AKIRA LA HIJA JAMAS CONTADA DE VEGETA.

Con otro funcionara?

Era una mañana linda en Corporación Capsule. El sol brillaba, los pájaros cantaban, y el aire fresco llenaba los jardines bien cuidados alrededor del edificio. Después de un buen desayuno en familia, todos se sentían llenos de energía.

Akira, a pesar de la turbulencia emocional de los últimos meses, comenzaba a sentirse más en paz. Había decidido enfocarse en su entrenamiento y mejorar sus habilidades. Mientras contemplaba el paisaje desde la ventana de su habitación, escuchó un golpe en la puerta.

Vegeta: "Akira, ¿estás lista?"

Akira se dio la vuelta, viendo a su padre en la puerta con los brazos cruzados y una expresión decidida.

Akira: "Sí, papá. Vamos."

Ambos salieron hacia el patio de entrenamiento de la Corporación Capsule. Bulma los observaba desde la ventana de la cocina, una sonrisa tranquila en su rostro mientras preparaba una taza de café.

Vegeta: "Hoy trabajaremos en tus reflejos y tu capacidad de reacción. No hay espacio para errores."

Akira asintió, decidida a demostrar su valía.

Akira: "Entendido, papá. Estoy lista para lo que venga."

Comenzaron con ejercicios básicos de calentamiento antes de pasar a combates simulados. Vegeta no escatimó en rigor, empujando a Akira a sus límites y más allá. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Akira notó un cambio en la forma en que Vegeta la miraba. Había un atisbo de orgullo en sus ojos, una chispa que le dio fuerzas adicionales.

Después de varias horas de entrenamiento intensivo, se tomaron un breve descanso. Vegeta se dirigió a Akira, su tono más suave que de costumbre.

Vegeta: "Akira, has mejorado mucho. Estoy orgulloso de ti."

Akira, sorprendida por las palabras de su padre, sonrió ampliamente.

Akira: "Gracias, papá. Eso significa mucho para mí."

Vegeta asintió, sin mostrar demasiada emoción pero dejando claro que lo decía en serio.

Vegeta: "No te relajes. Aún queda mucho por hacer."

Akira: "Por supuesto. Estoy lista para seguir entrenando."

Mientras continuaban su entrenamiento, Bulma los observaba desde la distancia, sintiéndose feliz de ver a su familia unida y fuerte. El futuro se veía brillante, lleno de nuevas oportunidades y desafíos por superar juntos.
----

Mientras Akira y Vegeta continuaban su entrenamiento en el patio, el radiecito de Bulma emitió un pitido. Bulma contestó, y una voz le informó: "Señora Bulma, tiene visita."

Bulma: "¿De quién se trata?"

Voz: "Es Yamcha, señora."

Bulma frunció el ceño, ligeramente sorprendida. Al dar permiso para que pasara, tanto Akira como Vegeta escucharon la conversación y se detuvieron para ver quién era la visita.

Cuando Yamcha apareció, llevaba un ramo de flores en la mano. Vegeta, al verlo, asumió lo peor. Se puso inmediatamente en guardia, su ceño fruncido y la ira palpable en su postura.

Vegeta: "¿Qué haces aquí, Yamcha? ¿Esas flores son para Bulma?"

Yamcha levantó las manos en un gesto de paz, sacudiendo la cabeza rápidamente.

Yamcha: "No, no, Vegeta. Las flores no son para Bulma. Son para Akira."

Todos se quedaron momentáneamente sorprendidos. Akira, sonrojada pero sonriendo orgullosamente, aceptó las flores.