Entregandome a tu amor (Freenbecky)

Capítulo 21

—Mi auto no está en casa —dijo Freen y luego hubo una pausa en la línea.

—Uppp... lo olvidé. Ya enviaré a que lo busquen.

—Más te vale. O tendré que usar tu Roll – Royce —amenazó sonriendo. Rebecca no lo admitía abiertamente, pero era un poco recelosa cuando se trataba de su auto y ahora que era nuevo, seguramente lo sería mucho más.

—Lo tendrás en menos de una hora —Freen se sobresaltó al escuchar el timbre de la puerta sonar—. ¿Qué es eso? —preguntó Rebecca.

—Están tocando el timbre de la casa.

—¿Esperas a alguien?

—No —respondió, mientras caminaba hacia la puerta. Frunció el entrecejo cuando echó un vistazo por la mirilla y vio al visitante—. Es Kirk

—dijo al tiempo que abría la puerta.

Ella no entendió lo que pasaba cuando éste le arrebató el teléfono de la mano, cortó la llamada, lo arrojó contra el piso y luego la empujó. Lo hizo con tanta fuerza que casi la hace caer.

—¿Qué crees que haces? —gruñó Kirk al tiempo que cerraba la puerta tras de sí.

El miedo se apoderó de Freen cuando vio sus ojos. Estaban fríos, como si no tuvieran vida.

—¿Qué haces? —preguntó a su vez tratando de mantenerse tranquila ante la extraña situación.

En ese momento, comenzó a sonar el teléfono de la casa. Freen lo miró e intentó ir hacia él, pero Kirk la alcanzó antes de que pudiera hacerlo. La tomó desde atrás por la cintura y la arrojó con fuerza contra el sofá. Se escuchó un golpe y su cuerpo rebotó y cayó en el piso.

El golpe la dejó sin aire y en el codo derecho, que había amortiguado la caída al piso, sintió un fuerte corrientazo y luego vino el dolor. Desde el piso vio a Kirk, parecía fuera de sí y respiraba agitado. Su gesto tenía una mezcla de dolor y rabia cuando tomó el teléfono, arrancando el cable y todo y lo lanzó lejos de ellos.

—Kirk, no sé por qué estás haciendo esto, pero por favor, detente —le pidió mientras se ponía de pie y daba pasos atrás tratando de alejarse de él.

Éste a su vez, la seguía.

—¿Qué no sabes por qué estoy haciendo esto? ¿Te parece poco haberme traicionado?

—Yo no te he traicionado.

Una espantosa carcajada brotó de la garganta de Kirk.

—Oh, Freen, como quisiera que eso fuera verdad —dijo él mientras unas lágrimas comenzaron a humedecerle el rostro—. Te casaste con esa anormal

—pronunció la pablara como si le diera asco al tiempo que daba un paso hacia ella—. ¿Sabes? Eso yo podía aceptarlo. Sé muy bien que eres una mujer que no vas a caer en sus juegos. Además, Phong me dijo por qué te casaste, pero hoy —dio dos pasos más. Ella seguía retrocediendo— me dices que estas enamorada de ella. Entonces entendí que te atreviste a traicionar nuestro amor. No habría sucedido sido así si la hubiera matado cuando lo intenté.