Entregandome a tu amor (Freenbecky)

Capitulo 1

En las bocinas del Ford Mustang V6 Convertible resonaba la potente voz de Bonnie Tyler interpretando el clásico de la música pop, Total eclipse of the heart. Una de las canciones favoritas de Freen Sarocha, así que se permitió acompañar a la famosa cantante haciendo el coro y aprovechando la privacidad del momento para no torturar a nadie más.

—Turn around bright eyes... —vocalizó.

♪ Every now and then I fall apart ♫

—Turn around bright eyes...

♪Every Now And Then I Fall Apart ♪

—And I need you now tonight, and I need you more than ever, and if you'll only hold me tight, we'll be holding on forever...

Freen golpeó el volante y alzó su voz dejándose llevar por la intensidad de la canción.

♪And we'll only be making it right, cause we'll never be wrong,

together we can take it to the end of the line, your love is like a shadow on me all of the time ♫

La autopista estaba despejada lo que le permitió a Freen disfrutar de la velocidad, la potencia del auto y de la música. Había sido una buena semana para ella y se sentía plena; sus padres la invitaron a cenar y se dirigía hacia su casa. También su aniversario de bodas se acercaba y ella estaba involucrada en los preparativos de la celebración.

Cuando las ultimas notas de la canción morían en las bocinas, salió de la autopista. El tráfico iba un poco más lento, pero no lo suficiente para demorarla. Fue el turno de Carlos Santana y Rob Thomas con la canción Smoth. Definitivamente el ritmo cambió, pero no las buenas vibras de Freen, se sentía bien aunque no estaba realmente segura de por qué. Una luz roja la detuvo, así que siguiendo el ritmo de la música quitó las manos del volante y se movió gesticulando como si fuera ella quien tocara la guitarra en lugar de Santana.

Tras unos segundos la luz cambió y continuó su camino, ya entrando a la exclusiva zona residencial, Bangkok Park, donde residían sus padres. Tras hacer varios cruces por sus calles, apareció ante sus ojos las altas verjas de la entrada de la mansión de los Chankimha que se abrieron lentamente ante ella. Cuando hubo espacio suficiente para que su auto pasara, lo puso en marcha. Saludó al guardia de seguridad y condujo rodeando la majestuosa fuente que ocultaba con recelo parte de la mansión.

Freen Sarocha Chankimha, a quien todos llamaban Freen, era una mujer de cabellos tan oscuros como el ébano, sedoso y brillantes como pocos. Para muchos su mayor atractivo era su hermosa silueta, delineada por una cintura y caderas que invitaban a pecar. Para otros, su angelical rostro era lo que realmente seducía; era dueña de unos profundos ojos negros, una enigmática y cautivadora sonrisa, y por supuesto, su inteligencia no podía dejarse a un lado. Se había graduado con honores en la universidad y ahora ocupaba el puesto de Gerente de Relaciones Publicas de Chankimha Telecommunications & Company, empresa que su padre fundó y aún presidía.

Cuando desde el auto Freen perfiló la puerta de la casa, la vio abrirse y entonces salió una mujer apresuradamente, lo que la hizo reducir la velocidad.