Jace y Rhaemma habían vivido cosas tan distintas en 3 días, pero ambos seguían perteneciendo al otro.
Mientras Jace peleaba por salir de la habitación en la que lo habían confinado, Rhaemma rogaba por su muerte a los dioses.
Daemon había hecho lo que la reina había pedido, había contratado dos hombre, sangre y queso. Un caza ratas y un guardia de la fortaleza roja.
Ambos habían ido por una recompensa y por la princesa, tenían que sacarla del castillo y llevarla hasta el poso de dragones, donde iría por Aerax.
Ambos hombres intentaban descubrir dónde estaba la habitación de la princesa y cuando al fin descubrieron la habitación de alguien, no era de la princesa, era de la reina.
Historia que no contaré, pero mientras sangre y queso decapitaban al príncipe Helaena abrazaba a su hija y permanecía en la esquina de su habitación.
Cuando ambos hombres terminaron, preguntaron por el último encargo.- ¿Dónde está la princesa?.
-Tienen a dos frente a sus ojos.- Dice Helaena con lágrimas en sus ojos.
-No te hagas la estúpida.- Sangre dice y Helaena solo se aferra a su hija.
-El siguiente pasillo, tercera puerta.- Helaena dice y intenta escapar pero ambos se la llevan con ellos.- Por favor.- Helaena rogaba por su vida y la de su hija.
-Estúpida, tu nos llevarás. Tú abrirás y si intentas algún truco, yo llevo a la niña.- Queso arrebata a Jaehaera de sus brazos y la lleva, la niña intenta llorar pero el hombre pone su mano en su boca.- Cállate o tu destino será igual que tu hermanito .
Helaena empieza a caminar hacia la habitación en que tenían a Rhaemma y la intenta abrir, pero esta tenía una llave.- Está cerrada.
-Quítate.- ordena Sangre y fuerza la puerta sin hacer tanto ruido. La puerta se abre y la oscuridad es presente en toda la habitación, pero se escucha un chillido al otro lado de la habitación.- Princesa.- susurra sangre y está no se descubre.
Sangre toma la lámpara de fuego y alumbra el cuarto, solo puede ver la cabellera rubia de la princesa en la esquina y se sorprende por su estado.
La princesa estaba en un camisón que parecía blanco, pero era de otros colores, el estado de la princesa era deplorable. El olor que desprendía de ella era horrible.
La sangre estaba por todos lados, lo que no dudaron que era de ella, aunque solo habían sido unos días para todos, fue una eternidad para ella.
Sus mejillas estaban carcomidas y sus ojeras eran tan presentes, su cabello platinado ya no era largo, ahora era corto hasta sus hombros.
Sus ojos rojos y sus manos mostraban heridas, igual que sus piernas delgadas.
-Vamos princesa, hemos venido por usted.- Dice sangre acercándose a Rhaemma y ella asustada intentaba hacerse lo más pequeña.
-Es una mentira, es una mentira.- repetía una y otra vez la princesa abrazada a ella misma, el miedo recorría su voz
Helaena veía a la princesa y solo podía llorar, no sabía en qué estado estaba, pero jamás creyó encontrarla así. Se acercó a ella y puso una mano en su mejilla.
-Tienes que salir de aquí, Rhaemma, o ellos matarán a todos.- Helaena decía con lágrimas y la princesa solo así reaccionaba.
-Helaena.- Rhaemma decía en forma de súplica y ella asentía.
Helaena ponía de pie a Rhaemma y la ayudaba, queso abría la puerta secreta y guiaba a sangre junto a él, esperando a Rhaemma.
-Rhaemma, tienes que llevártela.- Dice Helaena y Rhaemma mira a Jaehaera y niega.

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𝔏𝔞 𝔭𝔯𝔦𝔫𝔠𝔢𝔰𝔞 𝔩𝔬𝔠𝔞
FanfictionEl deseo, la pasión y el deber, conceptos que Rhaenyra conocía bien. Costumbres que deseaba romper por amor, costumbres que sus hijos heredarían sin querer. Esperar que el trono no fuera usurpado era un error, amar tanto a tu familia también lo era...