Capítulo 10

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La casa de Leo era enorme y fuera de esta se encontraban decenas de coches.

-¿No vas a salir? -Preguntó Maya desde fuera. Se había quitado su chaqueta con naturalidad mientras yo mantenía la mía puesta y con la cremallera cerrada.

-Es que... -Suspirando abrí la puerta del copiloto y salí. -Es la primera vez que vengo a una fiesta así.

-Tranquila, verás cómo después de unos tragos se acaba la vergüenza. -Miré a mi amiga. -¿Qué?

-¿A cuántas fiestas de estas has venido? -La observé dirigir sus ojos marrones en dirección al cielo nocturno como si estuviese haciendo cuentas.

-¿Tengo que decírtelo con exactitud o un aproximado? -Le golpeé juguetonamente en el brazo para que no bromeara.

-¡Es obvio que quiero un aproximado!

-Aha... -Me miró feliz. -Desde que entré a tercero de secundaria. Una compañera y yo insistimos a mi hermano para que nos trajera y bueno... ¡Aquí me tienes!

-¿Por qué nunca me hablaste de esto? -Reclamé haciéndome la ofendida.

-Porque siempre se nos iba el tiempo hablando de otras cosas tía, ¿por qué iba a ser? Tú tampoco me contaste el motivo por el cual te castigaron por dos meses hasta que llegaste a Madrid. ¿Sabes cuán difícil fue soportar la expectación? -Se agarró el cuello dramáticamente. -Sentí que moriría.

-Mejor entremos. -Dije negando con la cabeza a modo rendición.

Desde la calle se podía oír la música electrónica a todo volumen y los gritos animados de las personas. ¿Qué ha pasado con mi amiga tímida? Me pregunté cuando entramos en la casa y ella fue acogida por millones de saludos y abrazos. Definitivamente no quiero ni pensar en lo que haría mi padre si se enterase de que estoy en un lugar así.

-¡Viniste! -Dijo alguien a mis espaldas.

Giré y Leo me atrapó en un repentino abrazo que me costó corresponder. Cuando se separó una chica rubia, que parecía ser menor que yo, se prendió de su brazo.

-Nunca dije que no lo haría. -Respondí con una sonrisa en los labios.

-Esta es mi hermana. -Pasó un brazo por encima de los hombros de la chica a su lado. -Es un año menor que nosotros. Paris te presento a Perla. -Miré a la hermana de Leonardo con curiosidad.

-Un gusto Paris. -Le tendí una mano la cual tomó enseguida. Era más bajita que yo y no se parecía en nada a mi compañero, la única similitud era el pelo rizado y los ojos negros.

-Me encanta tu nombre Perla. -Comentó tímidamente.

-Y a mí el tuyo. -No lo decía por cortesía, en verdad me gustaba.

-¡Vamos a la piscina! -Maya se enganchó del brazo con el cual sostenía la mano de Paris, haciendo que la soltara.

Me arrastró hacia el jardín trasero donde varios chicos y chicas se aventaban a una enorme piscina. -¿No iras a lanzarme allí? -Grité horrorizada.

-¿Con lo linda que estás? Sería un desperdicio. -Me haló hacia una tumbona y me senté. -Espérame aquí. -Asentí y ella se marchó.

Mientras esperaba divisé a varios compañeros de clase y, entre ellos, a Olivia. La chica estaba sentada en las piernas de alguien a quien no podía ver bien, y desde donde estaba, daba la impresión de que en cualquier momento le comería la boca. Lo gracioso era que entre más ella se acercaba al muchacho, con más frecuencia este bebía de su cerveza, como si intentase evitar lo que iba a ocurrir.

-¿Estás sola? -Preguntó un chico de cabello negro y al cual se le marcaba una inmensa cantidad de tatuajes bajo la camisa blanca. Abrí la boca para responder pero la cerré al notar una vibración en mi bolso.

-Sí y no. -Le respondí al chico sacando mi teléfono y poniéndome de pie. ¡Era mi madre! Abrí los ojos con sorpresa. ¿Qué hago? -Mierda.

-¿Qué pasó? Tu novio dijo que no vendrá. -Miré al chico, que aún seguía parado frente a mí.

-Número uno... -Dije con una sonrisa de listilla, que se me había pegado de alguien con quien comparto cuarto. -No tengo novio. Y número dos... -Le enseñé el móvil balanceándolo frente a su rostro. -Tengo que responder.

Me alejé de la piscina y entré nuevamente en la casa para buscar un lugar tranquilo donde responder. Hacía calor así que me quité la chaqueta.

-¡Perla! -Leo apareció de entre un tumulto de personas que bailaban al ritmo de una canción de Daddy Yankee. -¿Qué sucede? Te veo perdida.

-No estoy perdida. -Aclaré y tuve que gritar para que pudiese escucharme. -Necesito hablar por teléfono en un lugar tranquilo. -El pareció entender ya que me tomó de un brazo y me llevó hasta la cocina.

-Paris. -Llamó a su hermana quien se encontraba sentada sobre la encimera, conversando con otras chicas y con joven mayor de aspecto familiar. -¿Podrías llevar a Perla a tu cuarto para que hable por teléfono?

-¡Claro! -Paris parecía casi eufórica. Se impulsó para parase y corrió hacia nosotros. -¡Vamos! -Dijo posicionándose a mi lado.

-¿Te han ofrecido algo? -Preguntó Leo a su hermana con preocupación. Ella negó. -¿Y tú? ¿Has bebido algo? -A mí me habló de forma más gentil, colocando con despreocupación un brazo alrededor de mis hombros. También lo negué con un movimiento de cabeza. -¡Les llevaré algo!

Dicho esto me dejó marchar con Paris, que me guió entre la multitud hacia las escaleras. Subí tras ella hacia el segundo piso y el ambiente se fue apagando según avanzábamos por uno de los pasillos. Nos detuvimos al llegar a unas puertas blancas de madera. Tras estas había un diminuto pasillo en donde dos puertas más se enfrentaban una con otra. La hermana de Leo caminó hacia una de ellas y la abrió.

-Pasa. -Pidió y lo hice.

Ella también entró, cerrando la puerta tras de sí y aislándonos por completo del ruido exterior. Miré la habitación sorprendida ya que me recordaba mucho a la mía. Predominaban los colores azul y morado, los afiches de mi boyband favorita y adornos de BT21.

-¿Eres ARMY? -Le pregunté sorprendida y ella abrió los ojos como platos.

-¿Tú también?

-Orgullosa de serlo. -Dije con una sonrisa.

-Cada vez me caes mejor. -Confesó.

-Y tú a mí.

El sonido de la voz de Jung Kook de BTS interpretando Butter, hizo que mirase mi teléfono y recordara que estaban llamándome. Suspiré y contesté:

-¿Mamá?

-Perla, ¿dónde estás?

P.D. La verdadera libertad viene de amarse y aceptarse a uno mismo tal como eres.

 La verdadera libertad viene de amarse y aceptarse a uno mismo tal como eres

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P.D. No me odies. Posdata # IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora