Yamcha y el Fracaso

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Advertencia, Lemon disponible, si no te gusta solo saltate el capítulo GRACIAS:).
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Pasaron días y Yamcha y Akira empezaron a salir con más frecuencia. Sin embargo, durante sus citas, Yamcha no podía evitar hacer comentarios sobre su madre.

"Akira, eres tan bonita como tu madre," decía Yamcha con una sonrisa nostálgica.

Akira, aunque agradecida por el cumplido, empezaba a sentirse un poco incómoda. "Gracias, Yamcha. Pero me gustaría que me conocieras por quien soy, no solo por ser la hija de Bulma."

Yamcha, dándose cuenta de su error, se disculpó. "Tienes razón, Akira. Es solo que he conocido a tu madre por tanto tiempo que a veces es difícil separar a la persona de los recuerdos."

Akira sonrió. "Entiendo, pero me gustaría que nuestras conversaciones se centraran más en nosotros y en lo que estamos viviendo ahora."

Yamcha asintió. "De acuerdo, prometo hacerlo mejor."

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Mientras tanto, Bra y Goten estaban más felices que nunca con la noticia del embarazo. Bra ya llevaba dos meses y ambos estaban emocionados pensando en nombres para su bebé.

"¿Qué te parece el nombre Sora?" sugirió Bra.

Goten sonrió. "Me gusta, pero también me gusta el nombre Taro."

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De vuelta en la Corporación Capsule, Akira y Vegeta continuaban con su entrenamiento. Vegeta, aún curioso sobre las frecuentes salidas de Akira, decidió no intervenir y confiar en su hija.

"Papá, ¿puedo pedirte un consejo?" Akira preguntó un día mientras entrenaban.

"Claro, Akira. ¿Qué pasa?" respondió Vegeta.

"Es sobre Yamcha... a veces siento que me ve más como una extensión de mamá que como una persona independiente," confesó Akira.

Vegeta reflexionó por un momento. "Dale tiempo, Akira. Si realmente le importas, aprenderá a verte por quien eres y no solo por tu conexión con Bulma."

Akira asintió, sintiéndose un poco más tranquila. "Gracias, papá."

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Akira estaba en su habitación, sintiéndose abrumada por una crisis de ansiedad. Se sentó en su cama, abrazando sus rodillas y tratando de calmar su respiración, pero las lágrimas no dejaban de brotar.

En ese momento, Bulma pasó por el pasillo y escuchó el sollozo de su hija. Preocupada, entró en la habitación y vio a Akira en ese estado.

"Akira, cariño, ¿qué pasa?" preguntó Bulma suavemente, sentándose junto a ella y abrazándola.

Akira intentó hablar, pero su voz se quebraba. "No lo sé, mamá. Todo es demasiado. Siento que estoy perdiendo el control."

Bulma la abrazó más fuerte. "Está bien, querida. A veces, todos nos sentimos así. Voy a traerte algo que te hará sentir mejor."

Bulma salió de la habitación y regresó unos minutos después con un plato de galletas y un vaso de leche. "Aquí tienes, Akira. Come un poco y trata de relajarte."

Akira tomó una galleta y dio un sorbo de leche, sintiendo el consuelo que su madre le brindaba. "Gracias, mamá. No sé qué haría sin ti."

Bulma le acarició el cabello. "Siempre estaré aquí para ti, Akira. No importa lo que pase. Y recuerda, no tienes que enfrentar todo sola. Tu familia está aquí para apoyarte."

Akira asintió, sintiéndose un poco más tranquila. "Lo sé, mamá. Gracias por recordármelo."

Yamcha y Akira continuaron su "relación" con entusiasmo. Con el tiempo, Yamcha sintió que había llegado el momento de llevar su amor al siguiente nivel. Con la elegancia que lo caracterizaba, decidió invitar a Akira a un hotel lujoso. "Quiero que esta noche sea especial", le dijo con una sonrisa cálida, asegurándole que él se encargaría de todos los gastos. Su caballerosidad y atención a los detalles reflejaban el gran hombre que era, deseoso de crear un momento inolvidable para ambos.
Akira, aunque no lo amaba, aceptó la invitación. Había una distancia en su corazón que no podía superar, pero decidió seguir adelante. Sabía que, a pesar de cualquier eventualidad, no podría quedar embarazada, gracias a un deseo que había pedido tiempo atrás. Esta certeza le daba una tranquilidad peculiar, permitiéndole aceptar la propuesta de Yamcha sin mayores preocupaciones.
Ambos llegaron a la habitación del hotel, un espacio elegante y lleno de lujo. Akira no podía evitar sentir una mezcla de nerviosismo y curiosidad, mientras que Yamcha, por otro lado, estaba lleno de deseo y entusiasmo. La atmósfera entre ellos era densa, cargada de expectativas y emociones contenidas.

AKIRA LA HIJA JAMAS CONTADA DE VEGETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora