Capítulo 35 : "Solo eres un fantasma, como yo solía ser".

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Martes 24 de febrero.

Harry salió corriendo de la oficina, donde lo había dejado la red flu, hacia su dormitorio. Pasó junto a Cissa en las escaleras y pasó volando junto a ella sin reconocer su sorpresa ni su saludo.

Tenía el alma de Timmy dentro de él.

No sabía si era la conmoción o el asco lo que lo impulsaba, pero su mente parecía aliviada de construir sus barreras de ladrillos hasta el cielo. Harry las empujó mentalmente, probando su fuerza, y se sintió satisfecho de que en ese momento eran tan fuertes como podían serlo.

El hecho de que el alma de Timmy estuviera dentro de él no significaba que su voz también pudiera estarlo.

El armario de Harry se abrió cuando corrió hacia él, su magia se filtraba por sus poros y estaba ansioso por cumplir sus órdenes antes de que él se las pidiera. Harry tomó la pesada palangana de piedra del estante superior y sacó un recuerdo de su mente.

Era su decimotercer cumpleaños.

Él pensó que Sirius Black era lo peor que podía haber en su vida.

Y entonces pensó que se había vuelto loco, como Snape intentó decirle.

Dios, deseaba poder volver atrás y vivir ese momento para siempre.

Harry se concentró mientras retiraba el recuerdo y colocaba el hilo plateado brillante en el pensadero de piedra.

El que tiene el poder para vencer al Señor Oscuro se acerca... nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces, nacido cuando muere el séptimo mes... y el Señor Oscuro lo marcará como su igual, pero tendrá un poder que el Señor Oscuro no conoce... y cualquiera debe morir a manos del otro porque ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva... el que tiene el poder para vencer al Señor Oscuro nacerá cuando muera el séptimo mes...

Harry ya lo había oído antes, pero nunca lo había analizado como lo intentaba hacer ahora. Parte de la niebla que había en su mente había quedado bloqueada por sus pesadas barreras, pero intentaba volver a entrar, así que siguió despejando su mente para poder concentrarse. Escuchó la profecía mientras lo hacía, una y otra vez, memorizando cada sílaba que se decía.

—Cualquiera de los dos debe morir a manos del otro —murmuró—, porque ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva.

Harry se recostó en la silla y notó que sus manos temblaban tan rápido como su corazón latía. Sin hacer nada, sacó los cigarrillos y el encendedor de su bolsillo y repitió esa frase.

—Cualquiera de los dos debe morir a manos del otro, porque ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva... así que... —Harry exhaló el humo entre sus labios, un chorro constante y parejo, y golpeó el suelo con irritación mientras fruncía el ceño—. ¿Entonces solo podemos morir si nos m-matamos el uno al otro? Si él vive para siempre, ¿yo también viviré para siempre? ¿Puedo morir si él no me m-mata?

Harry pensó en todas las veces que debería haber muerto, en todas las veces que podría haberse escabullido hacia la muerte tan fácilmente.

Cuando vivía con los Dursley, el frío abandono y el hambre constante amenazaban con paralizar sus órganos.

Esquivando cuchillos y guerras entre pandillas en las calles y en los refugios, tuvo la suerte de nunca terminar en una bolsa para cadáveres o en una tumba sin nombre como tantos otros niños de la calle.

Quirrell.

El basilisco.

La caída del cielo cuando los dementores llegaron a su partido de quidditch.

Avada Kedavra//Parte 6 de Harry Potter y Siete Años de Caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora