Capítulo 22

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RODRIGO

"Se me abrieron heridas viejas por golpes nuevos y así volví a sangrar donde antes dolió, entonces fue cuando me dí cuenta de que todos podemos llorar cuando nos derrumbamos."

Ger, tío, ¿qué pasa? Quita la tirita de un tirón ¿la has encontrado? —Gerlof tiene mala cara, se qué las noticias que tiene que darme no son buenas, pero, joder, no es necesario que se haga de rogar de esta manera. —¿Está muerta?

No lo sé —responde serio.

—¿No la has encontrado?

No

¿Entonces? Venga, tío, sé que pasa algo, suéltalo de una vez.

—Encontré su expediente del barrio rojo.

—¿Y?

—Encontré para quien trabajaba.

Mierda. El corazón me da un vuelco y una presión se instala en mi pecho, me empiezan a zumbar los oídos mientras noto como corre más deprisa la sangre en mis venas. Era demasiado bueno para ser verdad y yo lo sabía.

¿Era una de las chicas de mi padre?

Lo era. —Joder. —El jefe de la mafia contraria fue su encargo especial, vivieron juntos dos años hasta que él apareció muerto. —Gerlof me pasa una foto en la que se ve a un chico joven con el mismo pelo cobrizo y ojos amarillos de Amaya. —A juzgar por lo mucho que se parece a tu chica, diría que es su padre.

Estoy muriendo ahora mismo, sudo e hiperventilo, sufriendo en gran agonía. No puedo creer que estoy pasando por esto, mi familia... Mi familia, otra vez, me está destrozando.

¿Mi padre lo mato? —¿por qué lo pregunto si conozco la respuesta? Matar por sí mismo, ordenar su muerte a terceros, es todo lo mismo en realidad. Era su oponente y no hubiese enviado a la madre de Amaya si su objetivo principal no hubiese sido que todo acabase en su muerte, pero supongo que espero escuchar que Gerlof me diga lo contrario, que desmienta mis pensamientos y me consuele.

Es lo más probable. —Mierda.

¿Y a su madre? —A lo mejor ella desobedeció sus órdenes y por eso huyó, a lo mejor se enamoró de su objetivo y sufrió cuando lo mataron, a lo mejor ese hombre tenía familia, una familia que querría conocer a Amaya y vengar la muerte de su padre. Necesito saber que se esconde detrás de todo esto.

—Desapareció con tu chica durante un tiempo, hay órdenes de búsqueda de esa época, debe de haberse llevado consigo algo que tu padre quería. Hay otro informe del dos mil uno, la encontraron en Amsterdam, pero la niña no estaba con ella, no pone nada más, Rodrigo, no se que le pasó.

—Sabes tan bien como yo que le pasó.

Siento un dolor físico atravesando mi pecho, este nivel de sufrimiento no debería ser soportable, debería atravesarme el corazón de forma literal y ayudarme a descansar de una vez por todas, pero no lo hace, me mantiene en vilo, agonizante y herido sin terminar de matarme. ¡Mierda! Esto está pasando otra vez, lo estoy perdiendo todo en un segundo después de permitirme confiar y recuperar mis ilusiones, mi felicidad, mi vida, la oportunidad de amar y ser amado. Se me escurre de las manos. No importa cuanto me aleje, no importa cuanto reniegue y me jure no volver: la maffia nunca va a dejarme salir, nunca va a largarse de mi vida.

¿Cómo puede ser posible tan cruel coincidencia? La única mujer que logra interesarme después de tantos años, que hace hervir con fervor el amor en mi interior, el deseo y la lujuria, la única que logra devolverme las ganas de amar, luchar y crear una familia, un hogar: resulta que es una víctima de mi padre y, espero que no sea también un...

—¡Dime que ella no es un objetivo! —grito lleno de pánico.

—Por lo que he averiguado, no. —Respiro aliviado, su vida no está en peligro, pero mi padre, mi padre mató a los suyos y destrozó su vida. ¿Cómo puedo...? ¿Cómo puedo lidiar con eso cada vez que la vea?

No puedo estar con elladejo escapar en voz alta —, la única chica a la que logro querer después de siete años resulta ser una de las víctimas de mi padre.

—Rodri. Puedes intentarlo con ella, quedaros aquí...

—¿Y qué hago cuando quiera ir a Holanda a preguntar por su madre? O ¿cuando quiera llevar el caso a manos de las autoridades para pedir la ayuda que no encuentra en mí? ¿Cuando averigue que soy el hijo del jefe de la maffia holandesa y que la maffia holandesa mató a sus padres y la condenó a la soledad de un orfanato? ¿Qué hago con eso, Ger? Dímelo tú, tío, porque a mi me duele demasiado pensar en posibles respuestas.

Me derrumbo sin miramientos y lloro de rodillas en el suelo frente a mi mejor amigo. No me importa parecer débil. En estos momentos maldigo todo lo referente a mi familia y el negocio que decidieron regentar, maldigo que la maffia me haya dado de comer toda la vida a base del sufrimiento de otras personas. Ahora el que sufre soy yo porque me lo está quitando todo. Pronto siento como Gerlof, me envuelve en sus brazos y me susurra.

Lo siento amigo, pero tienes razón, es lo mejor para los dos. Tienes que dejarla ahora antes de que sea demasiado tarde.

—¿Acaso no he pagado suficiente por todos mis males? ¿Tengo que pagar también los de mi padre? Porque si es así, Ger, no puedo soportarlo. No quiero vivir una vida sin ella. Joder, acabo de encontrarla y no podré soportar perderla.

Hasta que la mafia nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora