Capítulo 1: switcheroo

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MK corre por la choza, saltando sobre un taburete, manteniendo el equilibrio con una sola pierna sobre este mientras se estira para pegar con cinta adhesiva las guirnaldas por el techo. Su lengua se asoma por entre sus labios y luego salta hacia atrás, aterrizando en el suelo y colocando sus manos en su cadera con una sonrisa satisfecha. —¡Está listo! —grita con entusiasmo.

Mei, que estaba detrás suyo, se gira y le sonríe mientras un globo que estaba inflando se le escapa de las manos y se va volando por el lugar. —¡Se ve bien MK! —ella dice, intentando ignorar el sonido que hace el globo que revolotea alrededor de ambos.

Entonces las guirnaldas recién colocadas se despegan y la sonrisa de MK cae antes de que salte de nuevo al taburete para volver a colocarla en su sitio.

—¿Quieres más cinta? —dice Mei, ofreciéndosela al chico, quien la toma y pone una cantidad exagerada de esta sobre la cuerda para mantenerla en su lugar.

—¡Gracias, ahora si no se caerá! —él aplaude sus manos, como sacándose el polvo.

—Haz dicho eso varias veces y no ha funcionado. —La chica dragón dice mientras vuelve a inflar globos.

—Esta vez se quedará. ¡Tiene que verse perfecto!

—Y luce bien, chico.

MK se sobresalta al oír la voz grave y tropieza, apuntó de caer del taburete, pero una mano sale de las sombras y le atrapa justo a tiempo.

—Pero creo que te estás esforzando demasiado. —Macaque emerge completamente de las sombras, intentando no sonreír, pero feliz de haber asustado al más joven.

—¡Viniste! —el chico se abalanza sobre él para rodearle con sus brazos y el mono usa su cola para alejarle, aun sintiéndose incómodo con los abrazos. —Me alegra que vinieras —termina diciendo, sonando un poco más tímido tras ser alejado.

—Pensé que odiabas a Monkey King y no vendrías. —Mei le dice con un tono de burla.

—Solo vengo por la comida gratis.

—Pigsy y Tang vendrán más tarde con la comida. Aún tienen que cerrar el restaurante. —El castaño dice mientras agarra unas tijeras y papel y comienza a cortar formas.

—Ya que estás aquí, podrías ayudarnos a terminar la decoración. —dice Mei, señalando los varios globos y mesas que faltan por colocar.

—No. No voy a ponerme a ayudar en una fiesta para Wukong. —Macaque pone una expresión de desagrado, que se ve inmediatamente cubierta por el globo ahora desinflado que había estado sobrevolando la zona y aterrizado sobre su cara.

Mei suelta una carcajada antes de seguir con lo suyo. MK aguanta la risa, pero aún así tiene una gran sonrisa en la cara cuando Macaque les ve con molestia mientras se saca el globo de la cara y lo lanza hacia alguna esquina.

—Vamos, Macaque, nos vendría bien un poco de ayuda. —Aún le sonríe mientras dice eso y despega las figuras de papel que estaba cortando para convertir en guirnaldas. Son figuras de monos, al menos hasta que las levanta y las cabezas caen al suelo como recién decapitadas. —Ow.

Es el momento del mayor para sonreír. Él es mucho mejor con las manualidades que estos dos. Entonces, cuando está por negarse de nuevo a ayudar, MK se levanta emocionado, mirando hacia la pared con una sonrisa radiante.

—¡Monkey King! ¡Qué bueno verte! Ya estamos esperando a que llegues. ¿Ya vienes en camino?

MK salta con emoción mientras el mono azabache mira a la chica dragón, quien se encoge de hombros ante su pregunta implícita, y ambos escuchan al chico dándole un monólogo a la nada, aunque ambos saben que Wukong debe haberse mostrado en su forma astral ante este.

—Espera, ¿cómo que no vienes? —sus hombros caen, su sonrisa se va de su rostro y se ve inmediatamente deprimido ante esas palabras. Macaque puede imaginar al terrible mentor diciéndole "Lo siento, chico" con un tono despreocupado antes de que MK vuelva a hablar. —¿Una semana más? ¡No, claro que no hay ningún problema! —él se endereza e intenta mostrarse confiado, pero todos los presentes en la habitación pueden notar su tensión. —Estaremos bien, Monkey King. Solo... volverás, ¿verdad?

Macaque frunce el ceño y suspira de mala gana ante la interacción que está viendo, o la mitad de una interacción, al menos. MK no debería de sentirse mal por esto. Mei le mira y le da una pequeña sonrisa de simpatía, probablemente pensando en que él también está preocupado por el chico.

—Bueno, chicos, Monkey King decidió que necesita más tiempo. —MK se gira a verlos con decepción escrita en su cara.

—Supongo que no habrá comida gratis entonces. —Macaque cruza sus brazos.

—Oh, Pigsy va a estar molesto. —dice Mei.

—Tendré que llamarlo. —Mk busca en sus bolsillos hasta encontrar su celular y comienza a marcar el número de su padre adoptivo. —Y puedo invitarte a comer, Macaque, después de todo, viniste hasta aquí porque te invité. —le da una media sonrisa al mencionado antes de que le respondan la llamada y comience a hablar con el demonio cerdo.

—Siempre hace esto, ¿verdad? —le murmura el demonio de sombras a la chica, quien solo tararea en afirmativo como respuesta.

(⋯)

El anaranjado de la puesta del sol ha sido ya drenado del horizonte, pero aún hay pequeños rayos morados a la distancia. Hace frío en el exterior y los humanos (o los que se ven como humanos) suben los cierres de sus chaquetas en busca de calor, mientras que el mono oculta la mitad de su rostro en su bufanda.

—Solo es una semana, no te preocupes por eso. —Mei intenta subirle el ánimo a su mejor amigo mientras coloca una mano sobre su hombro, pero él solo suspira.

—¿Y si sucede algo? No lo sé, ¿cómo otro fin del mundo? —él dice, con sus nervios subiendo por su columna vertebral.

Macaque hace rodar sus ojos. —Chico, no va a pasar nada. Además, no es como si no pudiéramos ocuparnos nosotros mismos de eso sin su ayuda.

Mei le entierra un codazo en el estómago al mono. —¡No le hagas caso! Solo será una semana, estaremos bien.

—Pero eso es lo que dije. —Macaque intenta defenderse, pero la chica dragón le mira con fuego en los ojos.

MK se queda quieto y mira fijamente delante suyo, los otros dos dan unos pasos más antes de darse cuenta de esto y detenerse para mirarle.

—¿Mk? ¿Qué pasa, estás bien? —su mejor amiga suena preocupada.

—Hay algo allí. —Él responde con un tono ominoso.

Los otros dos miran a la misma dirección que él.

—¿Qué es eso?

—¡Una aventura! —Mei se emociona, tomando un brazo de MK y tirando de él para correr directamente hacia la extraña luz azul en medio del bosque. Macaque se hunde en las sombras y les sigue.

MK detiene a Mei cuando están a solo unos pasos de entrar a un claro en el bosque, visiblemente nervioso. ¡Acaban de hablar del fin del mundo y él no tenía buenas experiencias con luces azuladas!

—Quédate detrás mío. —él dice en un tono bajo, caminando ahora frente a ella y sacando su bastón encogido de entre sus cabellos, haciendo que recobrara su tamaño normal.

—Pff. Te preocupas mucho. —dice ella, pero, aún así, le hace caso. Ambos entran en el claro y se quedan mirando..., una piedra brillante. MK mira a su alrededor antes de darse cuenta de que están solos y relajarse.

—¿Viste? No pasa nada. —Mei ríe.

—Es cierto. —Él ríe también, con un tono mucho más nervioso.

—¿Ya van a dejar de jugar en medio del bosque? —Macaque se materializa en medio de las sombras y, otra vez, asusta a MK.

El chico grita y tropieza directamente hacia la piedra brillante, la que cruje bajo suyo y empieza a liberar un montón de humo, que cubre completamente a MK y no parece alejarse de él.

—¡MK! —Mei grita alarmada, pero antes de que pueda ir por su mejor amigo, el demonio de sombras la aleja y va él mismo, saltando en medio del humo. Un audible "puff" suena y la luz azulada brilla con más fuerza, haciendo que Mei cierre los ojos.

(⋯)

—¡MK! ¡MK despierta! —la voz de Mei le llama terriblemente preocupada y MK cree que nunca antes la ha oído ser tan ruidosa.

—Ugh, ya. —Se tapa los oídos y rueda en el suelo. ¿Desde cuándo ha sido el bosque tan ruidoso? Le va a doler la cabeza.

—¡Macaque! —grita su mejor amiga sonando aliviada ahora, saltando sobre él. —¡Menos mal despiertas! MK, ¡MK aún no abre los ojos!

—Estoy bien. —El mencionado abre los ojos, bastante confundido. La manera en la que su amiga hizo esa frase sonaba mal. —¿Por qué todo es tan ruidoso? —dice como un susurro.

Mei le mira confundida y él es apenas capaz de notar cómo ladea su cabeza a un lado con la oscuridad nocturna.

—Podrías preocuparte un poco más.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó? —su voz suena extraña y Mei actúa igualmente extraño. ¿Y qué hizo esa piedra? — ¿Dónde está Macaque?

Antes de que la chica diga algo, oye otra voz cerca de ellos. Le parece conocida, pero no puede recordar a quien le pertenece. Suena extraño.

—Mei, quédate detrás m-

Pero no puede terminar de hablar, porque Mei salta directamente al desconocido y le abraza.

—¡MK! ¡Oh, MK, estás bien! —Las nubes del cielo se van y la luna ilumina el claro del bosque, dándole a MK una vista clara del desconocido. El chico queda helado ante la vista.

Mei está abrazando con fuerza a alguien que se ve igual que él, aplastando su mejilla contra la suya felizmente.

MK salta a sus pies rápidamente, en posición de pelea, dándose cuenta de que no tiene su bastón y entrando aún más en pánico por esto.

—¡Aléjate de ella, clon malvado! —él dice. Su voz suena aún más extraña cuando grita y siente como si pelos en su espalda se levantaran como piel de gallina. Algo va mal. ¿Era este realmente un clon suyo? ¿Se le olvidó recuperar a uno hace todo ese tiempo atrás? —¡Mei, ese no soy yo! ¡Ten cuidado! —dice suplicante, pero su voz no le hace caso y suena más amenazador que otra cosa.

Puede ver la confusión en la cara de la chica y cómo el clon frunce el ceño mientras intenta separarse del abrazo, aunque Mei tiene un agarre de fierro en él.

—Suéltame —dice simplemente. La joven queda helada ante ese pedido y le hace caso, soltándole. Él desconocido se levanta y se para frente a MK. Mei también se levanta unos segundos después.

Ninguno de los dos habla, pero MK oye sus respiraciones, los sonidos de los grillos a la distancia y el ruido de los animales salvajes del bosque. No solo eso, sino que Mei y el clon se ven más bajos y siente que todo esta descentrado, como si estuvieran demasiado a la izquierda. Lo está haciendo sentir enfermo.

OvershadowedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora