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En el salón seguía la fiesta, Aemma había bailado ya con Jace y ambos habían elegido todo juntos a pesar de ser de un día a otro.

-Te prometo que cuando volvamos a la fortaleza roja, reafirmaremos nuestro matrimonio, te daré una boda enorme.- Susurro Jace a su amada.

-Te prometo que esto es suficiente para mí.- Rhaemma le susurra y le sonríe.- Ser tu esposa es suficiente.

-Seré envidiado de todo lord, ser, plebeyo y maestre de westeros.- Jace abraza por la cintura a aemma y deja un beso en su mejilla.- Espere tanto para esto, y sigo pensando que es lo mejor que me ha pasado.

Jace iba por una copa de vino cuando Baela llega detrás de Rhaemma y ambas sentían tensión.- Princesa.- Baela dice y hace una pequeña reverencia.

-Baela... yo quería hablar contigo.

-No se preocupe, princesa. Se de lo que se trata.

-Baela, nuestros padres están casados, y te he quitado un derecho, y no era algo que me correspondía.- Rhaemma toma la mano de Baela y suspira.- Jamás podré arrepentirme tanto por esto, jamás podré compensártelo, pero puedo prometerte algo, Baela, tú serás mi mano.- Rhaemma aprieta sus manos.- Serás mi confidente y no abra persona más que tú y mi esposo, en quienes confíe más.

-No quiero las sobras, Rhaemma. Déjame de humillar.- Baela suelta a Rhaena y se aleja.- Tu y yo no somos parientes, porque estoy segura, que mi tío odiaría esto.- Baela comienza a caminar y Rhaemma la sigue y la toma del brazo.

-Te prohíbo que hables de mi padre, si quiera que lo pienses, estoy segura que tú menos que nadie, sabría de quien está orgulloso mi papá.- Rhaemma la suelta y Baela le sonríe.

-Rhaemma

-Soy princesa Rhaemma, lady Baela.

Rhaenyra podía ver a su hija furiosa, podía ver cómo odiaba ser despreciada por su hijastra. Pero si algo sabía Rhaenyra, es que Baela, Rhaena o Daemon no les darían la espalda.

-Es tu noche de bodas.- Dice Rhaena a Rhaemma y está solo asiente.

-Es verdad.- Rhaemma dice sin pensar en lo que significaba.

-Si entiendes lo que significa, verdad.- Rhaena sonríe y su prima solo se ahoga con su vino.

-No.- Rhaemma se sonrojaba rápido como un tomate y veía hacia otro lado.

-Tendrás que platicarme qué pasa en ese acto, no entiendo como un bebé está ahí y al principio es pequeño y después es grande.- Rhaena dice con simpleza pero a la vez sus mejillas se sonrojan.

-Princesa, es hora de prepararla para la noche marital.- La doncella de Rhaemma dice y está asiente.

-Nos vemos mañana, pásalo bien.- Rhaena dice y se aleja.

Rhaemma camina hasta su habitación y a su lado sus doncellas caminan, todas en silencio, ella no sabía cómo se hacía esto.

Al entrar en la habitación un vestido blanco, ligero y cómodo podía notar Rhaemma estaba colgado. Realmente lindo, tenía detalles dorados y podía presentir que ese vestido no cubriría mucho de su cuerpo.

-Es muy chico.- Dice Rhaemma a sus doncellas y estás asienten.

-Así son las prendas para la primera noche marital, princesa.- Una doncella habla y se acerca a la princesa.- Empezaremos a desvestirla.

-Si.- Rhaemma acepta y empiezan a quitar su hermoso vestido de boda.- Quiero que lo guarden bien.

-Por supuesto, majestad.- Una doncella desabrocha el vestido y Rhaemma solo lo quita de los brazos, todas lo bajan y sale del vestido en un camisón casi transparente.

𝔏𝔞 𝔭𝔯𝔦𝔫𝔠𝔢𝔰𝔞 𝔩𝔬𝔠𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora