AKIRA LA HIJA JAMAS CONTADA DE VEGETA.

Sorpresaaaa y cena!!!

Al otro día, la familia Briefs se reunió para desayunar en la cocina. El sol brillaba a través de las ventanas, iluminando la mesa llena de comida.

Bulma sirvió café para todos y sonrió. "Espero que todos hayan descansado bien después de la fiesta."

Bra, con una sonrisa nerviosa, miró a sus padres y hermanos. "Tengo algo que contarles."

Todos la miraron con curiosidad. Trunks, aún recuperándose de la resaca, levantó una ceja. "¿Qué pasa, Bra?"

Bra respiró hondo. "Goten y yo somos novios."

La noticia cayó como una bomba. Akira dejó caer su tenedor, y Bulma abrió los ojos con sorpresa. "¡¿Qué?!"

Vegeta se levantó de golpe, su cara tornándose roja de enojo. "¡¿Qué dijiste?!"

Bra mantuvo la calma y asintió. "Sí, papá. Goten y yo somos novios. Nos hemos estado viendo desde hace un tiempo."

Vegeta apretó los puños. "¡Ese hijo de Kakarotto! ¡No permitiré esto!"

Bulma trató de calmarlo, poniendo una mano en su brazo. "Vegeta, cálmate. Deja que Bra explique."

Bra miró a su padre con firmeza. "Papá, me gusta Goten. Es bueno conmigo y me hace feliz."

Trunks, aunque sorprendido, intentó suavizar la situación. "Papá, sé que es difícil de aceptar, pero si Bra es feliz, deberíamos apoyarla."

Akira, mirando la escena, añadió en voz baja, "Todos merecemos ser felices, papá."

Vegeta respiró hondo, tratando de controlar su temperamento. "Esto no me gusta, pero si es lo que quieres, Bra... Pero no me haré responsable de mis acciones si ese chico hace algo que te lastime."

Bulma sonrió, orgullosa de la madurez de Bra y de la contención de Vegeta. "Gracias, Vegeta. Bra, nos alegra que compartas esto con nosotros."

Bra sonrió, aliviada de haber dado el paso. "Gracias, mamá. Gracias, papá."

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Bulma, intentando calmar los ánimos, sugirió: "¿Qué les parece si hacemos una cena para formalizar la noticia? Invitemos a la familia de Goten y así todos podamos convivir."

Vegeta, aún con el ceño fruncido, cruzó los brazos. "No estoy de acuerdo con esto."

Bulma lo miró con ternura, sabiendo que detrás de su enojo estaba el amor protector hacia su hija. "Vegeta, es importante para Bra. Además, sería una buena oportunidad para unir más a nuestras familias."

Bra asintió con entusiasmo. "Sí, papá, por favor. Solo una cena."

Trunks agregó, intentando aliviar la tensión: "Vamos, papá, solo será una cena. No va a pasar nada malo."

Vegeta gruñó, pero finalmente cedió. "Está bien, pero no me responsabilizo si ese chico se comporta mal."

Akira sonrió, tratando de relajar el ambiente. "Será divertido. Además, la comida de mamá siempre es excelente."

Bulma, complacida por la aceptación, empezó a planificar. "Perfecto, entonces. Hablaremos con Goten y su familia. La cena será mañana por la noche."

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Al día siguiente, Bulma se aseguró de que todo estuviera perfecto para la cena. La mesa estaba decorada elegantemente y la comida olía delicioso.

Goten y su familia llegaron puntuales. Goku, Milk, Gohan, Videl y Pan entraron con sonrisas, aunque Pan aún mostraba signos de su reciente tristeza.

"¡Bienvenidos!" dijo Bulma, abrazando a Milk. "Gracias por venir."

Goku rió. "¡Cualquier excusa para una buena comida es bienvenida!"

Milk, con una sonrisa, saludó a todos. "Gracias por invitarnos, Bulma."

Vegeta, con los brazos cruzados, observaba desde un rincón, tratando de no mostrar su desagrado.

Bra y Goten se tomaron de las manos y se presentaron ante todos. "Queremos agradecerles por venir. Esta cena es importante para nosotros," dijo Bra, mirando a Goten con cariño.

La cena transcurrió con conversaciones animadas y risas. Goku y Vegeta discutieron sobre sus entrenamientos, mientras Bulma y Milk hablaban sobre sus hijos. Pan y Trunks, aunque un poco incómodos, intercambiaron algunas palabras amables.

Finalmente, Bulma se levantó y propuso un brindis. "Por Bra y Goten, que su relación sea feliz y duradera."

Todos levantaron sus copas y brindaron. Vegeta, aunque aún un poco renuente, levantó su copa también.

Después del brindis, Bra y Goten agradecieron a sus familias por su apoyo. Vegeta, aunque no totalmente convencido, comenzó a aceptar la idea, sabiendo que lo más importante era la felicidad de su hija.