Capítulo 13

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El gimnasio decorado en donde sería el gran baile de otoño... estaba destrozado.

Los globos estaban reventados, las serpentinas rotas en el piso, la gran esfera que sería la que iluminaria el salón estaba caída y partida en dos. Mesas tiradas por todos lados, algunas incluso tenían las patas rotas, las botellas con jugo de manzana en el piso destrozadas. Todo estaba patas arriba.

— ¿No le parece algo espantoso? —.

Al lado de Gakushū Asano, se encontraba el subdirector Karasuma.

— Y después de que Rio Nakamura se esforzó tanto en terminar de decorar y que todo terminara perfecto — Siguió, mostrando preocupación.

El subdirector Karasuma se quedó con la boca abierta, sorprendido por el caos que en menos de un día se había creado en el gimnasio. Todos los preparativos para el baile de ese mismo día estaban arruinados.

— ¿Por qué crees que Akabane fue el responsable de algo como esto? — Lo miró con intriga y curiosidad.

— Tengo evidencia — Declaró mientras le mostraba una carpeta.

En las puertas del gimnasio, Sakakibara se encontraba asomando su cabeza, escuchando la conversación mientras fruncía el ceño.

• | ~ • ~ | •

En la oficina del subdirector Karasuma, se encontraba este mismo frente a la ventana la cual estaba cubierta por persianas, que era lo único que permitía la entrada de luz. Sentado frente al escritorio, estaba Karma Akabane, y a un lado de su silla, su mochila, en la cual Kunudon estaba oculto.

— Pero... pero no lo entiendo — Karma comenzó a hablar.

— Evidentemente eres tú en las fotografías, ¿no es así? — Cuestionó con seriedad, dejando sobre el escritorio una carpeta abierta, donde se mostraban múltiples fotografías del estudiante pelirrojo.

En todas se encontraba él destruyendo la decoración del gimnasio.

Karma miró con horror las imágenes — S–Sí, pero... —.

— Creo que ha de ser bastante obvio que la escuela no dejará que alguien que hizo algo así, compita con la corona del baile de otoño — Apoyó sus manos sobre el escritorio, mirando a Karma severamente.

Karma ya no se atrevió a decir nada, bajando la cabeza.

El lugar de quedó en silencio, cuando se escucharon suaves golpes a la puerta, la cual segundos después fue abierta, dejando pasar a Sakakibara.

— Subdirector Karasuma, encontré esto en el basurero de la biblioteca, tiene que verlo — Dijo mientras entraba y se acercaba al subdirector –bajo la atenta mirada de Karma–, en sus manos habían algunas fotografías recortadas.

El subdirector Karasuma tomó las fotografías recortadas, mirándolas con atención.

— Alguien combinó esas dos fotos para que pareciera que Karma fue quien destrozó el gimnasio — Explicó con calma.

— Te agradezco que me hayas traído lo que encontraste, Ren — Se acercó a su escritorio, sentándose en su silla — En vista de esta nueva evidencia, claro que puedes continuar con tu campaña para ser príncipe del baile de otoño —.

Karma sonrió con alegría, levantándose y abrazando a Sakakibara.

— ¡Gracias! No tienes idea de lo importante que es para mí — Dijo con una sonrisa, separándose segundos después con un notorio rubor en sus mejillas.

— ¿Qué más podía hacer?, ¿no demostrar tu inocencia? — Metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta, mirándolo con coquetería mientras que el rubor en las mejillas de Karma se hacía más fuerte, sus manos detrás de su espalda mientras lo miraba tímidamente — No sería un buen potro de Tokyo, ¿verdad? —.

— Temo que el gimnasio sufrió tantos daños que debemos el baile hasta mañana en la noche. Si me disculpan, tengo que informarle al director Koro sobre estos acontecimientos — El director Karasuma salió de la oficina, dejándolos solos.

Ambos se quedaron en silencio, cuando Sakakibara se atrevió a hablar.

— Oye... quería saber... — Lo miró con una sonrisa — Sí es que acaso no tienes ninguna pareja hasta ahora, ¿quieres ir conmigo al baile en la noche? — Preguntó finalmente.

Karma lo miró atentamente, con una gran sonrisa en su rostro, sus ojos brillando y sus mejillas tiernamente ruborizadas.

— Eso sería... — Se quedó en silencio — ¿¡Mañana en la noche!? — Se alejó de él — ¡No, no, no, no, no! ¡No puedo! — Dijo rápidamente, tomando su mochila y colocándosela nuevamente en sus hombros, saliendo corriendo de la oficina — ¡Mañana! ¡El portal! ¡Llegaré tarde! —.

— ¡Un no habría bastado! —.

• | ~ • ~ | •

Karma corrió hasta una tienda de ropa donde anteriormente se reuniría con los demás. Pasó de largo de ellos, encerrándose en uno de los vestidores mientras dejaba su mochila sobre una banca que había en el lugar.

— ¿Está todo bien, Karma? —.

— Ehm... ¿sí? — Dudó — Sólo que no está bien, no está nada bien — Dijo con preocupación, recargando su espalda en la pared — Sí no tengo mi corona hoy, no podré volver a Equestria en otras 30 lunas — Se sentó en el suelo, cubriendo su rostro con sus manos, mientras que Kunudon se acercaba para intentar consolarlo — ¿Qué haremos ahora? —.

— Hm... les diremos la verdad — Dijo Kunudon — Que sepan lo que hay en juego sí no la tienes está noche, nos ayudarán a pensar en algo —.

— ¿Pero qué tal sí no? — Se miró en el espejo del vestidor — ¿Qué tal sí al saber cómo soy realmente...? — Su reflejo cambió por un momento, mostrando su versión pony.

— Karma, estos chicos se juntaron contigo porque supieron lo que había en tu corazón, incluso cuando más de una vez perdiste los estribos frente a ellos, aún así se quedaron contigo y te entendieron, no sentirán nada diferente por ti cuando sepan que eres un príncipe pony de Equestria —.

El reflejo nuevamente pasó a su versión humana.

Karma sonrió ligeramente — Me alegra que me hayas seguido, Kunudon — Acarició su cabeza.

— A mí también... a menos que nos quedemos aquí otras 30 lunas — Murmuró en voz baja, y Karma sólo rió suavemente.

— Vamos, ya hay que salir —.

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