Capítulo 3

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— Ah... —.

Abrió sus ojos con dificultad, su cabeza estaba dando vueltas, y lo primero que vio fue a una pequeña mariquita caminar frente a él por el pavimento, cuando escuchó otra voz, una ya conocida.

Kunudon.

— Eh, Karma... —.

— ¿Kunudon?, tu no deberías... — Se quedó callado al momento de visualizar mejor a su mascota, era... simplemente extraño. Ya no era un dragón, era un... — Kunudon, eres una... ¿bellota? — Cuestionó con confusión.

Kunudon dio vueltas, mirando sus propias extremidades.

— Eso... parece — Respondió con un tono ligeramente temeroso y extrañado — Pero... no tengo idea de lo que tú eres —.

Karma llevó sus cascos al frente de él, pero ya no eran cascos los que tenía, sinó... ¿manos?

Con esas extrañas extremidades cubrió su boca, tratando de ahogar un grito que amenazaba con salir. Luego separó sus manos de su boca y las miró con atención, sin comprender aún lo que eran y por qué las tenía.

En una perspectiva diferente, Karma ahora tenía la forma de un adolescente humano. Su piel era de un color durazno un poco más bajo y opaco, sus ojos manteniendo su mismo color, su cabello era corto y estaba ligeramente desordenado. Vestía un pantalón gris oscuro, zapatos negros, una camisa blanca, y una chaqueta blazer de color negro, en uno de los lados de su chaqueta, estaba la imagen de su cutie mark.

— ¿En... dónde estamos? — Preguntó Kunudon con preocupación.

De fondo, estaba una carretera, por la cual pasó un autobús de color blanco con una franja anaranjada.

— No lo sé... pero este debe de ser el portal devuelta a Equestria — Gateó por el suelo con un poco de dificultad, acercando una de sus manos a una de las partes de una estatua que estaba cerca de ellos.

Su mano atravesó el portal, y rápidamente la quitó.

Negó con su cabeza — Hay que encontrar mi corona para regresar lo antes posible allá — Dijo con seriedad.

Se dió la vuelta, encontrándose con un gran edificio.

Tokyo High School.

— Yo sugiero que empecemos buscando por el castillo primero — Dijo mientras colocaba sus manos sobre el suelo.

— Suena bien — Kunudon se subió en su espalda.

Avanzaron unos metros, cuando Kunudon notó algo. Con su mano dio unos suaves golpes al hombro de Karma para que viera lo que él estaba viendo. Una persona caminando en sus dos pies, paseando a su mascota.

— Si, bueno... no creo que así sea como el nuevo tu debería... —.

No terminó de hablar. Karma rápidamente se incorporó en sus dos pies, saludando nerviosamente a la persona que estaba pasando cerca de ellos, Kunudon cayendo de su espalda. La persona sólo los miró con extrañeza, para después seguir con su camino sin más.

— Vamos, no quiero estar más tiempo así de lo necesario — Dijo mientras apoyaba sus manos en el barandal de las escaleras para evitar caer.

— Mira el lado positivo, ya no tienes que preocuparte por esas molestas alas —.

Karma lo fulminó con la mirada.

Llegaron a las puertas del edificio, Karma chocando de primera instancia con ellas. Se alejó mientras sobaba su cabeza, confundido al notar que la puerta no se había abierto como él esperaba.

— Mi magia... no está funcionando — Dijo preocupado.

— Era de esperarse, digo... no tienes tu cuerno —.

— ¿Qué estás diciendo?— Con una sonrisa tensa, volteó su mirada lentamente hacía Kunudon.

— Necesitamos buscarte un espejo — Kunudon se acercó a las puertas, empujando con sus manos, y una de ellas fue abierta.

Karma asomó su cabeza por la puerta, y al notar que no había nadie, decidió entrar. Observó sus alrededores, aquel lugar estaba conectado a varios pasillos, con banderas de color azul índigo con algunos emblemas, y había vitrinas donde se exponían algunos objetos, como diplomas o trofeos.

— ¿Qué opinas, Kunudon? — Apoyó sus manos en una de las vitrinas, su mirada estaba fija en los objetos, cuando miró su reflejo — ¿Qué soy ahora? — Llevó su mano a su cabeza, luego a la ropa que usaba.

Repentinamente, una campana comenzó a sonar, y diversas personas comenzaron a llenar el lugar.

Estudiantes.

Trató de alejarse, pero lo único que consiguió fue caer al piso, acompañado de algunos empujones y casi un balón en su rostro. Gateó por el suelo tratando de llegar a un lugar seguro. Cuando salió, notó que una de sus piernas había quedado atrapada, así que tiró, logrando sacarlo, pero chocando con alguien más.

Aquel chico estaba cerrando su casillero, cuando lo miró.

— Woah, ¿estás bien? — Preguntó mientras extendía su mano.

Su cabello era castaño, rapado de uno de los lados, sus ojos verdes como la esmeralda, y su piel un poco pálida. Usaba un pantalón y chaqueta negra, bajo la chaqueta una camisa de color blanco, donde estaba una imagen de un espejo.

Karma posó su mano sobre la de aquel chico, extendiendo lentamente sus dedos. Al momento de hacerlo, el chico lo ayudó a levantarse.

Asintió en forma de agradecimiento y respuesta, y el chico se retiró.

— No creo que esto sea un castillo — Kunudon dijo se repente.

• | ~ • ~ | •

Karma caminaba con indecisión por los pasillos de aquella escuela. Su mirada viajaba por todos lados, mirando a las demás personas que estaban en el lugar, cada uno en sus propios asuntos y sin notarlo.

Aún no terminaba de asimilar el cambio drástico en su entorno.

Nunca vi un lugar como este lugar
todo está cambiado,
y este mundo de cabeza está.

Uso ya dos pies,
eso es algo que no sé,
poco tiempo los tendré,
tengo mucho que aprender.

Comenzó a explorar sus alrededores, estando atento a cada movimiento de los demás. Se le hacía curioso la forma en la que interactuaban entre ellos, y el cómo usaban sus extremidades.

Todo era demasiado diferente, pero... también familiar.

Aquí nadie usa magia,
o alas al volar,
esta ropa no es usual.

Todo es confuso,
y nuevo es,
pero lo analizo y siento que...
es algo familiar también.

Que extraño es...

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