Capítulo 28

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RODRIGO

No llegas tarde, pero siempre querré que hubieras llegado primero."

La tensión se corta en el aire. Creí que habíamos avanzado un poco después de la conversación que mantuvimos en el camino, pero se nota que no es así, ni siquiera le ha hecho gracia cuando le he preguntado si podía abrazarla, me ha contestado tan seria que creí que iba a congelarme con su mirada. «Será mejor que te mantengas en tu cama, o más bien, en tu lado de la cama, sé que lo has hecho a propósito» me dijo. Claro que lo he hecho a propósito.

Quiero abrazarla, tenerla a mi lado, sentir su calor y que crea en mis palabras, quiero arreglar el mundo para ella y vivir en un mundo en el que exista un nosotros. He decidido apostar todo por esto aunque eso signifique tirar por tierra la poca moralidad que me queda, la que me he labrado al construirme un hogar en ese pequeño pueblo, al abandonar la maldad, al ayudar a los demás. No paro de mentir y pienso seguir haciéndolo si es lo único que puedo hacer para tenerla a mi lado. Está mal, pero antes era otro Rodrigo, uno que no tenía reparos ni motivaciones a la hora de engañar y dañar por el bien de la institución, esta vez, tengo un motivo superior, un motivo digno y precioso: se llama amor, se llama Amaya.

Me reconforta confirmar que está del todo dormida, mi pajarito ronronea y duerme de lo más agusto. No soportaba verla tan preocupada y me he asegurado de que pueda descansar esta noche como ella necesita: he colocado en su fanta una buena dosis de melatonina y lo he hecho por el bien de ambos.

El móvil de Amaya se carga en la mesita de noche. Lo saco de la funda y le quito la carcasa trasera, me hago con su tarjeta sim y la coloco en el móvil de empresa, los proveedores de la cafetería tendrán que esperar un poco si intentan contactar conmigo mañana. Vuelvo a echar un ojo rápido a Amaya, sigue durmiendo como un bebe asi que salgo de la habitación de hotel con ambos móviles en mano. Me dirijo a la 337, una planta más abajo. Doy un par de toques en la puerta y un Ger con grandes ojeras me abre de inmediato.

Aquí tienes el móvil de Amaya, ¿has conseguido clonar la tarjeta sim?

—La pregunta ofende.

—Bien, ¿seguro que los mensajes y llamadas llegarán a la original?

—He bloqueado la red de esta tarjeta, solo recibirá el mensaje que nosotros le enviemos.

—Ger, podrás comprarte una mansión con lo que te pagaré por esto, ni siquiera te imaginas lo agradecido que estoy.

—Me lo imaginaré mejor desde la piscina de mi mansión ¿donde será? ¿Las islas Canarias, por ejemplo?

—Tú solo pide por esa boca. ¿Has traído también lo otro?

—Esto me preocupa más, Rodrigo. No sabes si esa mujer está muerta de verdad.

—No ha venido por su hija en más de veinte años. Amaya se merece un cierre y yo merezco estar con ella. Está es la única manera, si su madre está muerta, no tiene nada que buscar en Holanda.

—¿Y si quiere conocer sus orígenes? ¿visitar el país en el que nació?

—Buscaré una solución, por ahora, esto me ayudará a ganar algo de tiempo y con eso me vale.

—Ya tienes el móvil de Amaya.

—Gracias Ger.

—Rodrigo. —La voz de Gerlof me detiene en seco, suena seria, densa, inquisitiva. Está reprochandome, juzgando mis actos solo con la pronunciación de mi nombre. —¿Qué va a encontrar la chica cuando acuda a la dirección que reciba en el mensaje?

—A su amiga, eso es lo único importante.

—Has involucrado a tu padre, verdad. —No me hace falta responder, lo afirma, no lo pregunta. —Tengo curiosidad por saber qué le has prometido a cambio.

—Perdonar la falta de mi hermano —Aprieto los puños y desvío la mirada —Y su mujer. —Gerlof deja escapar el aire y, joder, siento su reproche en cada respiración. —Si mi hermano merece vivir y ser feliz junto a su mujer yo merezco lo mismo junto a la mía. Encontraré el modo de mantenernos alejados de mi familia.

—Este globo contiene una mentira muy grande, Rodrigo, lo estás llenando aún más y, tarde o temprano, va a explotarte en la cara.

—Cuando eso suceda me enfrentaré a ello a mi manera, como siempre.

Hasta que la mafia nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora