Asombrosa

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Vegeta, Kyabe y Akira se encontraban en el campo de entrenamiento de la Corporación Capsule. Vegeta, con los brazos cruzados, observaba a los dos guerreros con una mirada crítica.

"Kyabe, quiero que pelees contra Akira," ordenó Vegeta. "Quiero ver qué tan lejos has llegado en tu entrenamiento."

Kyabe asintió con determinación, mientras que Akira sonreía con confianza. Ambos se prepararon, adoptando sus posturas de combate.

"¡Comiencen!" gritó Vegeta.

En un abrir y cerrar de ojos, Akira se movió con una velocidad impresionante. Kyabe apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Akira lo golpeara con una serie de ataques rápidos y precisos. En cuestión de segundos, Kyabe fue derribado, aterrizando con fuerza en el suelo.

Kyabe se levantó, sacudiéndose el polvo y mirando a Akira con admiración. "Eres asombrosa, Akira. No puedo creer lo rápido y fuerte que eres."

Akira sonrió y extendió una mano para ayudarlo a levantarse. "Gracias, Kyabe. Sigue entrenando y pronto serás aún más fuerte."

Vegeta se acercó, con una leve sonrisa de orgullo en su rostro. "Buen trabajo, Akira. Has demostrado tu valía. Kyabe, no te desanimes. Usa esto como una motivación para mejorar."

Kyabe asintió, decidido. "Sí, maestro Vegeta. Seguiré entrenando duro."

Vegeta miró a ambos con seriedad. "Este es solo el comienzo. Ambos tienen un gran potencial. Pero recuerden, el verdadero combate es mucho más que solo fuerza y velocidad. Es estrategia, determinación y corazón."

Akira y Kyabe asintieron, comprendiendo la lección. Vegeta se volvió hacia Akira. "Tienes un talento natural, Akira. Pero no dejes que eso te haga bajar la guardia. Siempre hay alguien más fuerte ahí fuera."

Akira asintió. "Lo sé, papá. Seguiré entrenando duro."

Vegeta miró a su hija con orgullo. "Bien. Ahora, vamos a seguir entrenando. Kyabe, prepárate para el próximo combate."

Kyabe sonrió, sintiéndose motivado por las palabras de Vegeta. "Estoy listo, maestro."

Los tres continuaron su entrenamiento, sabiendo que cada día de trabajo duro los acercaba más a sus metas y les fortalecía tanto física como mentalmente.
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La noche había caído sobre la Corporación Capsule, y todos estaban reunidos en la gran mesa de comedor, disfrutando de una cena deliciosa. La atmósfera era relajada, llena de risas y conversaciones animadas. Akira, después de terminar su plato, se volvió hacia Kyabe.

"¿Te gustaría salir un momento a tomar aire fresco?" le preguntó con una sonrisa.

Kyabe asintió, agradecido por la invitación. "Claro, me encantaría."

Ambos salieron al jardín, donde el aire fresco de la noche les envolvió. Se sentaron en un banco bajo las estrellas y comenzaron a hablar de todo y nada, disfrutando de la compañía mutua. Kyabe, siempre con su buen humor, comenzó a contarle una serie de bromas.

"¿Sabes cuál es el colmo de un jardinero?" preguntó Kyabe con una sonrisa traviesa.

Akira se encogió de hombros, intrigada. "No, ¿cuál?"

"¡Que lo dejen plantado!" respondió Kyabe, riendo.

Akira estalló en carcajadas, disfrutando de la broma simple pero efectiva. "Esa fue buena, Kyabe. Realmente sabes cómo animar el ambiente."

Kyabe sonrió, contento de verla reír. "Me alegra que te haya gustado. Es agradable verte sonreír así."

Pasaron un rato más hablando y bromeando, hasta que decidieron regresar a la casa. Mientras caminaban de vuelta, Akira se sintió relajada y feliz, agradecida por el momento de distracción.

"Gracias por esta noche, Kyabe. Realmente lo necesitaba," dijo Akira, deteniéndose frente a su habitación.

"De nada, Akira. Yo también lo pasé muy bien," respondió Kyabe. "Descansa bien."

Akira sonrió y asintió. "Tú también. Buenas noches."

Cada uno se retiró a su habitación. Kyabe, al cerrar la puerta, no pudo evitar pensar en lo maravillosa que era Akira: fuerte, hermosa y con un espíritu increíble. Se sentía afortunado de haber compartido ese momento con ella y estaba decidido a seguir conociéndola mejor.

Por su parte, Akira se tumbó en su cama, sintiéndose más ligera y con una sonrisa en el rostro, agradecida por la amistad y el apoyo de Kyabe.
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Mientras tanto En casa de Broly, el se encontraba tumbado en su cama, mirando fijamente al techo. Su mente no dejaba de divagar sobre lo que podría haber sido si hubiera sido honesto desde el principio. Los pensamientos sobre Akira invadían su mente, y se preguntaba cómo sería su vida si hubiera tenido el valor de expresar sus sentimientos por ella.

"Si hubiera sido honesto con Akira desde el principio..." murmuró Broly para sí mismo, imaginando cómo podría haber sido estar casado con ella. La idea de compartir una vida con Akira, entrenando juntos, luchando codo a codo, y disfrutando de momentos sencillos y felices, lo llenaba de una mezcla de tristeza y anhelo.

Broly suspiró profundamente, sintiendo el peso de sus decisiones. "¿Y si nunca hubiera aceptado casarme con Pan? ¿Y si le hubiera dicho la verdad a Akira?"

Los remordimientos y las preguntas sin respuesta giraban en su mente, agotándolo emocionalmente. Finalmente, el cansancio lo venció y cayó en un sueño inquieto, donde las imágenes de una vida diferente, una vida con Akira, se mezclaban con la realidad de su situación actual.

Mientras dormía, soñó con Akira. En sus sueños, estaban juntos, felices, compartiendo risas y aventuras. Se despertó varias veces durante la noche, cada vez con una sensación de pérdida y melancolía más profunda. Broly sabía que debía enfrentar la realidad y buscar una forma de seguir adelante, pero por ahora, solo podía cerrar los ojos y dejarse llevar por el mundo de los sueños, donde sus deseos y esperanzas aún podían tomar forma.

Al amanecer, Broly se levantó con una determinación renovada. Decidió que, aunque no podía cambiar el pasado, podía trabajar para ser una mejor persona en el futuro. Se prometió a sí mismo ser más honesto y abierto, no solo con los demás, sino también consigo mismo.

AKIRA LA HIJA JAMAS CONTADA DE VEGETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora