Jenner's princess ; the Jenner Sisters

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ALEXA SMITH

Cuba, mi dulce país que tuve que dejar atrás junto a mi familia y amigos para buscar un mejor futuro. Mi tierra caribeña con su calor y afecto de todos sus habitantes. Mi nación que resguarda historia y cultura.

Ver mi isla desde lo más alto del cielo fue asombroso, el deseo de llegar a casa y abrazar a mi madre cada vez eran más fuertes. Pero cuando el avión aterrizó y pude salir, las lágrimas que juré no derramar hasta llegar a casa salieron. El Sol de mi país me bañaba con sus rayos dorados dándome la bienvenida a mi único hogar. Todo se sentía diferente, el clima, el ambiente, todo.

Y aunque quería bajar desesperada del avión Kylie me lo prohibió y le hice caso, después de aquella escena en el avión dudaba mucho poder caminar tres pasos con mis piernas temblando sin caerme. Me rehúse tremendamente a que la modelo me cargara, que vergüenza, no muchas gracias.

El recibir las maletas fui fácil y bastante rápido teniendo en cuenta la demora en los aeropuertos cubanos. Notaba como mucha gente se nos quedaba mirando y tiraba fotos sin disimular ni un poquito.

Un auto negro con el logo de Mercedes Benz esperaba en las afueras del aeropuerto, la verdad en Cuba puedes encontrar bastantes Mercedes pero no los de última generación sino los 'normales', esos que si no llevan el logo no sabes que son de la marca.

Kendall me abrió la puerta en la zona trasera del carro y entré agradeciéndole su gesto. Adelante iba un chófer y ella y a mi lado si herma que no dejaba de darme caricias en el muslo y me preguntaba cómo me sentía. Podía sentir a Kendall pendiente a mi por el espejo del auto.
Antes de arrancar le di la dirección de mi casa al chófer y nos pusimos en marcha.

Si pensaba que mi país había mejorado en todo el tiempo que me fui todo eso se fue a la mierda cuando vi las calles y la pobreza en la que vivían muchas personas. Por un minuto me dió vergüenza enseñarles esta Cuba a los dos mujeres, venir desde tan lejos donde tienes lujos y millones de dólares para llegar aquí y ver calles repletas de basura y edificios cayéndose a pedazos. Sin duda esta no es la Cuba que todos soñamos tener.

— Te noto perdida, mi amor. ¿Pasa algo? — dejé de mirar por la ventanilla y volteé a ver a Kylie quien con su rostro fruncido esperaba mi respuesta.

— Solo un poco decepcionada, nada más — contesté, su mano pasó a acariciar con suavidad mi mejilla derecha — Mi país se cae a pedazos y lo peor es que mi familia sigue aquí.

— No entiendo cómo te sientes — dijo honesta — pero me voy a quedar a tu lado, nos vamos a quedar a tu lado, porque estoy segura que después de lo del avión, Kendall no se separa de ti — sentí mi rostro arder — y vamos a ayudarte en lo que sea que necesites.

— Han hecho mucho por mi en este viaje — uno de sus dedos fue a parar a mi labios y los masajeó y lo introdujo levemente en mi boca. La miré fijamente a los ojos.

— Puede que para ti sea mucho, para nosotras es una miseria. Te mereces más y te lo vamos a dar — sentenció alejando su toque de mi, mi piel cosquilleando por su toque.

—¿Dónde se van a hospedar? — pregunté cambiando de tema.

— El Hotel Nacional — respondió y asentí volviendo mi vista a la ventana.

El trayecto a casa no era corto, más bien 45 minutos y si teníamos suerte con el tránsito se haría más corto.
De vez en cuando Kendall volteaba a verme con una sonrisa en su rostro o Kylie acariciaba mi cabello.

Los nervios comenzaron a llegar cuando nos estábamos acercando cada vez más a mi casa. Ya a una cuadra mi corazón bombeaba más rápido, sentía mis manos temblar y sudar como nunca antes. Quería que el chófer fuera más rápido pero era imposible. Con mi dedo tembloroso le señalé donde parquear.