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ALEXA SMITH'S POV:

A través de la ventana de la sala veía como las gotas de agua caían. Mi teléfono reproducía A change gonna come de Sam Cooke, siempre que escuchaba esa canción me recordaba a mi papá y el como estuviéramos bailando juntos si él no hubiera muerto.
Alejé ese pensamiento de mi mente como la mirada de la ventana y seguí mi trabajo con las tijeras. Desde que Stormi me dijo ayer en la tarde que le gustaría una casa de muñecas he puesto mis manos a la obra. Dibujé los planos de lo que sería la casa y busqué en Pinterest inspiración y fotos de cosas que iba a necesitar imprimir.

Después de salir del trabajo ayer pasé por el super mercado y pedí tres cajas,  por si las moscas, además de comprar de esas paletas de madera que usan los médicos en la boca, silicona y paletas de pintura y también algún retazo de tela y encajes.

Estuve buscando por toda la casa algún que otra caja pequeña y demás cosas que iba a utilizar. Nunca demoraba más de tres horas haciendo una casa cuando era niña pero ahora necesito que sea perfecta porque no será para mí.

Terminé de recortar el trozo de madera que usaría para los escalones de la escalera, alcancé el pote de pintura blanca a mi lado en el suelo y la brocha para pintar todos los rectángulos de madera que había hecho hasta ahora.

Me tomé el trabajo de buscar en Youtube algunos tutoriales y la verdad me han ayudado mucho.

Ya tenía armada la estructura del hogar de las muñecas, solo faltaba asegurarlo con silicona y unos trozos de madera para mayor resistencia, aún no forraba las paredes con el papel de envolver que compré en la papelería de la esquina, escogí uno rosado de flores blancas, otro simulando la madera y otro que parecía mármol para la cocina.

La canción terminó y ahora sonaba Ginger me de Rema, me moví al ritmo de la canción a la vez que pintaba con cuidado. No me preocupaba por el piso, antes de empezar con todo esto puse papel periódico en el suelo y un nylon que usaba para envolver las cajas y que no se llenarán de polvo.

Los toques a la puerta me sorprendieron a mitad de mi baile improvisado, me encaminé a la puerta pensando que podría ser mi repartidor de pizza.

— Hola, Alexa — esa sin duda no es la voz de un repartidor pizza y sin duda no luce como mi repartidor de pizza — Un joven venía a entregarte tu pizza y decidimos no hacerlo subir así que aquí tienes tu pizza — me entregó la caja.

— ¿Kylie, Kendall? — las dejé pasar, no entendía que hacían ambas, en mi casa — ¿Qué hacen aquí? ¿Y a esta hora? — miré el reloj en la pared de mi sala y marcaba las 11:00 p.m

— Queriamos verte — respondió la mayor mirando todo con suma curiosidad — Linda casa — mencionó señalando el lugar.

— Gracias — murmuré, caminé hasta la cocina para dejar la caja de pizza y volver a la sala donde las hermanas estaban sentadas cómodamente en mi sofá viendo el desastre de pintura, cartón, madera y papel en el piso — Disculpen por eso — señalé el lugar que ellas miraban — No sabía que tendría visitas.

— ¿Es la casa de muñecas de Stormi? — preguntó Kylie mirándola 

— Si — respondí y me acerqué más a ellas, aunque no tanto, solo me senté de frente a sus cuerpos en otro sofá.

— La última vez que vine no recuerdo que hubiera tantas cajas en tu sala, Alexa — observó mi jefa, y tenía razón con todo el tema de mi viaje a Cuba me tomé la libertad de comprar mucha comida y ropa y demás cosas que podría necesitar mi familia, algunas cosas nos las podría llevar conmigo así que las mandaría por paquetería.

— Oh, son para mí viaje — contesté.

— ¿Te vas de viaje o para la guerra? —  bromeó la modelo — En serio, Alexa son demasiadas cosas.

— No, no lo son, nunca es suficiente — respondí cortante — En serio ¿Qué hacen aquí?

— Ya te lo dijimos, Alex, vinimos a verte — Kendall otra vez hablando, toda su atención puesta en mi, algo que me hacía sentir nerviosa.

— Me ves todo el tiempo en el trabajo — señalé a Kylie que hasta ahora solo miraba por la ventana aún sentada en mi sofá — De Kendall lo entiendo.

— Está bien — suspiro la menor y caminó hasta mi lugar contorneando sus caderas — Queríamos darte algo — mencionó, su hermana llegó hasta su lado y se sentó sobre sus talones.

— ¿Qué cosa? — mi voz salió débil y temblorosa, eso es lo que pasa cuando las tengo tan cerca y mirándome como si fuera la única en su mundo.

Kendall sacó una cajita negra de terciopelo de su bolsillo trasero del jean y por un minuto se me paraliza el mundo.

—¿No me van a pedir matrimonio, verdad? — intenté hacer una broma pero sonó más como si tuviera miedo a sus próximas palabras y movimientos.

— Aún no, pequeña, todavía no somos lo suficientemente buenas para ser tus esposas — alegó Kylie, quién besó mi cachete izquierdo y se puso en la misma posición de su hermana sacando también un cajita de terciopelo pero en color gris.
Kendall la abrió primero y una tarjeta apreció, la tomé y la leí en alta voz.

— Bella dama nos acepta — eso fue todo, ahora Kylie abrió la suya y me tendió la otra nota y pude continuar mi lectura — una cena — las miré ambas.

— Bajo la Luna — la modelo sujetaba una cadenita con un dije de luna, la observé sorprendida.

— Y las estrellas — Kylie sujetaba otra cadena con estrellas como dijes. Las dos sonríen cariñosas.

— Si — acepté después de haber rechazado todas sus invitaciones — Acepto cenar con ustedes — en menos de un segundo tenía a ambas mujeres sobre mi, abrazándome y diciéndome lo felices que estaban.

Y para cuando se separaron de mi se turnaron para poner sus collares en mi.

— Hermosa, estás hermosa — Kylie dijo sincera.

— Siempre hermosa, siempre nuestra — lo último lo susurró, Kendall besó mi cachete derecho y me volvió a abrazar.






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Hoy es mi cumpleaños así que les quise hacer algo especial, además el capítulo anterior era algo corto.

Jenner's princess ; the Jenner SistersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora