Capítulo 9

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Freen intentaba despertar, pero una dulce calidez la invitaba a seguir en los brazos de Morfeo. Se removió levemente. Movió una pierna y sintió que algo la abrazaba. Esa sensación la hizo despertar del todo. Abrió los ojos, pero se quedó muy quieta. La habitación estaba en penumbras, aunque se notaba que ya era de día. Movió su mano sobre algo suave, pero al mismo tiempo palpó una pequeña protuberancia en la palma de la mano. Cuando sus sentidos despertaron completamente pudo escuchar los acelerados latidos de un corazón.

Entonces lo entendió todo.

Estaba abrazada a Rebecca, que también la envolvía posesivamente. Su corazón se aceleró en un segundo. Tenía la cabeza apoyada en el pecho de su esposa que la ceñía por la cintura y tenían las piernas entrelazadas. Su mano envolvía uno de sus senos. Con cuidado la deslizó hasta apartarla del todo, pero la sensación de la dura protuberancia se quedó marcada con un cosquilleo en su mano. Rogó en silencio porque Rebecca estuviera aún dormida. Lentamente movió la cabeza para mirarla y se encontró con los ojos color miel mirándola. Estaba un poco oscuro, pero pudo ver que brillaban con intensidad.

Se miraron por unos segundos en silencio. De pronto Rebecca movió su brazo abandonando su cintura y tan pronto como lo hizo ella extrañó su calor. Con el revés de la mano y con delicadeza, Rebecca le acarició la mejilla hasta bajar a la barbilla sin dejar de mirarla. Con su pulgar recorrió su garganta y luego movió su mano a la nuca y la dejó allí, acariciándola.

Su tacto era suave en su piel y dejaba una huella ardiente donde la tocaba. Un cosquilleo que experimentaba por primera vez, la hizo moverse por instinto hacia ella en busca de su calor. Movió su pierna entre las de Rebecca que respiró profundo y se tensó ante la sensación que le provocó la presión en su entrepierna.

Rebecca deseó besarla y abrazarla, pero haberse enterado de lo sucedido a Freen la hizo ver las cosas de otra manera y de lo equivocada que había estado. Ahora debía arreglar las cosas, no complicarlas más.

—¿Estas bien? ¿Quiero decir, más tranquila? —preguntó.

—Sí.

De nuevo se quedaron en silencio.

Freen tenía un torbellino de pensamientos revolviendo su mente. Saberse y sentirse entre los brazos de Rebecca, le provocaba sentimientos encontrados. Por un lado, algo le decía que estaba mal. La idea de que ella estuviera enamorada de su hermana, Neung, no se apartaba de su mente, lo cual le hacía querer apartarse de ella, pero su cuerpo reaccionaba a su cercanía sin control. Trataba de descifrar aquello. Sólo sabía que deseaba hundirse más en su calor y eso sí que había encendido sus alarmas. Ella misma no se reconocía y lo más absurdo, pensó, era que se sentía tan deliciosamente bien que no quería romper el contacto.

Como si Rebecca hubiera adivinado sus pensamientos, deslizó de nuevo el brazo hasta su cintura y la abrazó más. Ella acomodó de nuevo la cabeza sobre su pecho.

—Yo... —Rebecca habló, pero su voz sonó ronca, así que se detuvo, carraspeó un poco y luego continuó—. Yo no lamento haberte besado anoche

—dijo—. Sé que fue osado de mi parte, pero te besé a ti, Freen —hizo una breve pausa en espera de que la mujer entre sus brazos dijera algo, pero no habló—. Tú eres una mujer hermosa y creo que no tienes idea de lo que puedes provocar en las personas. Incluso, tu amigo, Kirk, está enamorado de ti.

Entregandome a tu amor (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora