Capítulo 13

749 95 11
                                    

Las pruebas que hemos realizado hasta ahora nos siguen mostrando que no hay daños en el globo ocular izquierdo de su esposa —explicó el oftalmólogo a Freen y sus amigos tras la revisión que le había realizado a Rebecca—, por lo que no hay razón para que no recupere a visión tras la desinflación.

—Sin embargo, es importante que sepa que hay una leve inflamación del lóbulo occipital, que es la parte del cerebro responsable de la visión — intervino esta vez el neurólogo—. Hasta ahora no hemos encontrado evidencia de que su esposa haya recibido un golpe en esa parte de la cabeza, por lo que no encontramos una explicación de por qué está inflamado. Sólo podemos deducir que es un efecto colateral del golpe frontal que si es evidente.

—¿Y eso qué significa? —preguntó Freen.

—Que la falta de visión en su ojo izquierdo se pude deber a esa leve inflamación, pero sería contradictorio porque entonces no debería ver en absoluto.

—¿Quiere decir que va a recuperar la visión? —preguntó esta vez Colin. Los doctores se miraron.

—No hay razón para que no lo haga —respondió el neurólogo.

—¿Pero es posible que no suceda? —Freen formuló la pregunta casi sin darse cuenta.

—Si eso sucediera, sería una probabilidad mínima. Los amigos se miraron entre sí.

—Bien. Si no tienen otra pregunta —habló el oftalmólogo.

—No, doctor. Gracias —dijo estrechando su mano.

Y así, ambos médicos se retiraron de la sala de espera dejando a Freen con una profunda preocupación. No podía imaginar que Rebecca perdiera la vista de su ojo izquierdo. Eso la iba a golpear muy fuerte. Pensando en ello se recostó en el sofá.

—No queda más que esperar —dijo Irin después de unos segundos de silencio.

—La enfermera me dijo que le avisara cuando estuviéramos listos para entrar. Uno a la vez —anunció Anika—. Yo quiero verla ya, pero creo que es mejor que entres tu primero, Irin.

—Está bien. Gracias, An.

Ambas se dedicaron una sonrisa y luego Irin se dirigió al puesto de enfermeras.

Era las 3:00 am. La madrugada se dibujaba eterna. El silencio llegaba y se apoderaba de la sala, hundiendo los pensamientos de todos en un estado de fatiga, pero manteniendo la esperanza de que Rebecca estuviera bien del todo, que esa mínima probabilidad que había mencionado el neurólogo se desvaneciera en el infinito.

Poco después fue el turno de Anika de entrar a la Unidad de Terapia Intensiva. Todo continuaba igual, no había cambios en el estado de Rebecca que pusiera indicar que la inflamación que tenía en el cerebro aumentara.

Cuando el reloj de la sala de espera marcó las 7:00 am. Otra enfermera le anunció a todos que Rebecca estaba siendo traslada a una habitación, lo cual hizo subir los ánimos. Podrían verla sin tantas restricciones.

Entregandome a tu amor (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora