Capítulo 20

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Era viernes. El último día para terminar la jornada laboral de la semana, pero Freen decidió quedarse en casa para descansar; Rebecca la había dejado realmente agotada. Así que aprovechó para dormir.

Cuando despertó, a media mañana, lo hizo con una sonrisa plasmada en su cara, pero le duró poco. Al buscar el cuerpo de Rebecca en la cama, no lo encontró.

—Mujer madrugadora —se quejó aunque ya había visto la hora en el reloj despertador de su mesa de noche. 10:00 am.

Con algo de pereza se levantó, fue al baño y minutos después salió de la habitación. Encontró a Rebecca leyendo el periódico en la sala. En cuanto está captó el movimiento, miró sobre el periódico y sus ojos se iluminaron.

—Buenos días —la saludó de inmediato.

—Buenos días —contestó—. ¿Hay café? Rebecca rió.

—Por supuesto —respondió al tiempo que se levantaba. Se acercó a ella y la besó tiernamente. Luego la llevó de la mano hasta la cocina y le sirvió el café—. ¿Quieres cereal o prefieres otra cosa?

—Cereal está bien —respondió mientras se sentaba alrededor de la encimera—. ¿Vas a salir?

—Sí. Tengo que ir a buscar a la oficina unos documentos que debo revisar. Se supone que iría ayer, pero tuve que cambiar mis planes —dijo mirándola de reojos, pero sonriendo, lo cual la hizo sonreír también a ella—. Anika me va a volver loca si no voy.

—¿Por qué no te los envía? —ella dio un sorbo a la humeante taza de café.

Rebecca sacó un tazón de un gabinete y luego buscó la caja de cereal.

—Eso pensé, pero prefiero ir. Necesito salir un poco. Han sido demasiados días en casa —respondió mientras buscaba el yogurt en el refrigerador.

—Lo entiendo. Yo debo llamar a Kirk —dijo Freen con algo de cautela.

De inmediato, recibió una mirada interrogante de su esposa, al tiempo que ponía frente a ella el tazón con el cereal.

—¿Por qué tienes que llamarlo? —preguntó mientras se sentaba frente ella.


—Ayer acepté almorzar con él.

Rebecca se echó hacia atrás en el asiento y Freen se movió hacia adelante, posó una mano sobre la de ella.

—Sabes que está enamorado de ti.

—Lo sé. Y no pasa nada con él, ¿de acuerdo? —ella buscó su mirada.

Con resistencia los ojos miel la miraron.

—Está bien, pero vas a cancelar ese almuerzo.

—Lo haré —le aseguró y la mujer frente a ella asintió conforme.

Entregandome a tu amor (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora