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Cuando Rhaenyra se casó con Daemon, ambos decidieron llevar a sus hijas con su abuela, Rhaenys Velaryon.

Ambas crecieron juntas, tan hermosas como era de esperarse, convirtiéndose en hermanas.

Ambas con cabellos blancos y largos, mientras que Rhaena con tez morena, Rhaemma con piel pálida como su abuela. Altas y delgadas, hermosas y cortejadas todo el tiempo.

Y aunque Rhaenys siempre mandaba cartas a sus padres para un permiso de cortejo, ninguno accedía, siempre decían que no era el momento.

Cuando Vaemond, hermano de Corlys pidió que desheredaran a Luke como heredero de drifymark y futuro señor de las mareas, Rhaemma sabía que algo malo se avecinaba.

Todos los lores juraron un día lealtad a su madre, pero ahora se olvidaban de ese juramento.

Rhaenys, Rhaemma y Rhaena viajaban juntas a driftmark. Rhaemma y Rhaenys en sus dragones, Aerax y Meleys. Mientras Rhaena viajaba en barco.

Al llegar a la fortaleza roja no muchas personas las esperaban, pero en la corte no había pocas personas, las tres tenían habitaciones cercanas aunque no continuas.

Rhaemma recordaba bien la fortaleza roja, siempre había sido su hogar, y al verlo se llevó la peor sorpresa de todas, no era su fortaleza roja, era una insípida fortaleza higtower.

Subió escaleras hasta la habitación del rey en la cual la autorizaron a entrar por error. Podía sentir el olor a podrido desde las escaleras, su abuelo, el ser que más la había querido, se estaba yendo.

-Hola abuelo, aquí estoy.- Rhaemma se sienta a los pies de su abuelo y lo mira, su cara es irreconocible, el hombre fuerte y hermoso que algún día conoció... Ya no había rastro de él.

Mirar toda la habitación, cortinas verdes, símbolos verdes, y sin ningún descaro. Su maqueta de la ciudad a escala, estaba impecable, y ya le faltaban un par de casas que construyeron hace poco. No se veía igual.

Desde su dragón Aerax, kings landing se veía diferente. ¿Cuando todo se había acabado?

Recordaba la fortaleza con Helaena y sus hermanos correr por los pasillos, ellos hubieran sido cercanos si no hubiera sido por las circunstancias.

-Princesa Rhaemma, es un placer verla.- No se había escuchado la puerta y Alicent estaba junto a ella.

-Reina.- Rhaemma dice y no se molesta en reverenciarla.

-Es un placer verte, nieta.

-Prefiero el título de princesa.

-Y yo las reverencias. ¿Que la dejó entrar?

-No necesito autorización, es mi abuelo y tengo su sangre, y soy la nieta de su primera esposa.

-Aemma.- Se escucha de viserys al fondo y Rhaemma junto a Alicent voltean a verlo. Estaba alucinando, pero todos en el castillo sabían cuánto amor tenía para su primera familia, la familia siempre amada.

-Alicent, quisiera quedarme un momento más con mi abuelo, a solas, por favor.- Rhaemma se acerca a su abuelo y toma su mano.

-Temo informar que el rey no puede estar solo con nadie, princesa salga por favor.

-Aquí estoy abuelo... No me he ido, aquí me tienes.- La princesa solo podía mirar todas las veces que su abuelo la llevó con el al pequeño consejo, celebro cada uno de sus logros, hizo banquetes a su nombre.

Y recordaba la vez que había montado a dragón por primera vez, junto a su hermano.

-Es difícil abuelo, no puedo.- Rhaemma reniega y se sienta en el piso.

-¿Sabes? Cuando fui jinete de Belarion,  decía lo mismo, siempre me dio miedo. Pero nos queríamos, mira tu dragón y dime que él sería capaz de dejarte caer.- Rhaemma mira a su abuelo hacia arriba y niega.

-Jace ha podido hacerlo, estoy seguro que tú también puedes, ¿no quisieras estar como Jace ahí arriba?.- Viserys señala a Vermax y Jace en los cielos donde se divertían volando.

Aerax estaba ansioso en volar, gruñía a vermax y ella solo quería hacerlo feliz.

-¿Y si lo hago mal?.- Rhaemma mira a su abuelo el niega.

-Hay sangre de dragón en tus venas... Es tu derecho de nacimiento, mientras la sangre siga corriendo en ti, tu dragón siempre estará dispuesto a volar y dar la vida por ti.

Al montar a su dragón, este estaba ansioso en volar, pero era fiel a lo que su jinete le diría.

-Lykirī Aerax.- La voz de Rhaemma sale fuerte y claro, tal y como los maestres habían dicho.

-Muy bien linda.- Escucha a Viserys gritar.

-SOVES AERAX.- El grito de Rhaemma hace que el dragón albino con escamas colores pastel se impulse y comience a ascender al cielo.

La princesa se sujetaba bien de su dragón y estaba con los ojos bien abiertos, pudo escuchar un grito de su abuelo "ERES UNA TARGARYEN"

-Gevī.- Rhaemma estaba a una altura decente para ser su primera vez volando, Jace había volado con vermax junto a ella y ambos dragones iban a la par.

-¿Te diviertes, Aemma?.- Jace dice y Rhaemma asiente.

-Aerax fue hecha para volar, aunque sigue siendo pequeña.

-Algún día será enorme y volaremos hacia los atardeceres juntos... Juntos seremos invencibles.

-Volveré pronto, abuelo.- Rhaemma suelta a su abuelo y camina hacia la salida con Alicent detrás de ella.

Camina lejos de Alicent hasta desaparecer de su vista, estaba tan distraída que choca con alguien, una cabellera platinada tan conocida.

-¡Helaena!.- Rhaemma abraza a su tía y esta le devuelve el abrazo soltando a sus pequeños de la mano.

-Que grande estás, Rhaemma.- Helaena mira a su sobrina y le sonríe con nostalgia.- Estuve buscándote por al fortaleza, donde menos creí verte, estabas.

-Lo siento, subí a ver a mi abuelo, ¿cómo has estado?.- Rhaemma mira a los pequeños y les sonríe.- ¿Son tuyo y de?...

-Aegon.- Helaena baja la mirada sonrojada y Rhaemma le sonríe.

-Vayamos a tu habitación, tomemos algo.

-Por supuesto, me encantaría.

𝔏𝔞 𝔭𝔯𝔦𝔫𝔠𝔢𝔰𝔞 𝔩𝔬𝔠𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora