Capítulo 19

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El resto de camino lo único que se escuchaba en el interior del Roll – Royce, era el leve sonido del motor, el cual era amortiguado constantemente por el eco que dejaban los autos que pasaban a sus costados.

Rebecca sabía que Freen estaba más que molesta porque no se había movido desde que giró la cabeza para mirar por la ventana de su lado. Su cuerpo se notaba muy tenso y sus manos estaban cerradas fuertemente. Sintió alivio cuando finalmente estacionó en su casa, así podría al menos escucharla gritar que, probablemente, sería lo que haría.

En cuanto el auto se detuvo, Freen se quitó el cinturón de seguridad y salió tirando fuertemente la puerta. Caminó con ímpetu hacia la casa y en segundos también se escuchó el portazo cuando entró.

Rebecca negó con la cabeza, mientras retiraba la llave del contacto. Se quitó el cinturón y bajó del auto. Su lesión en el muslo no le permitía andar rápido aún, así que, con toda la calma que pudo, caminó hacia la casa. Pasó por la sala y vio la cartera en el sofá, así que dedujo que Freen no se encontraba en la habitación. Fue hasta la cocina y la encontró sirviéndose un vaso de agua. Ella caminó en silencio y se sentó en uno de los asientos de la cocina. La miró tomar el agua; luego lavar el vaso, ponerlo a escurrir y disponerse a salir de allí.

—Freen —ella se detuvo, pero no la miró—... te pido disculpas por no decirte que había hablado con Neung. Te soy sincera cuando te digo que no lo mencioné por no alterar nuestra convivencia y después lo olvidé.

—Me cuesta creer que lo olvidarás.

Freen permanecía mirando hacia la puerta de la cocina.

—Tú hiciste que me olvidara de mucha cosas —dijo Rebecca con el corazón acelerado.

El ser humano es tan complicado y, simple, al mismo tiempo; todas las palabras están escritas, ordenadas para expresar ideas, sentimientos, pero cuando se intenta confesar la verdad que hay en el corazón, el resto del cuerpo reacciona, nos hace sentir tanto miedo, que optamos por decir las verdades a medias para protegerlo.

Finalmente Freen se giró y la miró.

—Rebecca, es cierto que desde que nos casamos, no me has dado motivos para dudar de tu palabra, pero...

—¿Entonces por qué no me crees? —la interrumpió.

—Porque no olvido lo que intentaste hacer por recuperar a Neung. No olvido que me besaste la noche que ella volvió. Precisamente esa noche — recalcó con rabia, pero luego respiró profundo para calmarse un poco—. Rebecca, sé cuánto ella y yo nos parecemos físicamente.

—¿Crees que intento reemplazarla contigo?

—¿No es así? —contrarrestó.

—No —respondió con firmeza. Freen se acercó unos pasos.

—Estabas enamorada de ella.

—Eso creía, pero ahora me doy cuenta que no era así.

Entregandome a tu amor (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora