A medida que Lucas y Satur se separaban de su abrazo, una poderosa energía comenzó a emanar del corazón de la tierra. El aire vibraba con una melodía mística, una sinfonía de renovación y esperanza. Satur sintió cómo la magia, antes ausente, regresaba a sus venas como un río desbordado por una tormenta.
La tierra bajo sus pies comenzó a temblar suavemente, como despertando de un largo sueño. Lucas, el Rey Hechicero de la Libertad, levantó su varita blanca al cielo, y un rayo de luz emergió de ella, disparándose hacia las nubes. El cielo, antes gris y opaco, se iluminó con un arco iris de colores, marcando el comienzo de un nuevo ciclo.
Satur: —Es hermoso, Lucas. Tu magia está devolviendo la vida a este mundo.
Lucas sonrió, su mirada llena de determinación y amor. —Juntos, Satur. Esto lo estamos haciendo juntos.
El suelo comenzó a abrirse en fisuras luminosas, de las cuales brotaron destellos y chispas mágicas. La tierra misma parecía cobrar vida, respondiendo al llamado del amor y la magia.
El Renacer de la Naturaleza
De las grietas en la tierra surgieron exuberantes bosques, donde cada árbol crecía rápidamente, elevándose hacia el cielo en un espectáculo majestuoso. Las hojas vibraban con un color verde esmeralda que brillaba bajo la luz del sol renaciente. Vides y flores de todos los colores trepaban por los troncos, llenando el aire con una fragancia dulce y refrescante.
Riachuelos cristalinos emergieron del suelo, serpenteando a través del paisaje, uniéndose para formar lagunas serenas. El agua reflejaba el cielo como un espejo encantado, mientras peces dorados danzaban bajo la superficie.
Satur y Lucas observaron en silencio, asombrados por la rapidez con la que la vida regresaba al mundo mágico. Era como si la tierra misma celebrara su regreso, respondiendo a su presencia con un vigor renovado.
Lucas: —Es el comienzo de una nueva era. Un mundo donde la libertad y el amor prevalecen sobre el miedo y la destrucción.
Satur: —Y lo lograremos juntos.
Mientras la naturaleza se transformaba a su alrededor, el suelo comenzó a temblar nuevamente, esta vez con más intensidad. De las profundidades de la tierra, surgieron pilares de mármol brillante, ascendiendo como torres hacia el firmamento. Los pilares se unieron en una danza de destellos y chispas mágicas, formando el contorno de un majestuoso castillo.
Piedra a piedra, el castillo se erigió con una rapidez asombrosa. Sus muros eran de un blanco puro, con delicados detalles dorados que brillaban bajo la luz del sol. Las torres se alzaban majestuosas, coronadas por banderas que ondeaban al viento, portando el emblema de una pluma, símbolo de libertad.
Frente a la entrada principal, dos estatuas colosales se alzaron. La primera representaba a Lucas, con su traje real y su varita alzada, símbolo de su poder y liderazgo. La segunda estatua era la de Satur, representado con su esencia de fuego, envuelto en llamas que parecían cobrar vida bajo la luz del día.
En el pedestal de la estatua de Satur, una inscripción grabada en letras doradas decía:
"El Rey del Fuego, Satur: Portador de Luz y Esperanza."
Las palabras resonaban con un profundo significado, reflejando el papel de Satur como guía y protector, incluso en los momentos más oscuros.
ESTÁS LEYENDO
Los 4 Reyes Hechiceros "El legado de los elementos"
FantasyEn un mundo donde la magia elemental define la esencia de sus habitantes, los destinos de poderosos hechiceros se entrelazan en una lucha por el equilibrio y el poder. Satur, el Rey Hechicero del Fuego, junto a sus fieles aliados, Ileana, la Hechice...