Capítulo 27

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—¿Es que solo piensas en sexo? —chillo sonrojada.

—Si.

Su respiración cosquillea en mi cuello y me cuesta concentrarme o enojarme teniéndolo tan cerca. Y justo ahora tengo un asuntito pendiente qué arreglar.

—Tengo que irme, pero iremos por el vestido y tu traje mañana, ¿Te parece bien?

—Ya qué —se queja dejándose caer de nuevo en la cama.

—Solo prométeme algo —palmeo su pierna para llamar su atención—. No dejes que Kyle juegue con tu cabeza. Ni él ni nadie sabe lo que tú y yo sentimos, no los escuches.

—Lo sé —pone su mano sobre la mía—. Lo siento.

—Adiós, nene.

Beso su mejilla y salgo de su habitación antes de que diga algo que me haga arrepentirme de dejarlo solo esta tarde. Bajo la escalera en silencio para buscar a Bertha, necesito aclarar este asunto ahora.

—¿En dónde está? —le pregunto cuando la encuentro en la cocina.

—En el patio, poniendo hielo en su nariz —presiona los labios para no reírse.

—Bien.

Sigo por las puertas hacia el patio trasero y lo veo sentado sobre la silla del jardín. Una bolsa de gel presionada contra su nariz y un poco de sangre manchando su camisa.

—¡Tú! — Grita apenas me ve — ¡Eres una salvaje!

—¡Y tú un imbécil!

—¡Me golpeaste!

—¡Lo merecías!

Me detengo frente a él con los brazos cruzados sobre mi pecho. No me intimida en lo más mínimo que sea más alto que yo, o que pueda ser más fuerte. Papá me enseñó bien.

—¿Tanto te preocupa el bas...?

Levanto el puño en advertencia para que se olvide de terminar esa frase.

—Si, ¡Claro que me preocupa! Como debería preocuparte a ti, ¡Es tu hermano!

—Solo porque papá fue tan estúpido como para darle su apellido — Se burla — ¡Es un bastardo aunque te cueste creerlo!

—Deja ya de llamarlo así, a menos que quieras que ahora te parta la cabeza en dos.

—¡Deja de amenazarme! ¿Quién te crees que eres para atacarme así en mi propia casa?

—Solo actúo en consecuencia de tus actos. Voy a defender a John de ti y de todo aquél que piense que tiene derecho de ofenderlo. Me importa muy poco si eres o no su hermano.

—Algún día te irás — Sonríe de una forma que me causa escalofríos — Y no podrás defenderlo más tiempo.

—Me aseguraré entonces de dejarte un recordatorio para que no lo olvides nunca, ¡Nunca! ¿Me oyes?

—Tienes mucho valor para ser una chica tan pequeña — Se endereza en la silla y deja el empaque de gel sobre la mesa — ¿Crees que dejaré que me sigas golpeando?

Encojo los hombros con indiferencia, no va a intimidarme con sus palabritas.

—Sigo esperando a que te defiendas.

—No golpeo chicas — Gruñe.

—Solo a chicos indefensos... ¡Vaya! ¡Qué bueno eres!

—¿Quieres que te golpee? ¿Eso es lo que pretendes con provocarme?

—No te estoy provocando, te estoy advirtiendo de lo que va a pasar si no dejas a John en paz. ¿Quieres golpearme? Solo inténtalo, no tengo miedo.

—Pues deberías...

Se acerca con paso lento invadiendo mi espacio personal. Su torso empuja mis brazos aún cruzados sobre mi pecho y esto solo hace más evidente la diferencia de alturas.

—Me crio mi padre, que era marine y recibí clases de autodefensa desde los 3 años. ¿Crees que por ser una chica tienes asegurada la victoria?

—No voy a golpearte — Da un paso atrás — No voy a meterme en problemas con mi padre.

Antes de que pueda contestarle, levanta la cabeza y señala con la barbilla hacia la puerta de la cocina. Esperaba ver a Gisselle, pero es precisamente Charles Graham quien nos mira confundido.

—¿Kyle? ¿Liz? — Se acerca a nosotros con pasos lentos — ¿Qué te pasó en la cara?

—Me caí — Gruñe el rubio después de un momento en silencio — Liz me trajo hielo.

Charles me mira con incredulidad porque, siendo honestos, Kyle sería la última persona con la cual yo sería amable. El silencio incómodo se asienta entre nosotros, por lo que el rubio se aleja con rapidez.

—iré a alistarme para la cena.

Presiono mis labios para no reírme de la actitud de Kyle y realmente espero que nuestra breve charla dé resultados. No pido mucho, solo que deje en paz a mi chico.

—¿Qué hizo ésta vez? — Giro para mirarlo — Kyle, ¿Cómo se ganó el golpe?

—Le dijo cosas a John que no debía decir. En todo caso, pido guardárselos para él mismo.

—Tengo que decir, por muy malo que suene, que se ha ganado a pulso cada uno de esos golpes.

—Si, lo siento — Intento sonar seria — Espero de verdad que no vuelva a pasar.

Se ríe, niega levemente con la cabeza y mira hacia el lago Cunningham con cierta nostalgia. Supongo que tratar con dos chicos en duelo es más pesado cuando tú también sufriste una pérdida.

—¿Puedo hacerle una pregunta?

—Adelante.

—¿Por qué Kyle le tiene tanto rencor a John? ¿Es solo por lo de su madre?

Hace una mueca y yo espero en silencio a que él se decida a hablar.

—Creo que han pasado demasiadas cosas en esta familia desde la ausencia de Grace. John es quien más se parece a ella y mirarlo es un recordatorio constante de lo que perdimos. No me malentiendas, yo amo a mi hijo...

—Por supuesto, pero eso no explica por qué Kyle lo llama Bastardo de una forma tan despectiva.

—¿Qué?

Rayos.

Se gira para mirarme con los ojos muy abiertos por la sorpresa y me doy cuenta que cometí alguna clase de error al mencionar el asunto. ¿Demasiado entrometida?

—No sabía que aún hacía eso.

Se pasa las manos con frustración por el rostro y a mí se me agita el corazón por causarle más decepción sobre el rubio idiota.

—Es mi culpa por no querer causar más confusiones y diferencias. Supongo que tendré que hablar con ellos pronto.

La curiosidad me pica, quiero preguntar qué es eso que lo confunde tanto pero no me corresponde meterme en asuntos familiares.

—Como ya dije, John es el más parecido a Grace — Dice finalmente — No solo en carácter, sino también físicamente. Sofía y Kyle parecen copias de mi mismo, mientras que John es castaño como mi esposa. Durante una conversación que tuvimos ella y yo hace años, y que al parecer ellos escucharon, se dijo que uno de los tres no es mi hijo biológico.

—Oh...

—Los tres llevan mi apellido y los he criado con el mismo amor, pero es Kyle quien llegó a mi vida siendo un bebé.

Luz y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora