El ducado de Willburg, no muchos los saben, pero a lo largo de la historia del imperio ha sido uno de los establecimientos humanos más antiguos debido principalmente a su proximidad a la casa de las flores.
No obstante, aunque el territorio sea antiguo no significa que la familia Willburg haya estado a cargo de este, el nombre del ducado ha cambiado en reiteradas ocasiones, al igual que la familia a cargo de este, aun así, el trato hacia los Milfiore siempre ha sido el mismo.
Al ser una pieza clave del imperio, las familias ducales nunca se han involucrado con ellos, ni mucho menos han ingresado a la casa de las flores sin la autorización de un miembro de la familia Milfiore.
Por lo que y muy a pesar de la cercana proximidad, la familia Willburg y su ducado no son del absoluto interés de los Milfiore, salvo por algunas excepciones.
Tristemente a pesar, estos deben vivir con el miedo constante de saber que, si algún día llegan a ofenderlos, toda la responsabilidad caerá sobre ellos.
Año imperial 1103, primero de marzo...
Aquella fue una mañana fría similar a muchas otras dentro de la casa de las flores.
El roció del césped se ilumina junto a la luz del sol, al tiempo que en el interior de la casa las tenues motas del polvo de las cortinas y alfombras empiezan a notarse con el amanecer, y en uno de los muchos pasillos de la casa el silencio predomina.
Hasta ahora...
Una tenue luz blanca brilla dentro de una puerta al tiempo que ambos jóvenes caen en el suelo, mientras que a sus espaldas la puerta por donde salieron se cierra de forma abrupta.
—Este piso... ¿siempre fue tan frio? — pregunta el joven Milfiore, ocasionando que ambos empiecen a reír.
—Pensé que la casa estaría en peor condición, nos fuimos dos años y medio, se sintieron como una eternidad —Espeta la joven Dríada.
—Así es..., espera un momento... —Exclama el joven poniéndose de pie rápidamente — Nuestra ropa, no es la que ¿llevábamos entonces?
—¿Entonces?, ahora que lo menciona...
Ante esa premisa el joven Milfiore rápidamente camina a un ventanal hacia el jardín de la mansión, donde Erse no tarda en rememorar lo ocurrido aquella noche, por lo que es incapaz de poner un pie sobre el césped.
—No ha cambiado —Clama el joven posando la mano junto a un árbol —el grosor de este árbol no ha cambiado, se supone que nos fuimos 2 años, pero, este grosor no tiene ni una semana de diferencia, ni siquiera un día.
Tras esas palabras Iván rápidamente corre al interior de la mansión hasta la cocina, donde las carnes saladas habían sido curadas, al tiempo que sobre la mesa Erse nota un periódico, con algunas manchas de grasa de banderilla.
—Todo sigue igual...
Ante esas palabras Erse se da cuenta que una vez más su uniforme se encontraba destrozado, haciéndole liberar un suspiro de cansancio...
—Me retirare para cambiarme, después podremos debatir sobre cuál será el próximo curso de acción —Señala la joven poniéndose en pie rápidamente.
—Había escuchado que el tiempo entre los reinos del vacío no se mueven de forma paralela, por lo que pudo haber pasado un día, o quizás algunas semanas —Murmura el joven —"Sin lugar a duda sé que, si desaparezco durante más de una semana, mis tíos son capaces de dejar el frente sur y venir hasta aquí a buscarme..."
—Entonces, me retiraré —Clama la joven Dríada dando media vuelta al tiempo que toda la tela de su espalda se cae al suelo revelando su piel a Iván.
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El Coleccionista de lo Perturbador (Hana no Zenchō 2)
Misteri / Thriller[Continuación del presagió de las flores desde el volumen 6...] «Esta es una historia ya contada muchas veces» «Iván Milfiore es el único heredero de una familia de renombre, he hijo de los más grandes héroes del imperio; Quien desde pequeño ha teni...