𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 | Hace cinco años fui a una fiesta, me acosté con un joven muy hermoso y me embaracé de él, no por dinero, ni poder, ni por amor. Fue un error. Tuve un hermoso pequeño.
Pero saben que, no me arrepiento de lo que hice y ahora si debo...
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Kim Taehyung
—Necesito que me escuches, por favor. —Seguía a Jungkook por toda la casa.
— No —era la misma respuesta que me había estado dando el último mes. No iba a quedarme callado. Lo seguiría y molestaría todo lo que pudiera con este tema— Ya sabes por qué. Lo hemos hablado.
— Sí, lo sé. Pero no puedes hacerlo. Solo míralo. No puedo dejar que lo expongas a esa responsabilidad en tu mundo cuando aún puede afrontar lo que hizo —él se detuvo, se dio la vuelta y me miró desde su altura— No trates de hacerle el malo conmigo. Sé que lo ves. Es tu hijo.
— Es mi hijo, y mientras más rápido se acostumbre a este mundo, mejor —me acarició la mejilla con su mano— Y sé que quieres lo mejor para él. Pero necesita enfrentarse a esto. Cuando tenga diez años, sabrá todo lo que necesita para manejar esto solo. Yo moriré y él heredará esto, igual que yo lo heredé de mis padres. Y tú estarás a su lado si lo necesita.
¿Con 10 años?
Una lágrima cayó por mi mejilla. Entendía lo que decía, pero no podía, mejor dicho, no quería que sucediera. Mi hijo heredaría esto, sería el rey del bajo mundo, y no puedo asimilarlo todavía. Es mi pequeño, mi niño. Y su padre, quiero creer que lo sabe, pero hace lo que cree que es mejor.
—Sé que dije que no íbamos a presentarlo, pero con esto, todo el mundo debe saber lo que sucedió. Es el mejor momento, además las invitaciones ya están enviadas. Ya me confirmaron muchísimas personas. Todos los que él debe conocer estarán, y es mejor que lo conozcan de pequeño. Y vean en qué se convertirá. — Me aterró la simple idea de que mi hijo se vuelva igual que su padre. Sabía que podía ser posible, pero igualmente me aterraba. —Mírame a los ojos, Taehyung. Esto es lo que te dije que pasaría. Lo sabías. Discúlpame, pero así tendrá que ser. Hay que presentarlo.
—Lo sabía — repetí sus palabras, pero volví a agachar la cabeza. Él me levantó el mentón y me hizo mirarlo de nuevo. No podía ocultar mis sentimientos; él me conocía bastante bien.
Luego de años, sabía cómo tratarme para sacarme de la cabeza lo que pensaba. Cómo con simples palabras o gestos yo podía caer en sus brazos. Pero ya no lo hacía como antes, supongo que por la misma razón por la que no podíamos estar juntos. El peligro de ser suyo era mucho, según él. Le creía, pero de igual forma, quería ser suyo por completo sin tener que ocultarnos.
Miré de nuevo sus ojos. Podía ver la poca luz que le quedaba. Yo me había enamorado de esa luz, pero también de toda la oscuridad que él cargaba. Sabía que lo amaba. Pero tenía razón, era peligroso estar juntos por completo; podía suceder cualquier cosa.
¿Tan complicado tenía que ser nuestro amor? ¿Por qué? Yo quería ser suyo. Pero bueno...
