridad.

—Buenos días, Jinnie. —Saludo.

Él contesta con la única canción que se sabe.

—¿Ya estás feliz? He dormido tarde anoche y he despertado como si hubiera dormido tanto, ¿tú piensas que me gusta? Porque entonces estás en lo correcto. Me refiero a la sensación de despertar como si hubiese dormido todo un día.

Vuelve a responder con la misma canción.

—¿Cómo dices? —Lo acerco hasta mí, de modo que mi oreja pueda estar cerca de sus pequeñas manitos. — ¿Hyunjin? Ah, se fue temprano anoche, ni siquiera pude decirle que sí me gustó su regalo —Paso mis dedos cerca de sus ojos negros. —O sea tú.

Su sonrisa ladeada me hace sonreír. Vuelvo a acostarme, apartando las sábanas y lo miro atento.

—Tú lo sabías, ¿verdad? —Acuso. Él me sonríe con esa sonrisita ladeada bordada de hilos negros. —¿Sabías que él...que yo? —Me detengo. —Jinnie, eres muy malo, solo sabes cantar una canción y hacerme hablar contigo, un peluche que posiblemente tenga una cámara oculta... ¡Espera! No tienes una cámara ¿O sí? —Frunzo los labios. —¡Hyunjin voy a matarte si me ves en este momento!, es decir, ¡es ilegal!

La habitación queda en profundo silencio después de que pronuncio eso.

—No, Hyunjin sería incapaz. —Me convenzo.

Hyunjin, Hyunjin. Ay, Hyunjin.

Miro el peluche que me regaló para mi cumpleaños, al cual le he llamado Jinnie. ¿Es muy cursi? Pero me gusta, además le queda bastante bien.

Acomodo a Jinnie sobre mi almohada y me levanto por fin. Busco la toalla para ducharme. Cuando salgo de nuevo, envuelto de la toalla, me detengo al ver a Jinnie en la cabecera. Pienso lo que estoy a punto de hacer, pero no por demasiado tiempo: lo levanto y le doy la vuelta, para que quede de espaldas contra mí mientras yo me tomo mi tiempo para vestirme.

Suena ridículo, pero por alguna razón me siento más cómodo si no se está viendo.

Pongo crema por mi cabello para que pueda seguir siendo suave como hasta ahora. Verme al espejo esta mañana, me ayuda a pensar un poco más sobre lo que siento. Trazo una línea invisible que conecta un camino en mis mejillas y conectan a mis pecas. Nunca admiré con tanta devoción mis pecas, no lo hacía yo, pero alguien lo hacía por mí.

OMEGA NEGADO © #HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora