Capítulo 20: Misión difícil

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Luo Binghe se volvió inmediatamente.— ¿Tiene Shizun alguna otra instrucción?—

—Los dormitorios están por allí— dijo Shen Qingqiu. —¿Por qué caminas en la otra dirección?—

Los dormitorios de los discípulos y la leñera eran ambos un giro a la izquierda fuera de la puerta, sin embargo, Luo Binghe había girado a la derecha.

—Este discípulo quiere ir primero a la cocina, para preparar el desayuno de mañana para Shizun— dijo Luo Binghe.

Shen Qingqiu estaba en un aprieto. Realmente quería comer el desayuno de Luo Binghe, pero tener a un niño cocinando para él en lugar de dormir cuando ya era tan tarde en la noche, ¿no sonaba como Cenicienta y su madrastra...? En cualquier caso, parecía inhumano.

Al final, la conciencia de Shen Qingqiu ganó a su estómago. Tosió. —Tonterías. Es medianoche, ¿qué hay que cocinar? Vuelve y duerme—

Luo Binghe sabía que a su maestro le preocupaba que no descansara lo suficiente y aceptó con una sonrisa, pero aún así planeaba escabullirse a la cocina para trabajar más tarde.

Shen Qingqiu quería preguntarle si seguía durmiendo en la leñera, pero tras meditarlo un momento, llegó a la conclusión de que los jóvenes aún conservaban su dignidad. Preguntarle directamente sería embarazoso. Además, aunque hiciera dormir a Luo Binghe en el dormitorio de los discípulos, los demás estudiantes seguirían el ejemplo de Ming Fan y lo acosarían: le robarían las mantas y le esconderían los zapatos o lo que fuera, pobrecito.

—Mañana, recoge tus cosas y ven aquí— dijo Shen Qingqiu antes de que Luo Binghe se marchara.

Al principio, Luo Binghe no entendió lo que quería decir. —¿Shizun?—

—Hay una habitación lateral en la Casa de Bambú. A partir de mañana, puedes mudarte allí—

Si Luo Binghe viviera un poco más cerca, entonces en el futuro, sería más fácil tenerlo haciendo el desayuno y limpiando alrededor de la casa.

La adaptabilidad de Shen Qingqiu era, como siempre, tan increíble como una polla de récord. Hace un momento, había sido incapaz siquiera de mirar a Luo Binghe a la cara, pero ahora se atrevía a maquinar cómo hacer que el gran protagonista le sirviera de pies y manos: servirle el té, llevarle el agua, lavarle la ropa, doblarle las mantas, etc. Estando en medio de sus fantasías, no se había dado cuenta de la reacción de dicho protagonista.

De repente, Luo Binghe se abalanzó sobre él como un tigre, atrapándolo en un fuerte abrazo.

Cogido por sorpresa, Shen Qingqiu dio un respingo. Luego, su rostro enrojeció. Por primera vez en su vida, alguien le había envuelto en un abrazo de cuerpo entero, y no era una cálida y gentil doncella de piel de jade, sino un joven rebosante de energía tiránica, ahhh-.

El Sistema de Autosalvación del Villano EscoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora