Capítulo 17: It doesn't matter, 'cause you're here

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Cuando Macaque entra a Pigsy's Noodles, ve a MK y Mei sentados en una de las mesas, escribiendo tan rápido en sus celulares que es casi difícil ver sus dedos.

—¿Qué crees que le guste? —Mei pregunta.

—No lo sé. —MK ladea su cabeza hacia un lado.

—¿Los perros? Todo el mundo ama a los perros.

—Me parece que es más de gatos.

—Cierto. —Mei responde. —¿Tal vez una bufanda nueva?

—Ya tiene una, la compró cuando fuimos los tres al centro comercial.

—Cierto.

Macaque frunce el ceño mientras les oye, acercándose a ellos. —¿Qué hacen?

Los dos se sobresaltan al oírle; a MK se le sale el celular de las manos, cayendo al suelo, y Mei guarda el suyo rápidamente en sus bolsillos. Macaque se agacha para agarrar el dispositivo, pero MK se tira al suelo antes de eso y lo agarra él mismo, riendo nervioso.

—¡No hacemos nada! —dicen al unísono.

Macaque no es idiota como para creerse eso. —Estaban hablando de mí, ¿no?

—¡No! —dicen de nuevo al unísono, agitando sus cabezas.

Macaque suspira. —Lo que sea. Solo no me metan en problemas. —Y comienza a caminar hacia las escaleras al segundo piso.

—¡Espera! —Mei llama.

—¿Sí?

—¿Qué llevas allí? —ella pregunta, señalando lo que lleva bajo su brazo: una carpeta repleta de hojas.

—Papeles. —responde, sin querer dar una respuesta real.

—Eso lo veo. —Mei frunce el ceño.

—Bien. —dice Macaque, yendose.

—De nuevo, ¿por qué queremos ayudar a este tipo? —Mei pregunta, hundiéndose en su asiento, sus labios estirándose como un tubo, sus cejas bajando.

—No es una mala persona y es nuestro amigo. —MK sonríe con nerviosismo.

—Mm. Aún no nos pide perdón. —Se le nota irritada.

MK se da cuenta entonces de que no se lo ha dicho. —Oh, en realidad, ya me pidió perdón por lo que hizo.

Mei abre bien sus ojos y los fija en su mejor amigo. —¿De verdad?

—Sí, fue al día siguiente de lo del picnic y la... explosión. —la última palabra la dice más bajo.

—¡Eso es bueno, MK! —Mei aplaude, con una sonrisa, pero luego se ve seria de nuevo. —Aunque a mí aún no me dice nada.

MK se rasca la parte posterior de su cabeza. —¿Tal vez no ha aparecido el momento correcto? Digo, no pasan mucho tiempo juntos.

—Podría intentar buscarme un poco, entonces. —Mei se queja.

—No es muy bueno con lo de socializar, ya sabes.

Mei no se ve feliz. —Cierto.

—Se dará, con el tiempo. —MK intenta tranquilizarla.

Mei saca su celular de sus bolsillos, ya comenzando a escribir al chat grupal que tenían. —Le diré a Monkey King que lleve a ver a Macaque la nueva película de Monkey Breach al cine. —dice, a sabiendas de que hacer eso molestaría mucho al ex mono de sombras.

MK no cree que esa sea una buena idea.

(⋯)

Monkey King no cree que esto sea una buena idea.

—¡La pasarán bien! —dice Mei. —A todo el mundo le gusta ir al cine.

—A Macaque no le va a gustar esa película. —Wukong responde.

—¡Al menos intenta invitarle! Ya compré los boletos.

El mono anaranjado ya está imaginando cómo Macaque encontrará una manera de acabar con su inmortalidad. —No.

Mei resopla. —¿Y si van, usan los tickets de la película y luego entran a otra sala a ver otra función? —ella ofrece.

Wukong en realidad cree que eso no es tan mal plan.

—¿Pero cómo le voy a invitar?

MK y Mei se miran entre sí. No habían pensado en eso. —¿Dile que quieres pasar el rato con él? —MK ofrece.

No, la verdad no iba a funcionar. —¿Otra idea?

Mei parece pensarlo un segundo. —Dile que querías invitar a MK, pero que él está ocupado.

Wukong no está muy seguro de eso, preocupándose de crear sentimientos de celos. —¿Otra?

—Dile que Mei y yo íbamos a ir, pero surgió algo, así que te dimos las entradas. —MK dice.

—Sí, eso podría funcionar. —Wukong dice.

—¡Buena suerte, campeón! —Mei sonríe, dándole una palmada en la espalda.

(⋯)

Wukong sube las escaleras de Pigsy's Noodles al segundo piso y cruza el pequeño pasillo hasta estar frente a la puerta del cuarto de MK. Él respira profundamente antes de golpearla.

—Pasé. —la voz de Mk responde, sonando más grave y suave de lo que su dueño original le haría sonar: es Macaque.

El mono abre la puerta lentamente, encontrándose con el ex demonio de sombras sentado en la silla al lado del escritorio del cuarto, una de sus manos con sus dedos enrollados al rededor de un bolígrafo negro y su otra mano apoyando una hoja medio llena de escrituras sobre la mesa para evitar que se moviera. Él sigue escribiendo, sus ojos centrados en las palabras que crea con velocidad y letras circulares que parecen espirales; la luz de una pequeña lámpara de mesa iluminando su expresión.

Monkey King se queda mirando un rato, atontado ante la vista, hasta que Macaque deja de escribir, dejando el lápiz a un lado y levantando su rostro para observarle. —¿Wukong? —suena confundido, como si no esperara que fuera él quien entrase al cuarto, lo que tiene sentido.

Wukong no puede evitar pensar que sigue viéndose como siempre, incluso en un cuerpo completamente diferente, hay algo en él que le hace verse inequívocamente 'muy Macaque'. —Hey. —dice, con sus labios doblándose hacia arriba en una sonrisa pequeña y sus mejillas coloreándose ligeramente.

—Uh, hey. —Macaque todavía suena confundido.

Wukong se da cuenta de que le está poniendo incómodo y tose antes de hablar, su sonrojo yéndose. —Venía a... —y es justo ahora que se da cuenta de que decirle que le quiere invitar a ver una película suena como ofrecerle a ir a una cita, así que se detiene.

—¿Sí, a qué?

—Bueno, a... —él mira el cuarto, viendo los diferentes cómics y posters de él mismo, la temática del rey mono envolviendo el lugar, su propio rostro devolviéndole la mirada, hasta que se detiene en mercancía de Monkey Breach, la que tiene el mismo nombre que la película que se supone que irán a ver. —¿Sabes? Hay una película sobre mí en el cine.

Toda muestra de interés se va de la cara de Macaque. —Lo sé. —dice, volviendo su atención a lo que está escribiendo.

Wukong se siente más nervioso ante esto; no debió decir eso. —Y, eh, me estaba preguntando si querías... no, eh... —él se detiene, recordando lo que se supone que debe decir. —Mei y MK habían quedado en ir a verla juntos, pero no pueden.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —dice Macaque, su mano otra vez moviéndose sobre su manuscrito, la cantidad de palabras aumentando rápidamente en medio de la hoja oscurecida con tinta.

—Me dieron las entradas a mí.

—Mira, que bien. —La ironía resuena con claridad.

—Y quería saber si vendrías conmigo.

Macaque se detiene, su mano levantándose ligeramente para alejar la punta del bolígrafo de la hoja para no llenarla de tinta. Él levanta su cabeza, su rostro llenándose de disgusto, pero no le mira. —No.

El pensamiento inmediato de Wukong a esa respuesta es "que bien le conozco", puesto que sabía que esto era lo que vendría. —No tenemos porque ir a ver esa película. ¡Podemos ir y meternos en otra sala!

—Prefiero ver la película antes que ir contigo. —Macaque dice, refiriéndose a que entre dos torturas, prefiere aquella en la que el verdadero Wukong no está involucrado.

—Entonces podemos ir a ver esa película. —Wukong dice, sin haber captado el insulto. Macaque le mira con el ceño fruncido.

—No estás prestando atención. —El demonio de sombras dice.

Wukong piensa en eso, dándose cuenta de que en realidad se siente algo fuera de sí mismo. Aunque, ¿no es siempre así cuando está con Macaque? —¿Por qué no vamos? Seguro podemos pasarlo bien.

Macaque le pestañea, sintiéndose repentinamente más cansado. Él mira a sus escritos, notando que aún le falta mucho por completar y que probablemente ya no pueda concentrarse luego de esto. Él suspira. —Está bien, pero no veré tu estúpida película.

Wukong sonríe aún más ante esto, su cola agitándose tras suyo. —Bien.

Macaque se levanta, colocándose una de las sudaderas de MK sobre la camiseta que lleva, al parecer ya completamente acostumbrado a tomar la ropa sin tener que pedirla prestada, y guarda las hojas en las que estaba escribiendo en una carpeta, la cual luego oculta debajo del saco de dormir que ha estado usando. Luego los dos salen.

(⋯)

—No puedo creer que sea la única función del día. —Macaque dice, cruzándose de brazos con molestia.

—Lo siento, no lo sabía. —dice el mayor, mirando los grandes carteles a través de sus gafas de sol. Su capucha se mantiene sobre su cabeza y su cola está oculta, todo por evitar que los fans vayan a reconocerle.

Macaque se frota las sienes con una de sus manos. —Está bien, tú comprarás la comida y yo me quejaré de lo terrible que sea la película.

Wukong en realidad cree que ese es un buen plan. —Claro.

(⋯)

Se sientan en medio de la sala repleta de gente, los murmullos audibles desde cada lado. El dúo llega con dos baldes grandes con palomitas y bebidas extra grandes. Wukong ya está comiendo, puñado por puñado de sus palomitas, mientras que Macaque está sorbiendo en silencio.

Cuando la película comienza y los actores se presentan, Macaque ya los está juzgando para poder quejarse de ellos. —¿Por qué lo escogieron a él? —dice— no se parece en nada a ti.

Wukong levanta una ceja mientras mira al actor que le representa. Es un actor musculoso con cabello rubio largo. —Mm, ¿tú crees? —dice, echándose más palomitas en la boca.

—Es muy alto. —dice Macaque. —Tú eres un enano.

—¡Eh, no soy un enano!

—Lo eres. Siempre haz hecho un buen reposabrazos. —dice Macaque, sonriendo.

Wukong le mira. —¿En serio? —dice, colocando su codo sobre el hombro de Macaque. —Podría jurar que eres mucho más bajo que yo.

Macaque le frunce el ceño. —El chico es más bajo, no yo.

—¿Oh, en serio? Bueno, en este momento no parece ser así.

Macaque hace rodar sus ojos, secretamente divirtiéndose con esto. —De todos modos, tampoco eres tan musculoso.

—¿Tan musculoso? ¿Dices que soy musculoso?

Macaque se sonroja. —¡No! No lo eres.

—Oh~ supongo que te oí mal entonces. —ríe el mono anaranjado.

—Tampoco es un cabeza de zanahoria como tú. —Macaque continúa, refiriéndose ahora al color de su cabello.

El mayor se queda un segundo pensando en ese apodo. Hace mucho que Macaque no le llamaba así. En realidad, este tipo de conversaciones no las tiene con él desde hace mucho.

—Oh dioses. —Macaque dice, de repente, con la mirada fija en la pantalla.

Wukong mira la pantalla también para ver qué provocó esa reacción y sí, efectivamente, oh dioses: el actor de Zhu Bajie, el antepasado de Pigsy, es terriblemente atractivo, mucho más que el actor de Monkey King, siendo musculoso, con una melena negra y larga y una voz increíblemente gruesa.

Macaque y Wukong se ven entre sí, impresionados, justo antes de estallar en carcajadas.

—¡Shhh! —alguien de entre la multitud suena molesto.

(⋯)

La película no era tan mala, aunque funcionó más como una comedia involuntaria que otra cosa. Wukong y Macaque tenían que aguantar una risa cada vez que el actor de Zhu Bajie hablaba con su voz demasiado profunda y cada vez que el actor de Monkey King hacía poses heroicas, con su cabello agitándose con el viento, Macaque tenía que decir que se veía tan engreído como el verdadero, aunque también pareciera que estaban viendo un comercial de shampoo.

Es en medio de una escena de pelea con muy buenos efectos especiales que el mono anaranjado saca su balde de palomitas de encima suyo y se lo pone encima a Macaque, que le mira confundido mientras ahora tiene el doble de cosas encima. Wukong saca de su bolsillo una brújula con un ligero brillo azulado, la cual tiembla en su mano.

—Tengo que irme. —él dice.

—¿Qué? ¿A dónde? —Macaque dice, sin querer tener que quedarse solo a ver esta película.

—Es un fragmento del caos. Debo ir a recogerlo.

Macaque ya está levantándose. —Iré contigo.

—¿De verdad? ¿No quieres terminar de ver la película? —Wukong pregunta, Macaque levanta una ceja, como diciéndole en silencio que cómo se le puede siquiera ocurrir que eso le interese. —¡Está bien entonces, vamos!

Monkey King toma otro puñado de palomitas que se mete en la boca y traga antes de ayudar a Macaque a llevar las cosas hasta un basurero y tirar lo queda de lo que compraron.

—Qué desperdicio. —el demonio de sombras murmura.

Ambos salen del lugar y Wukong hace aparecer su nube. La gente al rededor empieza a gritar al reconocer el poder y el mono se ríe con orgullo ante lo reconocido que es. —Vamos, Mac.

Macaque se sube, mirando a los fans que comienzan a acercarse, pidiendo fotos y autógrafos. La nube se eleva, alejándose del suelo y Wukong acelera a gran velocidad, haciendo que Macaque casi caiga, aferrándose al mono de magia dorada para evitar perder el equilibrio. El mayor sonríe y rodea el torso de Macaque con uno de sus brazos para darle seguridad, mientras el contrario decide ignorar cómo su rostro se calienta con eso.

Ambos sobrevuelan por la ciudad, el mono celestial mirando su brújula mientras aún agarra a su guerrero cerca suyo. Cuando la brújula comienza a cambiar de dirección, saben que están cerca de lo que buscan y comienzan a descender. Es un prado, con pasto largo, flores silvestres y arbustos esparcidos por el lugar. Algunas aves salen volando cuando se acercan, al igual que unos conejos escapan.

Ellos bajan de la nube, sus ojos escaneando el lugar hasta ver un brillo dorado. Wukong y Macaque se acercan, el primero sacando la piedra rojiza que le confiaron en el reino celestial para que usara en estas situaciones.

—¿Solo vas a deshacerte de él? —Macaque pregunta.

—Es demasiado peligroso.

—MK y yo cambiamos por uno de estos. —Macaque dice, arrodillándose no muy lejos del fragmento. Su rostro se ilumina con la luz y Wukong puede ver su inquietud en su expresión.

—No lo toques. —él advierte. No saben que pueda hacer este pedazo de caos. —Aún no sabemos como funcionan.

—¿Sus efectos son al azar?

—No lo sé. Parecen serlo.

—¿Cómo volveremos a ser nosotros mismos, MK y yo?

Wukong no lo sabe y también le inquieta. —Descubriremos cómo. Iremos al reino celestial y saquearemos todo el lugar hasta encontrar una cura si es necesario.

—¿Volveremos a ser criminales? —Macaque sonríe suavemente.

—Sí debemos serlo, sí. —Wukong dice, con un tono seguro. —Haré cualquier cosa que sea necesaria para arreglar esto.

—Realmente no te gusta que tenga la cara de tu querido estudiante, eh.

Wukong resopla. —Por supuesto que no me gusta. ¡Es raro!

Macaque le mira a los ojos ahora. —Él te preocupa mucho, ¿verdad?

Su pregunta suena triste y Wukong se da cuenta de porque es. —Ambos me preocupan. —dice, sinceramente. Macaque se queda mirándole, su sonrisa pareciendo un poco más genuina ahora, la vida volviendo a sus ojos apagados. Ambos se miran unos segundos, antes de que Wukong recuerde que se supone que debe hacer su trabajo. Él carraspea. —Ponte detrás de mí, voy a ocuparme de esto.

Macaque se levanta y camina tras de él. Las piedras comienzan a brillar, la magia yendo directamente hasta la que el mono sostiene y desvaneciéndose poco después. —¿Eso fue todo? —Macaque pregunta.

El mono anaranjado se hunde de hombros. —No fue activada, así que no nos ocasionó problemas. Así de simple es.

—Que aburrido. —Macaque dice, caminando por el prado.

—¿Qué, querías destruir otra casa?

—Solo fue algo anticlimático, supongo.

—Sí, debió serlo. —el mayor dice. —Ya deberíamos irnos.

—Espera. —Los ojos de Macaque se centran en un brillo pequeño en el suelo. El de cabellos anaranjados se acerca a ver, preguntándose si es otro fragmento del caos, pero es solo una luciérnaga.

—No sabía que estábamos en época de luciérnagas. —dice, acercando sus manos al insecto.

—No lo estamos. —Macaque responde, mientras se arrodilla cerca de la criatura. —Aún hace demasiado frío. Despertó antes de tiempo.

Wukong le mira, fijándose en la expresión seria que Macaque tiene. —¿Eso significa qué...?

—Va a morir. —responde, mientras la criatura emprende el vuelo, alejándose de los dos. El rey observa, inquieto ante la mención de esa palabra.

—La voy a atrapar.

—Deja que sea libre. —Macaque habla en un tono bajo, sus palabras siendo guiadas hasta su compañero por la brisa del viento.

—Pero no quieres que muera, ¿verdad? —sabe que eso es lo que le angustia al menor, porque siempre se preocupa por la vida de otros, incluso si no lo admite.

—No querría que viva encerrada en un frasco, si eso es lo que ofreces para salvarle.

Ambos se quedan en silencio, viendo la pequeña criatura volando y brillando. Macaque se termina sentando en el suelo.

—Va a ser solitario, no hay más de su especie. —Wukong dice.

—Lo será.

Monkey King se sienta a su lado. Sentados sobre el pasto largo e iluminados por la luz de la luna y las estrellas, ambos están hombro contra hombro.

—No viven mucho tiempo. —Macaque comienza a hablar de la pequeña criatura y Wukong recuerda conversaciones del pasado, donde el demonio se pondría a explicar sobre como ciertos animales se comportaban en la naturaleza. Nunca entendió bien su interés por cosas tan simples, pero la fascinación del menor era contagiosa y siempre le oyó con gran atención, aunque horas después hubiese olvidado la gran cantidad de información que se le fue dada. Así que el mono anaranjado oye en silencio, preparado para una de esas charlas y dejando a su mente nadar en pensamientos, siendo guiados por la suave voz del guerrero.

—No muchas criaturas lo hacen —Macaque continúa. Wukong siente que aveces olvida el concepto de mortalidad, al haber vivido tanto tiempo en este mundo, al no poder morir. —Llegan a este mundo con un solo propósito y solo suficiente tiempo para cumplirlo y luego se van.

El mayor observa el campo desolado, la hierva agitándose con el viento. Normalmente no es solo una luciérnaga luchando contra la oscuridad, suelen ser muchas, juntas, danzando. Él se pregunta si Macaque también se siente solo, perdido y luchando contra la oscuridad sin nadie a su lado. Wukong no quiere que sienta eso. Él quiere iluminar el mundo de Macaque, tal y como Macaque ilumina el suyo.

—Ella no podrá cumplir su cometido. —Macaque sigue hablando, las palabras derramándose de su boca con un tono triste. —Va a estar sola hasta que muera.

—No suena justo. —El mono anaranjado sigue mirando, perdiéndose entre sus pensamientos y las palabras. Macaque tiene una comprensión del mundo completamente diferente a la suya, con una sensibilidad y admiración a las demás criaturas que no comprende del todo, pero que sabe que es una de las cosas que más le gustan de él.

—La vida no es justa. Tampoco lo es la muerte. La mayoría solo tiene que aceptar el ciclo, sin ningún escape de este. —Wukong se siente tranquilo pese a las palabras desoladoras de Macaque. El lugar es silencioso y su voz es suave. Le hace querer quedarse para siempre en este pequeño rincón del mundo, tal y como en las noches en las que se desvelaba a su lado.

—Siempre pensé que la inmortalidad acabaría con todos esos problemas. —el mono dorado dice, recordando su tiempo con la hermandad. Azure y el resto también parecían pensar lo mismo, pero Macaque siempre pareció tener dudas.

—No puedo imaginar un mundo donde la muerte no exista. —Macaque admite. —No creo que esa sea la solución. No creo que haya una solución.

El mayor observa al cielo, a las estrellas sobre los dos. —Las cosas son demasiado complicadas. —dice, con una risa. Macaque se mantiene en silencio.

—Aveces —cuando finalmente habla, suena roto. —me pregunto cuál es mi propósito. —Wukong deja de sonreír, sus ojos aún fijos en el cielo, pero su corazón puesto en Macaque. Él siente que tiene la misma duda. ¿Qué debe hacer, con esta vida sin fin que tiene? —La mayoría del tiempo no sé qué estoy haciendo, o lo que quiero hacer.

—Yo tampoco. —responde, pensando en cómo suele pasar su tiempo libre en su casa, viendo una y otra vez los mismos programas. No sabe que sería de él si MK no hubiera llegado a su vida. ¿Seguiría ocultándose del mundo, cansado de ser quien era, queriendo dejar su identidad de "Monkey King" de lado con el pretexto de haberse retirado?

—Aveces creo que no tiene ningún sentido que esté de vuelta: —la voz de Macaque tiembla, su cuerpo también. —Que esté vivo otra vez. —Wukong puede sentir las lágrimas amenazando a salir de sus ojos y está seguro de que Macaque ya esta llorando. —No sé porque estoy aquí.

Wukong no siente que deba tocarle, que deba estar cerca suyo. Él no es quien para tranquilizar a esta persona, a quien le ha hecho tanto daño, pero cuando le oye sollozar, su cuerpo se mueve instintivamente, uno de sus brazos rodeando a Macaque y atrayéndole más cerca suyo, apretándole contra su pecho mientras le rodea con un abrazo.

—No debería estar aquí. —Macaque dice, entre hipos, aferrándose a él.

—No necesitas un motivo para vivir. —responde suavemente, su voz cosquilleando en los oídos del más bajo.

—¿Entonces qué sentido tiene?

—No estoy seguro. —él dice. Ambos se quedan en silencio unos segundos tras eso, con respiraciones agitadas. —Pero sé que estoy feliz de que estés de vuelta.

Wukong se mantiene allí, desenredando los cabellos de Macaque entre sus dedos, intentando ignorar que no son los mechones oscuros y gruesos que relaciona a él. El demonio de sombras comienza a relajarse y a separarse lentamente, quedándose aún apegado a él, pero a la suficiente distancia para que se pueda ver su cara. El mono anaranjado mira su rostro con marcas húmedas y cómo se frota los ojos con fuerza con sus manos.

—Te harás daño así. —advierte. Macaque finge no oírle y sigue secándose la cara, a lo que Wukong agarra sus manos con las suyas para detenerle. El demonio se queda quieto, sus ojos estudiando como sus manos y las del contrario se juntan.

Wukong no puede evitar mirar fijamente al rostro que está demasiado cerca: los ojos y el cabello castaños no concuerdan, la piel pálida sin marca facial rojiza, los labios y cejas delgados, la nariz humana alargada. Es tan completamente diferente que es risible que aún así no pueda dejar de pensar que es demasiado obvio que se trata de Macaque. Casi puede verle doble, imaginando cómo entrecierra uno de sus ojos dorados mientras se frota el otro y su nariz de mono se arruga. Aún así, está molesto con que no sea realmente la cara del demonio, porque cree que tal y como están las cosas ahora, no tiene excusas para estar sonrojándose al verle.

—No queremos que le hagas daño a MK, ¿sí? —vuelve a hablar cuando se da cuenta de lo demasiado íntimo que parece el momento e intentando acabar con eso, porque sabe que es demasiado débil como para permanecer así, ignorando sus deseos de acercarse aún más, de querer averiguar que pasaría si reclama sus labios ahora.

Macaque deja de mirar las manos entrelazadas, separándolas. Su rostro se arruga con molestia, pero la manera en la que alarga los bordes de su boca hacen parecer que también hay decepción allí. El guerrero inmediatamente se aleja de él tras la mención del nombre del chico.

—No es esa mi intención. —murmura, mientras se sienta más lejos. Wukong ya está extrañando la cercanía, arrepintiéndose de su elección de palabras.

—Lo sé. —él se abraza a sí mismo, dándose cuenta de repente del frío nocturno.  —Esto del cambio de cuerpos es una molestia. —las palabras se le escapan, fastidiado de no estar pasando el tiempo junto al Macaque completo.

—Dímelo a mí. —Se queja.

—Uh, ¿cómo siquiera funciona? —Wukong pregunta, su mente centrándose en las cosas que no tienen sentido en la situación. —No tienes tu magia. ¿Significa eso que el caos alteró sus almas?

—Sí, el tipo de magia es un atributo del alma de la persona. —Macaque también se está abrazando a sí mismo ahora.

—¿Saben si hay algo más fuera de lugar? —Wukong se inclina ligeramente hacia adelante, más cerca de su acompañante. —Ya sabes, además de lo obvio.

Macaque cierra sus ojos con fuerza y suspira. —Lo hay. —Él mete una de sus manos bajo su sudadera y camiseta, sacándola luego con una cadena dorada enredada entre sus dedos y decoraciones del mismo tono que caen de su mano para colgar sobre su pecho. —Tu horrible collar no tuvo ningún efecto en mí.

El mono de magia dorada pestañea ante esto, su boca abriéndose y mostrando sus dientes en una pequeña sonrisa. —¿Aún lo estás usando?

Macaque frunce el ceño, su cara sonrojándose. —Me dijiste que no me lo quitara.

Wukong sonríe aún más ante estas palabras. —Sí, lo hice. —Él tararea.

El demonio se apresura a ocultar de nuevo el collar tras su ropa, su mirada alejándose del contrario para intentar ocultar su expresión avergonzada. —De todos modos, se supone que este artefacto debería haber expulsado mi alma de este cuerpo.

Wukong sabe que es lo que hace. Después de todo, se lo dio porque pensaba que así se desharía de cualquier posible espíritu maligno que pudiera estar haciendo a MK actuar extraño, sin saber que en realidad era Macaque quien estaba en su cuerpo.

La mirada del ser celestial se oscurece. Si el objeto hubiera funcionado como debía, hubiera enviado a Macaque de vuelta al Diyu y matado el cuerpo de MK. Su corazón se aprieta con la idea. —¿No te hizo daño...? No debí habértelo puesto.

—De nuevo, no me hizo nada. —dice Macaque y Wukong suspira, más tranquilo. —Es exactamente eso lo que me preocupa.

El mayor se mueve incómodo en su lugar, las palabras hundiéndose lentamente en su mente y formando una idea desagradable. —¿Te haz... sentido diferente?

Macaque suelta un resoplido. —Me siento genial, en un cuerpo que no es mío, con magia que no me pertenece y sin ni una idea de cómo usarla. Claro, me siento como yo mismo. —dice, con un tono más agresivo del que era necesario. Wukong lo toma como lo que es, pura frustración enmascarada en ironía.

—Claro, sí. —mueve su cabeza suavemente, encogiéndose ante la hostilidad. —Pero, me refiero a tu personalidad y recuerdos. ¿No sientes que algo va mal?

Macaque se toca la cara, acariciando el borde de su mejilla mientras su expresión se vuelve más desoladora. Él no está seguro. Suele estar solo en su casa, sin interactuar con las personas y ahora se ha encontrado teniendo que estar a diario con un montón de gente. No sabe cómo solía ser antes cuando estaba rodeado de personas, qué cosas solía hacer o decir. Sus recuerdos de eso fueron hace mucho enterrados bajo otros mucho más crueles, como su tiempo en el Diyu o el de su muerte.

Él, en estos momentos, está siendo tratado con más afecto del que se merece solo porque se ve como otra persona. ¿O le tratan diferente porque ha actuado diferente? ¿Su comportamiento y personalidad cambiaron por lo que el caos le hizo a él y MK? ¿De qué manera sus almas habían sido alteradas?

—No lo sé. —admite. —¿Crees que no soy yo mismo?

Wukong siente un nudo en el estómago. ¿Con quién ha estado en cada momento? ¿Quién es su pupilo y quién es su guerrero? Él piensa en esta última semana. Los cuerpos y ropas han estado mal un tiempo. Aveces MK le llamó por su nombre y Macaque por su título. Hay cosas engañosas que tiene que quitar de su mente. Él debe recordar las expresiones y los movimientos sin centrarse en cómo sus cuerpos se interponen en medio de las pequeñas acciones que demuestran quienes son.

MK siempre parece demasiado enérgico e inquieto. Mueve su cola, cosa que Macaque no haría y saca su lengua cuando intenta concentrarse en algo. Habla muy fuerte, con un tono que de alguna manera se las arregla para ser más agudo y sonríe demasiado, lo que se ve extraño en ese cuerpo. También es mucho más fácil de leer cuando está feliz o triste y pareciera nunca molestarse. También ha dicho directamente varias veces cómo se preocupa por él. MK definitivamente no se está comportando como Macaque, siendo el chico cariñoso y carismático de siempre.

Y cuando piensa en Macaque, la línea de pensamiento por la que va su cabeza es más meticulosa. Al principio pensó que no habían cambiado de cuerpos y Macaque era en realidad un MK muy molesto, pero no era así. Macaque es más reservado, difícil de leer y le gusta parecer misterioso y más rudo de lo que es. Pero eso no es todo lo que le representa. Monkey King reconoce las pequeñas cosas que demuestran su bondad e interés por lo que le rodea, las cosas que hacen que le ame tanto.

Macaque se emociona al aprender más de las cosas y se relaciona fácilmente con sucesos y situaciones, logrando ser muy empático y sensible. Es alguien que oculta sus emociones, con miedo a ser herido o herir a otros. Hace bromas irónicas y parece resignado de la vida, como si no le gustara estar en el lugar, pero si te fijas bien de vez en cuando puedes encontrarle con una pequeña sonrisa y a veces incluso soltando una risa que parece un gruñido. Él puede ser muy sincero diciéndote que es lo que cree que haces mal, diciendo que es lo que no le gusta o no le interesa, pero aún así aguantará esas cosas si es por hacerte sentir mejor.

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