C15 - El Rey

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Lucas tomó la mano de Benjamín, rodeando su cuerpo con su brazo mientras apoyaba todo su peso en él. Con su otra mano, ayudó a Benjamín a apuntar y pronunciar el hechizo.

—Vamos, juntos, te prometo que seremos los reyes que debimos ser hace tanto tiempo.

Cuando atravesaron el portal, una energía invisible pero poderosa envolvió el mundo mágico, provocando una sensación inquietante en Satur, Ileana y los Hechiceros del Arcoíris.

—¿Qué es esta energía que estoy sintiendo? ¿Es normal? —preguntó Herrera.

—Yo también la percibo, ¿qué significa? —añadió Maciel.

Ileana miró a Satur con preocupación.

—Satur, ¿es lo que creo que es?

—Sí, alguien cruzó el portal.

—¿Será posible que haya...? —interrumpió Juan.

—¿Cómo es posible y qué tiene que ver con la desaparición de tu varita? —preguntó Celeste.

—Imagino que tiene todo que ver —dijo Herrera.

—Utilizaron el poder residual de mi varita para entrar aquí. Debemos encontrarlos y rápido —concluyó Satur.

Los Hechiceros del Arcoíris unieron sus fuerzas, levantando sus varitas y pronunciando juntos:

—"Que la luz encuentre aquello que en la oscuridad se esconde".

Ráfagas de luz salieron de sus varitas, rastreando la energía circundante. La varita de Juan Cruz detectó una energía roja, marcando el rastro que los llevó hacia el Bosque Encantado.

Un bosque prohibido hace mucho tiempo por los Cuatro Reyes Hechiceros Primordiales, conocido por sus criaturas que desorientaban y perdían a los hechiceros. Aunque los rumores se habían desmentido, la realidad era que los Reyes Hechiceros disfrutaban entrar allí para experimentar con su magia en privado.

Superando varios obstáculos, los hechiceros siguieron el rastro hasta encontrar a Lucas y Benjamín, exhaustos tras cruzar el portal, sin esperar que Satur y sus aliados llegaran tan rápido.

—Pensé que había sido claro. Aquí no eres bienvenido. Esa corona y varita que presumes no son más que una copia de mí. No sé tu nombre, no me interesa, pero sé que ese poder me pertenece.

—Mi nombre es Benjamín. Y soy el Rey Hechicero del Fuego.

—Tu nombre es Benjamín, pero jamás serás el Rey Hechicero del Fuego. Ni siquiera te llamarás hechicero, porque borraré tu nombre de esta existencia y de todas las demás. Me has quitado algo que me pertenece, y eso no tiene perdón.

—¡Lanzale un hechizo, es vulnerable! —gritó Lucas.

—Sí, soy vulnerable, soy humano. No tengo poderes. Vamos, lanza un hechizo. Pero te aconsejo que lo pienses bien, porque estás usando mi varita.

Benjamín lanzó un hechizo devastador hacia Satur en un rayo de color rojo intenso. Ileana intervino rápidamente.

—¡Protego!

Un hechizo de color verde agua salió de la varita de Ileana, protegiendo a Satur.

—Ile, baja tus defensas ahora.

Con temor pero decidida, Ileana bajó las defensas, dejando a Sátur aparentemente indefenso.

Una vez más, Benjamín lanzó un hechizo a Satur, pero cuando el hechizo estuvo a punto de tocarlo, se detuvo y apenas movió unos cabellos de Satur. Con una mirada, Satur dirigió el hechizo hacia Lucas, golpeándolo fuertemente.

—¿En serio creíste que mi propia varita sería capaz de dañarme? ¿Que el poder que me vio crecer, el poder que una vez tuve en mis manos, me haría daño? Estás muy equivocado. Cualquier hechizo que lances irá directamente hacia Lucas. Te aconsejo que tengas mucho cuidado.

Lucas quedó desmayado en el suelo. Benjamín, tembloroso, apuntaba con su varita hacia los hechiceros. La historia de Lucas y Benjamín parecía haber llegado a su fin. 

Los 4 Reyes Hechiceros "El legado de los elementos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora